Análisis de la política cultural mexicana (por parte del Estado y de las distintas entidades federativas)
Introducción
¡Hola!
Me complace mucho darte la bienvenida a la UDA Análisis de políticas e instituciones culturales. Espero que te mantengas con mucho ánimo y disfrutes esta unidad de aprendizaje preparada para ti.
Con esta clase se pretende que conozcas, entiendas y manejes el concepto políticas culturales, por lo que habrás de desarrollar una noción básica del término, lo que a su vez te va a permitir comprender, de una manera precisa, el papel del Estado y las instituciones no gubernamentales en el ámbito de la cultura y el desarrollo cultural. Podrás reconocer, además, las características principales de las políticas culturales en México, los alcances de estas, así como sus límites. El interés, en todo caso, es que te sea posible reconocer e identificar los distintos modelos de política cultural a partir del examen del término, de sus alcances y limitaciones, siguiendo para tal efecto, las conclusiones de algunos de los más importantes estudiosos del tema.
¿Qué son las políticas culturales? ¿Cuál es el papel del Estado y de las instituciones no gubernamentales en el desarrollo cultural? ¿Cuáles son los alcances y límites de las políticas culturales en México?
Estas son algunas de las interrogantes que aparecen como ejes de análisis intelectual en materia de democracia cultural, interrogantes que habrán de resolverse a partir del examen de los contenidos de esta clase, y que favorecerán la comprensión no solo de la importancia de la cultura y del cultivo de los procesos culturales y de creación, sino de valorar, cómo reflexionó acertadamente Amartya Sen (2004), sobre cómo importa la cultura en el desarrollo.
Dicho esto, ¡Comencemos!
Desarrollo del tema
De acuerdo con la información contenida en el sitio web de la UNESCO (2021):
“…la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad y un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.
La definición recoge las reflexiones que sobre el concepto de cultura se han venido (re)configurando desde la Segunda Guerra Mundial, lo cual coincide, de hecho, con la propia evolución de las políticas culturales y la creación de las instituciones en materia de cultura y desarrollo cultural, siendo la UNESCO, justamente, el organismo creado para contemplar la cultura como medio de cooperación internacional (Maraña, 2010).
El concepto signado por la UNESCO evoca, entre otras cosas, el hecho de que la cultura sea una cuestión exclusiva del Ser Humano, ya que este es el único ente vivo que modifica el medio ambiente y lo transforma, no solo para generar un adecuado entorno de vida, sino que genera lo que el antropólogo Adolfo Colombres (2009) denomina “un segundo medio, un ambiente artificial”. Este medio, a diferencia de los animales, quienes también modifican su entorno, cuenta con infinidad de elementos que determinan lo que se denomina los rasgos de un grupo determinado, rasgos que determinan las características de identidad que hacen particular a una comunidad del resto, y estos son desde la forma de vestir y el significado de determinada prenda, el uso de utensilios de caza, la forma y estructura de las viviendas, el lenguaje, los modos de festejo, la religión y, en ello, la cosmovisión, hasta los conocimientos científicos, el orden jurídico, las artes por supuesto, entre otras cosas. Es por esto que desde la definición temprana hecha por Tylor, en 1871, la cultura se considera como un complejo donde se incluyen la moral, la ley, la costumbre y, en general, los hábitos que el individuo asimila como miembro de una comunidad, por lo tanto, se trata de un comportamiento aprendido en el seno, precisamente, de una sociedad determinada.
Es por tanto que, por cultura se concibe desde una sinfonía de Beethoven a una punta de flecha, una danza o un cráneo utilizado en un ritual (Giménez, 2005, p. 42).
Ahora bien, si la cultura, como dice Colombres (2009), es “…el modo de ser, de hacer y de pensar de todo un pueblo”, ¿Qué son las políticas culturales?
Pues bien, se entiende por políticas culturales las acciones encaminadas a garantizar el acceso a la cultura y los bienes culturales a una sociedad determinada, atendiendo en todo caso, el principio de la democracia cultural y fomentando en el proceso cuestiones como la cultura de la paz, la convivencia social, la no exclusión y el desarrollo desde el ámbito local, entre otras cosas. Esto implica reconocer que la conservación y difusión de las prácticas culturales y, aún más, de la creatividad humana, corre a cargo de la propia sociedad como bien han reflexionado Sabina Berman y Lucina Jiménez (2006), sin embargo, la responsabilidad es delegada al Estado, quien, mediante instituciones creadas ad hoc, investiga, conserva y difunde los elementos que distinguen a las distintas culturas que forman el amplio panorama cultural de México. La labor, sin embargo, no es exclusiva del gobierno en sus niveles federal, estatal y municipal, ya que hay en el país diversas instituciones no gubernamentales, tanto de la sociedad civil como de empresas, quienes, mediante fundaciones o asociaciones culturales, apoyan la labor del Estado en materia cultural.
A pesar de esto, las políticas tienen un alcance limitado, ya que, aunque la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 4º establece que “Toda persona tiene el derecho y acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales”, lo cierto es que la pobreza y la marginación limitan en medida importante el acceso de grupos vulnerables a la oferta cultural disponible. Y es que la centralización de talleres de cultivo de las artes y la ubicación geográfica ⎯también centralizada⎯ de los espacios de enseñanza y desarrollo cultural, alejan la oferta a grupos vulnerables, quienes por lo regular viven en las periferias de las ciudades o en comunidades alejadas de las cabeceras municipales.
Hay, sin embargo, programas que intentan democratizar la cultura, tal es el caso, por ejemplo, del Sistema Nacional de Fomento Musical, cuyo objetivo es la formación de orquestas y bandas infantiles y juveniles intentando que la música sea una actividad que aleje al individuo de las pandillas y las drogas, y que, además de que cultive el espíritu, adquiera los elementos suficientes del oficio para, en todo caso, pueda ser un modo de subsistencia.
Como el programa señalado hay varios ejemplos de la manera en que el Estado intenta acercar la cultura a la sociedad, ejemplos que se verán en el resto de las clases de esta asignatura y no solo que remiten a la labor del gobierno, sino a la importante e indispensable labor de instituciones culturales de la sociedad civil.
En suma, las políticas culturales en México han visto un interesante desarrollo a lo largo del siglo XX y en lo que va del siglo que corre, y en cada momento de la historia nacional, las circunstancias vividas, verbigracia la Revolución Mexicana o el propio movimiento estudiantil de 1968, o incluso el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional, de 1994, han determinado la creación de instituciones gubernamentales destinadas al fomento y resguardo de la cultura material e inmaterial. Así, con la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en 1939, del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 1946, hasta la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en 1988 y su transformación en la Secretaría de Cultura apenas en el 2015, el Estado ha configurado sus intenciones en materia cultural, e intentado generar un entorno donde la cultura sea un elemento sanador del tejido social, sobre todo en el contexto actual, de violencia, pobreza y marginación.
A fin de que tengas una idea mucho más profunda de las políticas culturales, te invito a que analices las videoconferencias referidas a continuación, así mismo, que hagas la lectura que se dispone como material complementario.
Conclusión
En resumen, la cultura es una actividad inherente al Ser Humano, y evoca desde los saberes acumulados a lo largo de la historia de una comunidad determinada, hasta los ritos de sanación, las costumbres, en fin, los modos de ser social y cultural. Estos elementos permiten que el individuo se identifique, exprese y genere vínculos de pertenencia con sus congéneres, (re) construyendo en cada generación rasgos particulares que dan sentido a la vida en comunidad.
En consecuencia, las instituciones culturales han determinado políticas encaminadas a la investigación, conservación y difusión de los procesos creativos, identitarios del importante mosaico cultural nacional. Esto implica la música, la arquitectura, la plástica, el teatro, la literatura, y el propio producto de las culturales populares.
No obstante, se han identificado limitantes en el alcance de la cultura y la oferta cultural, sobre todo a sectores marginados, quienes no disponen de los medios para asistir a una función de teatro, a un concierto musical o a la exposición en un museo, por citar algunos ejemplos, por lo cual, una tarea urgente es la elaboración de programas que garanticen que la cultura sea un bien de toda la comunidad nacional.
Hemos llegado al final de nuestra primera clase. ¿Cómo te sentiste? Espero que lo aprendido te ayude a hacer más sencillo el recorrido de este curso. Sigue adelante, realiza la tarea asignada y te espero en la siguiente clase.
Fuentes de información
- Colombres, A. (2009). “Cultura y poder: las políticas culturales”, en: Nuevo manual del promotor cultural. México: CONACULTA, vol. 1, pp. 313-373.
- Nivón Bolán, B. (2006). “La política cultural: una diversidad de sentidos”, en La política cultural: temas, problemas y oportunidades, pp. 1-17.
- UNESCO, definición de cultura. En: http://www.unesco.org/new/es/Mexico/work-areas/culture
- Maraña, M. (2010). Cultura y desarrollo. Evolución y perspectivas. Bilbao: UNESCO.
- Giménez, G. (2005). Teoría y análisis de la cultura. México: Conaculta.
- Berman, S., y Jiménez, L. (2014). Democracia cultural. México: Fondo de Cultura Económica.