
Del progreso al desarrollo humano: evolución de un concepto multidimensional
Presentación del tema
1. De “progreso” a “desarrollo”
El concepto de “progreso” se forjó durante la Ilustración y la Revolución Industrial como sinónimo de mejora tecnológica y acumulación de riqueza. Bajo esta mirada, el éxito de una sociedad se medía por sus fábricas, su infraestructura y el aumento constante de la producción. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, muchos países alcanzaron elevados ritmos de crecimiento, por lo que se descubrió que esos picos de producción no siempre reducían la pobreza ni mejoraban la calidad de vida de todos los ciudadanos.
En la década de 1950 surgió la noción de “prosperidad”, que añadió al crecimiento económico el componente de ingreso per cápita y acceso a servicios básicos. Más adelante, el término “auge” describió esos periodos de crecimiento intenso, aunque a menudo inestable o concentrado en pocos sectores (Valcárcel, 2006).
A partir de los años 60, las Naciones Unidas, así como otros organismos multilaterales, incorporaron el concepto de “desarrollo” como un proceso multidimensional. Esta visión reconoce que, además del crecimiento del PIB, influyen la salud, la educación, la cohesión social, la equidad de género, la protección del entorno y la participación ciudadana. Así, planificar el desarrollo dejó de ser un ejercicio meramente económico, pasando a involucrar políticas sectoriales interrelacionadas, junto con la construcción de instituciones capaces de gestionar el cambio de manera integral y sostenible (Valcárcel, 2006).
2. Definiciones clásicas de desarrollo
3. Visión de desarrollo humano
Sen (1988) rompe con la concepción de desarrollo limitada al crecimiento económico, al proponer que éste debe medirse por la expansión de las capacidades individuales y colectivas. Las capacidades se refieren a lo que las personas realmente pueden ser y hacer: tener acceso a una educación de calidad, gozar de buena salud, participar en la vida política y social, al igual que vivir libres de miedo y escasez.
Bajo este enfoque, indicadores como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) combinan esperanza de vida, años de escolaridad y PIB per cápita para ofrecer una visión más holística del bienestar. Además, se introduce el concepto de “agentes libres”, enfatizando la importancia de que los individuos no sólo sean receptores de políticas, sino participantes activos en la formulación, ejecución, igual que la evaluación de los planes de desarrollo.
En términos metodológicos, planificar con base en el desarrollo humano significa:
Realizar diagnósticos participativos que identifiquen brechas de capacidad en distintos grupos (mujeres, pueblos indígenas o jóvenes).
Definir objetivos claros hacia la expansión de libertades (p. ej., garantías de derechos civiles o acceso a redes de protección social).
Diseñar instrumentos de monitoreo que midan no sólo variables económicas, sino también percepciones de bienestar subjetivo, niveles de empoderamiento y grados de inclusión social.
Ajustar las políticas sobre la base de evaluaciones de impacto que consideren las diferencias territoriales y culturales, asegurando que las intervenciones sean pertinentes y sostenibles.
Este paradigma coloca al ser humano en el centro de la planeación, lo que obliga a los planificadores a repensar el rol del Estado y de las instituciones, fortaleciendo su capacidad de coordinar políticas intersectoriales, así como de garantizar procesos de rendición de cuentas y transparencia
Objetivo didáctico de la clase
Al finalizar esta lección, el estudiante será capaz de describir la transformación histórica del concepto de desarrollo, desde las nociones de progreso y auge económico hasta la perspectiva de desarrollo humano. También podrá analizar críticamente sus implicaciones para el diseño de políticas públicas integrales que trasciendan el crecimiento del PIB.
Contenido didáctico
A continuación, se presenta el contenido didáctico de acceso abierto o institucional para profundizar en el tema.
No. | Nombre del recurso | Sinopsis | Tipo de recurso | Enlace Web |
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1 | Valcárcel, M. (2006). Génesis y evolución del concepto y enfoques sobre el desarrollo. Pontificia Universidad Católica del Perú. | Lectura que rastrea la genealogía de “progreso”, “prosperidad” y “desarrollo” desde la Ilustración hasta la posguerra. | Artículo PDF | [Acceder] |
2 | Seers, D. (1969). The meaning of development. IDS Communication, 44, 1-24. | Texto clásico que establece el triple criterio de desarrollo: pobreza, desempleo y desigualdad (IDS, 1969). | Artículo en línea | [Acceder] |
3 | Sen, A. (1988). The concept of development. In Hollis, C. and Srinivasan, T. N. (Eds.), Handbook of Development Economics (pp. 3 – 8). North Holland. | Capítulo del libro Handbook of Development Economics donde Sen plantea capacidades y funcionalidades como núcleo del desarrollo. | Libro electrónico | [Acceder] |
Material didáctico complementario
No. | Nombre del recurso | Sinopsis | Tipo de recurso | Enlace Web |
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1 | González Meyer, R. (2013). Revisitando la historia de las teorías del desarrollo. Revista CUHSO, 23(1), 55 – 91. | Revisión crítica del desarrollismo ortodoxo y sus impactos en América Latina. | Artículo académico | [Acceder] |
2 | Learning Sphere [Learning Sphere 101] (16 de marzo de 2025). What is Human Development Index [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=KzAONF02xnY. | Explica por qué el PIB per cápita no basta y detalla cómo el Índice de Desarrollo Humano integra esperanza de vida, años de escolaridad y nivel de vida. | Video de YouTube | [Acceder] |
3 | CrashCourse [CrashCourse] (31 de enero de 2022). What is a «Developed» Country? Crash Course Geography #40 [Video] Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=gzYzmbQYTI4 | Analiza qué significa que un país sea “desarrollado”, discute los límites del enfoque económico y examina casos como Emiratos Árabes Unidos y Líbano. | Video de YouTube | [Acceder] |
Resumen e ideas relevantes de la clase digital
En esta sesión se recorre la trayectoria histórica del concepto de desarrollo, desde su origen en la Ilustración y la Revolución Industrial, cuando se entendía exclusivamente como “progreso” tecnológico y acumulación de riqueza, hasta su reconfiguración en la posguerra como un proceso multidimensional.
Se enfatiza que los altos ritmos de crecimiento económico no necesariamente mejoran la calidad de vida ni reducen la pobreza, fenómeno que condujo al paso intermedio por la noción de “prosperidad” y “auge” antes de arribar al concepto de desarrollo tal como lo define Valcárcel (2006).
Se revisan las definiciones clásicas:
- Dudley Seers (1969) aporta un criterio social tripartito —pobreza, desempleo y desigualdad—, mientras que el desarrollismo ortodoxo privilegia grandes inversiones de capital, con el riesgo de concentrar beneficios en élites (González Meyer, 2013).
- El Consenso de Washington (Guillén, 2004) promueve la liberalización y privatización bajo la hipótesis del “efecto derrame”, aunque genera vulnerabilidad social y limita la autonomía del Estado.
- Finalmente, el enfoque de desarrollo humano de Amartya Sen (1988) redefine la medición del progreso al situar las capacidades y funcionalidades en el centro: no basta con el crecimiento del PIB, sino que debe medirse la expansión real de libertades individuales y colectivas. Esto implica planificaciones participativas, diagnósticos de brechas —especialmente en grupos vulnerables— y sistemas de monitoreo que incorporen indicadores compuestos (IDH) y métricas de empoderamiento y percepción subjetiva del bienestar.