Clase digital 2. Conocerse para crecer

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 Conocerse para crecer

Introducción

¡Hola!

¿Cómo estás? Espero que de maravilla. Te cuento que es una satisfacción enorme ser parte de tu formación académica. Y para continuar, te comparto un nuevo tema de sumo interés, espero que lo disfrutes.

¿Quién eres? ¿Alguna vez te han hecho esta pregunta, a la que respondes con tu nombre? Sin embargo, en esta ocasión no me refiero a tu nombre, sino a tu esencia, lo que te hace ser quién eres y no alguien más. Ahora que ya comienzas a pensar en tu definición personal, quizá te vengan a la mente otra cantidad de dudas sobre tu persona. 

Precisamente esta clase digital te ayudará a profundizar en tu autoconocimiento lo cual te permitirá aumentar tu autoestima. Al tener estos dos elementos bien establecidos, entonces podrás comprender mejor tus emociones, la mejor manera de expresarlas, y controlarlas.

La frustración es una de las emociones negativas que no permite que avances como persona, así que es importante saber reconocerla y no estancarte. Al saber cómo actuar cuando te sientes frustrado, te permitirá mejorar lo que estás haciendo, cultivar tolerancia hacia la frustración y continuar en tu desarrollo personal.

Al igual que conocer la historia de algún país o cultura permite valorarlo, también tener autoconocimiento te permitirá valorarte y desarrollar una mejor autoestima. Así que te invito a comenzar esta aventura de tu propio conocimiento. ¡Éxito!

Desarrollo del tema

Conocerse para crecer 

¿Por qué es importante que te conozcas a ti mismo? Existen diferentes razones, algunas son que conocerte te permiten afrontar los retos que constantemente se te presentarán en el camino. Además, te permitirá aceptarte a ti mismo, madurar emocionalmente, alcanzar la autorrealización y tu plenitud personal.

El autoconocimiento y autoconcepto 

El conocimiento de sí mismo (autoconcepto) es una noción sobre las capacidades, limitaciones, aspiraciones, motivaciones y los temores que se tienen. Es un concepto dinámico que engloba la autoestima y la autovaloración, por lo que a menudo se utilizan estas palabras indistintamente.

El autoconcepto es la imagen o la representación que se tiene de uno mismo: un proceso mediante el cual cada persona percibe sus propias características y reacciones. Esta percepción está marcada por la influencia del medio y del prójimo (percepciones externas) y por el concepto de propio yo (percepciones internas). El autoconcepto es una noción altamente estable, aunque se pueda modificar y cambiar de forma gradual y ordenada como consecuencia de la experiencia.

La autoestima como valor personal 

Es lo que sentimos sobre el autoconcepto. Resulta de la combinación de la información objetiva sobre uno mismo y la evaluación subjetiva de dicha información, lo que determina un nivel concreto de autoestima que refleja el grado de satisfacción personal del individuo consigo mismo.

Proviene del prefijo griego auto que es por sí mismo y la palabra latina aestima que significa evaluar, valorar, tasar. Así que la palabra autoestima es la manera en que nos valoramos a nosotros mismos.

Bonet engloba las aes de la autoestima:

  1. Aprecio de uno mismo como persona.
  2. Aceptación tolerante de sus limitaciones, debilitantes, errores y fracasos, reconociendo serenamente los aspectos desagradables de su personalidad.
  3. Afecto, actitud positiva hacia sí mismo.
  4. Atención y cuidado de sus necesidades reales, tanto físicas como psíquicas.
  5. Autoconsciencia, es decir, darse cuenta del propio mundo interior, escucharse a sí mismo amistosamente.
  6. Apertura, actitud abierta y atenta al otro, reconociendo su existencia y afirmándolo, lo que parte del reconocimiento de que no podemos vivir de forma aislada e independiente de los demás.

En los componentes de la autoestima encontramos el elemento cognitivo, afectivo y conductual.

  • El componente cognitivo se refiere al autoconcepto personal, la descripción que tienes de ti mismo.
  • El componente afectivo supone el juicio de valor que tienes sobre tus cualidades personales.
  • El componente conductual es el proceso final de valoración que se plasma en la decisión e intención de actuar.

Existen algunas áreas que permiten desarrollar la autoestima, las cuales son las siguientes: la social, la familiar, la académica y la imagen corporal. Las áreas de la autoestima te permitirán analizar cómo se encuentra tu contexto para integrar los elementos positivos para valorar las cualidades que tienes.

Manejo de emociones 

Primero es importante conocer la diferencia entre las emociones y los sentimientos.

  • Las emociones son estados transitorios, sin embargo, los sentimientos tienen una duración más larga, durarán tanto como nuestro consciente dedique tiempo a pensar en él.
  • Las emociones se dan de forma rápida e inconsciente, por el contrario, los sentimientos se dan cuando interviene la consciencia, además se necesita un tiempo para que un sentimiento se forme.
  • La emoción siempre va primero, sin emoción no va a haber un sentimiento. Una misma emoción puede despertar diversos sentimientos en una persona.
  • Las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de manera espontánea y automática. En cambio, los sentimientos son la interpretación que hacemos de esas emociones y se pueden regular mediante nuestros pensamientos.
  • Las emociones tienen una intensidad mayor. Mientras que los sentimientos, al intervenir la conciencia y los pensamientos que son procesos más complejos, son menos intensos.

Tenemos las emociones primarias o básicas las cuales aparecen durante el desarrollo natural de cualquier persona, con independencia del contexto en el que se desarrolle, y tienen como propósito ayudarte a sobrevivir, dirigir tu conducta y favorecer tu relación con los otros. 

Las emociones básicas nos sirven para defendernos o alejarnos de estímulos nocivos (enemigos, peligros…) o aproximarnos a estímulos placenteros o recompensas (agua, comida, actividad sexual, juego…) y tienen como función mantener la supervivencia, tanto personal como de la especie.

Cuando las emociones básicas se combinan para producir otras emociones más complejas, se producen las denominadas emociones secundarias, complejas o derivadas, pues se derivan de las primarias. Por ejemplo, la vergüenza es una mezcla de culpa y miedo.

Las emociones secundarias no presentan rasgos faciales característicos, ni una tendencia particular a la acción, por lo que pueden pasar desapercibidas o ser disimuladas (por ejemplo, los celos).

Las emociones complejas se clasifican de la siguiente manera:

  • Emociones sociales: se aprenden y varían en función de las costumbres, normas y creencias sociales de una determinada cultura.
  • Emociones morales: surgen de la percepción del quebrantamiento o no de principios universales. Las más importantes son la culpa, la vergüenza, la indignación y el remordimiento.
  • Emociones estéticas: son la respuesta emocional ante la belleza y tienen muchas aplicaciones educativas: historia del arte, expresión artística, música, literatura… Conviene aprender a saborear las emociones estéticas para construir bienestar. El arte en todas sus expresiones tiene por objetivo activar las emociones estéticas. Entre ellas encontramos el arrobo, el embeleso, la admiración, el enamoramiento.

Ahora que ya conoces un poco más sobre las emociones y cómo se clasifican veamos ahora cómo podemos controlarlas.

El autor Daniel Goleman (1995) describe “la inteligencia como la capacidad de resolver problemas y de crear conductas que tienen un valor cultural, por lo tanto, la inteligencia emocional será la capacidad de resolver problemas de carácter emocional, que involucra el control de los impulsos que sentimos ante determinada situación”.

Parte de la inteligencia emocional se encuentra en la capacidad de solucionar tus propios conflictos internos y externos, entendiendo y solucionando los casos particulares y tomando los correctivos necesarios para lograr una mejor adaptabilidad al medio y por lo tanto una vida emocional más sana.  

De nuestro actuar emocional depende mucho el desarrollo de tus habilidades sociales y el éxito o fracaso que proyectemos durante la convivencia en sociedad.

Por lo tanto, tu inteligencia emocional permitirá reconocer la emoción que estás experimentando, la forma de expresarla de manera asertiva y por último evitar dejarte llevar por la emoción en tu acción. Puedes analizar primero qué es lo que provoca la emoción y cuál es tu reacción ante esta. Piensa en el futuro, es decir, analiza tu respuesta para la próxima vez que se presente la emoción. De esta manera estarás mejor preparado para actuar de manera racional y no emocional.

Analiza el documento adjunto para conocer más sobre las emociones durante la adolescencia.

Tolerancia a la frustración

La frustración es una emoción desagradable que aparece en aquellas situaciones en que nos damos cuenta que no podemos conseguir algo que es importante por nosotros. 

Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, y las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.

En primer lugar, es necesario reconocer que el mundo no gira en torno a lo que deseamos, y que no siempre vamos a conseguir todo lo que queremos. 

Además, es beneficioso pensar en que las recompensas a largo plazo suelen ser mayores que a corto plazo. 

Es innegable que el malestar y el sufrimiento son desagradables, pero no insoportables, ya que podemos aprender de ellos y fortalecernos, logrando un mayor nivel de bienestar. Todo depende de la actitud y forma de pensar con la que queramos abordarlos.

En segundo lugar, es beneficioso no dejarse llevar por las emociones (frustración, tristeza, cólera, enfado, rabia…). Esto nos permitirá reflexionar y analizar la situación, de modo que podamos buscar alternativas para conseguir nuestros objetivos, lo que nos ayudará a tener mayor capacidad de recuperación emocional y nos dará una mayor estabilidad.

Existen diferentes técnicas que te permitirá manejar mejor la frustración dale clic al siguiente link: Programa de intervención para mejorar la estabilidad emocional.

Figura 1. Manejo de la frustración.

Cuida de tu cuerpo y de tu mente para mejorar la tolerancia a la frustración.

Conclusión

En resumen, conocerte a ti mismo te permite fortalecer tu autoestima y por lo tanto aumentar el valor personal. Espero que la información analizada te permita disfrutar de este proceso de autoconocimiento el cual va a ser algo constante pues todo el tiempo estamos cambiando, hasta cierto grado.

También aprendiste a reconocer la diferencia entre emociones y sentimientos, lo cual te va a permitir manejar mejor las emociones y tener mayor tolerancia a la frustración.

Ahora te toca a ti continuar explorando en ti mismo para saber quién eres y así mantenerte o cambiar y convertirte en quien quieres ser mejorando tus cualidades, habilidades y capacidades.

Has terminado la segunda clase. ¡Continúa esforzándote vas muy bien! Para continuar con el tema siguiente del curso, primero debes realizar la actividad correspondiente y mandarla como se te pide. Te espero con mucho gusto en tu tercera clase.

Fuentes de información