
Manejo de afectividad
Introducción
Hola nuevamente, me da gusto volver a saludarte en esta segunda clase digital de nuestra Unidad de Aprendizaje Desarrollo Personal. Durante esta sesión, abordaremos el manejo de la afectividad, es decir, vamos a hablar sobre inteligencia emocional; posiblemente has escuchado algunas veces ese concepto. En este espacio entenderemos cómo opera la inteligencia emocional y cómo podemos efectuar el manejo de las emociones en nuestra vida.
Aprender a manejar la afectividad es una habilidad que requiere disciplina y práctica: no se obtiene de la noche a la mañana, implica desarrollar la percepción de lo que sentimos y valorarlo, darle su sitio e importancia, comprender por qué surgió la emoción y regularla.
La realidad es que vivimos en una sociedad compleja, llena de cambios e incertidumbres, hecho que genera muchas emociones y sentimientos que, si no los sabemos manejar, nos pueden dañar o enfermar. Por lo anterior, es necesario fomentar un comportamiento más perceptivo, adaptable y flexible, para poder manejar los sentimientos que nos inundan en momentos difíciles y darles cauce y salida.
Sin más que agregar, ¡comencemos con la clase!
Desarrollo del tema
Si nos ponemos a reflexionar detenidamente, la afectividad (emociones y sentimientos), juegan un papel trascendental en nuestras vidas, nos influye para bien o para mal, algunas se sienten bien y otras mal, de ahí que les damos el adjetivo de afectividad positiva o negativa. Son muchas las ocasiones en que la afectividad influye en nuestras decisiones, actitudes y metas de vida.
He aquí donde entendemos que la afectividad es una parte normal de la vida, y donde necesitamos reconocerla y darle su lugar, a continuación, te presento una manera en que se pueden categorizar las emociones según su afectividad:
Positivas

Felicidad, alegría, entusiasmo, gratitud, amor, amistad, tranquilidad, serenidad, paz, relajación.
Negativas

Enojo, tristeza, miedo, enfado, soledad, celos, ansiedad, estrés, angustia, desesperación, temor.
Es importante mencionar que es imposible dejar de sentir: es imposible evitar sentir afectividad negativa, todos las llegamos a sentir y, tal vez, en ocasiones, es difícil de manejar, por eso te comparto algunos pasos que pueden ayudarte:
1. Identifica que hay una afectividad
Afectividad significa “que algo me afecta”, es decir, que algo dentro de mí (emoción o sentimiento) me está influyendo en una toma de decisión.
El primer paso requiere ser consciente de que siento algo y aceptarlo, a veces son varias cosas a la vez, pero solo necesitamos empezar a reconocer que nos sentimos afectados, que hay sentimientos que nos están alterando e influyendo en ese momento y es preciso darles su lugar.
2. Dale nombre a la afectividad
Empieza a analizar qué sentimientos y emociones están de por medio y nómbralos, por ejemplo, ¿qué sentiría si al llegar a mi casa, veo que mi hermano agarró mi consola de videojuego y no la regresó a su lugar?, posiblemente me dirías que sientes enojo. Muy bien, pero hay más, si analizamos a detalle, verás que puede existir también frustración, ansiedad, molestia y celos, no es solo una cosa, simplemente una afectividad se siente más que otras, pero la clave de este paso es tratar de reconocer cada una de ellas y nombrarlas.
3. Descubre el porqué de cada afectividad
Cada una de tus afectividades tienen una razón de ser, descubre qué las provocó lo más detalladamente posible, si retomamos el ejemplo anterior, donde mi hermano que agarró mi consola de videojuego:

- Enojo: siento enojo porque mi hermano tomó algo que no es suyo.
- Frustración: porque siento impotencia de que agarre la consola.
- Ansiedad: se genera por el temor de que dañe mi consola.
- Molestia: porque ya sabe que me incomoda que la agarre sin mi autorización.
- Celos: porqué él tiene una mejor y no la usa.
La idea de este paso es conectar la afectividad con la mente, es donde se le llama inteligencia emocional, conectar lo que siente con la mente y ser inteligente, tomar mejores decisiones, pero no te olvides de ver la afectividad como algo natural y comprensible.
4. No busques culpables
La inteligencia emocional o manejo de afectividad es una habilidad donde la clave es ser capaz de reconocer y explicar tus emociones y sentimientos, no es pensar que los demás son culpables de lo que siente. Es muy diferente decir:
Mi hermano me hizo enojar / Me enojé con mi hermano.
Observa la gran diferencia: la segunda asume la responsabilidad de nuestra afectividad, la única manera de manejarlos es asumiendo que a cada uno de nosotros nos toca vivirlos y regularlos, no le toca a los demás hacerlo por nosotros.
5. Toma acción
Ya que procesaste los pasos anteriores, empieza a pensar cómo podrías expresar tu afectividad sin dañarte a ti ni a otros. Por ejemplo, hablar directa y tranquilamente con tu hermano, hablar con alguien más que te escuche, entre otras. Lo importante es realizar alguna actividad que te ayude a descargar la emoción y sentirte mejor. En la medida de lo posible, es muy recomendable buscar ayuda, ya sea de un amigo, familiar, pareja para que te expreses, o si es necesario, de algún profesional de la salud mental para que te ayude a expresar y manejar tu afectividad en las emociones difíciles.
Conclusión
Es importante recordar que el manejo de la afectividad es toda una habilidad, es decir, se tiene que practicar día a día, volviéndola una actitud y estilo de vida. Se trata de reconocer que hay emociones más agradables y otras más desagradables o difíciles de manejar, pero es necesario aprender a regularlas para que no te afecten de manera negativa, recuerda:
- Toma tu tiempo para entender tu afectividad.
- Responsabilízate de lo que siente, no culpes.
- Dale nombre a todo lo que sientes.
- Analiza el contexto y las oportunidades de expresión.
- Exprésate de la manera más asertiva posible.
La clave del manejo de la afectividad es permitirte vivir tus emociones y sentimientos, nunca negarlas o guardarlas por mucho tiempo porque pueden generar malestares o hasta enfermedades en la vida.
Deseo esta clase digital te ayude a ir practicando poco a poco el manejo de tu afectividad, solo recuerda generar tu propia estrategia y forma de hacerlo, sigue conociéndote y, si gustas, puedes planear en tu vida la meta de lograr día a día el desarrollo de tu inteligencia emocional.