
La compleja relación entre la Gestión Pública (GP) y la Teoría de la Organización
Presentación del tema
La Gestión Pública (GP) y la Teoría de la Organización (TO) son dos campos de estudio intrínsecamente conectados, que, aunque abordan facetas distintas del fenómeno organizacional en el ámbito estatal, se influyen mutuamente y enfrentan tensiones epistemológicas y prácticas constantes. La GP se enfoca en el diseño, la implementación y la evaluación de políticas y servicios públicos, priorizando la eficiencia, la eficacia y la legitimidad en la acción gubernamental (Osborne, 2006; Moore, 1995). Por otro lado, la TO se dedica al análisis profundo de las estructuras, procesos y comportamientos dentro de las organizaciones, así como su interacción dinámica con el entorno en el que operan (Scott & Davis, 2007).
Esta interacción no es una novedad, sino una constante histórica. Desde los principios de la administración científica de Frederick Taylor, que buscaba optimizar la productividad a través de la racionalización del trabajo, hasta los modelos más recientes de gobernanza en red, que enfatizan la colaboración entre múltiples actores, ambos campos han intercambiado conceptos, métodos y marcos normativos cruciales (Hood, 1991; Mintzberg, 1979). Este diálogo ha enriquecido la comprensión de cómo funcionan las instituciones públicas y cómo pueden adaptarse a las crecientes demandas de la sociedad.
En el ámbito conceptual, la GP ha integrado valiosas aportaciones de la TO para entender la complejidad inherente a las organizaciones públicas. La teoría de sistemas ha permitido reconocer que las instituciones gubernamentales no son entidades aisladas, sino sistemas abiertos que interactúan con un entorno dinámico y diverso. El enfoque contingencial ha demostrado que no existe una única estructura organizacional óptima, sino que la efectividad depende de la adaptación a factores contextuales específicos. Asimismo, el institucionalismo ha revelado la importancia de las normas, valores y creencias que configuran el comportamiento de los actores y la persistencia de ciertas prácticas organizacionales, incluso frente a presiones de cambio. Estas perspectivas han sido fundamentales para comprender que las organizaciones públicas operan en entornos complejos, con múltiples actores, intereses divergentes y constantes presiones (Christensen & Lægreid, 2011).
Recíprocamente, la TO ha capitalizado los estudios de la GP para profundizar en cómo las políticas públicas, las expectativas ciudadanas y las crecientes exigencias de transparencia y rendición de cuentas impactan las dinámicas internas y la configuración estructural de las organizaciones. Por ejemplo, las demandas de una mayor participación ciudadana o la necesidad de implementar programas sociales complejos influyen directamente en la manera en que se diseñan los procesos, se distribuye la autoridad y se forman las coaliciones dentro de una institución pública (DiMaggio & Powell, 1983). Un claro ejemplo de esta interdependencia se observa en la reforma de un sistema de salud nacional: su éxito no puede atribuirse únicamente a la eficiencia técnica de las políticas de salud (GP), sino que también depende crucialmente de factores culturales, normativos y de poder arraigados en la burocracia de los hospitales y ministerios de salud (TO).
A pesar de esta mutua dependencia, existen diferencias fundamentales en el enfoque y la orientación de la GP y la TO que generan tensiones y complementariedades:
- Orientación Normativa vs. Descriptiva. La Gestión Pública tiende a ser marcadamente normativa y prescriptiva. Su principal objetivo es guiar la acción y proponer mejoras concretas en la administración y el desempeño de las entidades gubernamentales. Busca responder a la pregunta de «cómo deberían funcionar» las organizaciones para lograr objetivos públicos. Por el contrario, la Teoría de la Organización es predominantemente descriptiva y analítica. Su propósito es explicar «cómo funcionan» realmente las organizaciones, investigando sus estructuras, procesos y comportamientos sin necesariamente ofrecer directrices sobre cómo mejorarlos (Peters, 2010).
- Foco Externo vs. Interno. La Gestión Pública prioriza la relación de la administración con el ciudadano, la entrega de valor público y la satisfacción de las demandas sociales. Su éxito se mide en función del impacto externo y la legitimidad ante la ciudadanía. En contraste, la Teoría de la Organización se concentra en la coherencia interna de la organización, la eficiencia de sus procesos internos y su capacidad de adaptación estructural a los cambios del entorno. Analiza cómo las partes de una organización se interrelacionan y se ajustan para mantener su funcionalidad.
- Temporalidad del Cambio. Las reformas en la Gestión Pública a menudo son impulsadas por ciclos políticos cortos, alineados con mandatos gubernamentales o coyunturas electorales. Estas reformas buscan resultados rápidos y visibles en el corto plazo. Sin embargo, los cambios organizativos profundos, estudiados por la Teoría de la Organización, responden a procesos culturales y estructurales de largo aliento, que implican transformaciones en mentalidades, rutinas y distribuciones de poder, y que no siempre se alinean con los tiempos políticos. Un ejemplo ilustrativo es la implementación de un sistema de gobierno digital: aunque puede ser una prioridad política inmediata impulsada por la GP, su adopción efectiva y su impacto duradero dependen críticamente de procesos internos de aprendizaje organizacional, resistencia al cambio y reconfiguración de roles dentro de la burocracia (TO).
En la actualidad, la interrelación entre la Gestión Pública y la Teoría de la Organización se ve enriquecida y complejizada por tendencias globales que redefinen el panorama de la administración pública:
- Gobernanza colaborativa y en red. El surgimiento de desafíos públicos complejos ha impulsado la necesidad de una coordinación interinstitucional más sofisticada y la colaboración con actores no estatales. Esto exige una comprensión profunda de las dinámicas de red, la confianza interorganizacional y los mecanismos de coordinación horizontal, aspectos tradicionalmente estudiados por la TO que son cruciales para la GP.
- Uso intensivo de datos e Inteligencia Artificial. La masiva disponibilidad de datos y el avance de la inteligencia artificial están transformando radicalmente los procesos de decisión, el control interno y la prestación de servicios en el sector público. Esto obliga a la GP a repensar sus modelos operativos, mientras que la TO explora cómo estas tecnologías modifican las estructuras de poder, la cultura organizacional y las capacidades institucionales.
- Enfoques de resiliencia organizativa. Ante la creciente volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del entorno global (VUCA), la resiliencia organizacional se ha vuelto un concepto clave. Esto implica no solo la gestión de riesgos (GP), sino también la capacidad de adaptación, el aprendizaje continuo y la flexibilidad institucional para enfrentar crisis y disrupciones, aspectos profundamente analizados por la TO.
La integración de estas perspectivas en la formación y la práctica de los servidores públicos es fundamental. La capacidad de enfrentar los «problemas complejos» (wicked problems), que no tienen soluciones únicas y requieren una aproximación multidisciplinaria, exige tanto una sólida capacidad técnica y de gestión (GP) como una comprensión profunda de la lógica organizativa y sus complejidades (TO) (Christensen & Lægreid, 2011; Moore, 1995). Solo a través de una visión holística que combine la visión normativa de la GP con el análisis descriptivo y explicativo de la TO, será posible construir administraciones públicas más robustas, adaptables y capaces de generar verdadero valor público en el siglo XXI.
Objetivo didáctico de la clase
Analizar las interacciones conceptuales y prácticas entre la Gestión Pública y la Teoría de la Organización, identificando puntos de convergencia, tensiones y aportaciones mutuas para comprender la dinámica institucional en la Administración Pública contemporánea.
Contenido didáctico
A continuación, se presenta el contenido didáctico de acceso abierto o institucional para profundizar en el tema.
No. | Nombre del recurso | Sinopsis | Tipo de recurso | Enlace Web |
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1 | Ibarra-Colado, E. y Montaño-Hirose, L. (1992). Teoría de la organización y administración pública. Insuficiencia, simpleza y desafíos de una maltrecha relación. Gestión y Política Pública, 1(1), 49-75. | [Acceder] | ||
2 | Morejón Santistevan, M. E. (2016). La teoría organizacional: análisis de su enfoque en una administración pública y su diferencia en una administración privada. Revista Enfoques: Ciencia Política y Administración Pública, 14(25), 127-143. | Este artículo analiza las diferencias en la aplicación de la teoría organizacional entre el sector público y privado. | Artículo PDF | [Acceder] |
3 | Arellano Gault, D., Cabrero Mendoza, E. y Moreno Parada, S. (2005). La nueva gestión pública y su teoría de la organización: ¿Son argumentos antiliberales? Justicia y equidad en el debate organizacional público. Gestión y Política Pública, 14(3), 599-618 | En este trabajo, los autores discuten la relación entre la Nueva Gestión Pública y la teoría de la organización, un debate contemporáneo que surge de las críticas a los modelos clásicos. | Artículo PDF | [Acceder] |
Material didáctico complementario
No. | Nombre del recurso | Sinopsis | Tipo de recurso | Enlace Web |
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1 | Harmon, M. M. y Mayer, R. T. (1999). Teoría de la organización para la administración pública. Fondo de Cultura Económica. | Este libro es un manual fundamental que explora los modelos organizacionales en que actúan los administradores públicos, ofreciendo un balance detallado de los aportes teóricos. | Libro PDF | [Acceder] |
Resumen e ideas relevantes de la clase digital
La relación entre la Gestión Pública (GP) y la Teoría de la Organización (TO) constituye un eje central para entender cómo funcionan las instituciones públicas y cómo pueden mejorar su desempeño. A lo largo de la historia, la GP ha recurrido a la TO para estructurar y optimizar la administración de recursos, diseñar políticas más efectivas y garantizar que los servicios públicos respondan a las necesidades ciudadanas. Por su parte, la TO se nutre de los retos reales que enfrenta la GP para afinar sus modelos y teorías, incorporando dimensiones políticas, sociales y culturales que no siempre están presentes en el ámbito privado.
En contextos democráticos, esta relación se complejiza por la necesidad de equilibrar la eficiencia administrativa con principios como la transparencia, la participación ciudadana y la rendición de cuentas. Por ejemplo, una reforma administrativa orientada exclusivamente a la reducción de costos podría mejorar indicadores de eficiencia, pero si no considera los impactos en la equidad o en la legitimidad social, corre el riesgo de debilitar la confianza en las instituciones. De ahí que la interacción GP–TO deba entenderse como un diálogo constante entre lo técnico y lo político, entre la estructura organizativa y la acción pública.
En el caso mexicano, la interdependencia entre GP y TO se ve influida por factores como la diversidad institucional de los tres niveles de gobierno, la coexistencia de normas formales con prácticas informales, y la influencia de ciclos políticos en el diseño y ejecución de políticas. La capacidad de una organización pública para adaptarse a cambios de contexto —por ejemplo, a nuevas demandas ciudadanas o a modificaciones en el marco legal— depende tanto de una gestión eficiente como de estructuras organizativas flexibles y coherentes.
En síntesis, comprender esta relación permite a los futuros profesionales de la Administración Pública diseñar políticas y estructuras que respondan a las complejas realidades del sector público. Esto implica reconocer que no existe un único modelo válido para todas las circunstancias, sino que la adaptación y la coherencia entre teoría y práctica son fundamentales para lograr instituciones más efectivas, legítimas y sostenibles.