Clase digital 3. Lesiones comunes en primeros auxilios

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Lesiones comunes en primeros auxilios

Introducción

Hola, llegamos a nuestra tercera y última clase del curso Primeros auxilios. A menudo se llama a los servicios de primeros auxilios para solicitar ayuda con lesiones traumáticas. Saber cómo responder a una variedad de situaciones es importante para los brigadistas de primeros auxilios. 

Aplicar los primeros auxilios adecuados a una herida puede acelerar el proceso de curación y reducir el riesgo de infección. Las heridas que incluyen cortes menores, laceraciones, mordeduras y abrasiones se pueden tratar con primeros auxilios. 

En esta sesión abordaremos los siguientes temas:

  • Heridas y hemorragias
  • Esguinces, luxaciones y fracturas
  • Quemaduras

De acuerdo a lo anterior, ¡comencemos la clase!

Desarrollo del tema

Durante las emergencias médicas y accidentes, los primeros auxilios son la primera e inmediata ayuda que se brinda a una persona enferma o lesionada; puede incluir reanimación cardiopulmonar (RCP) mientras se está esperando una ambulancia o ayuda médica. Recordemos que los primeros auxilios pueden ser realizados por alguien con conocimientos básicos. formación médica o, incluso, una persona no capacitada que sepa de primeros auxilios.

A continuación, analizaremos cuáles son las lesiones más comunes que se presentan ante la aplicación de los primeros auxilios o el llamado de emergencias.

Heridas y hemorragias

Heridas

La pérdida de sangre a menudo recibe la mayor atención. Muchas veces la cantidad de sangrado se sobreestima y llama la atención sobre las heridas cuando primero se deben tratar las lesiones más graves. Siempre que nos enfrentemos a una hemorragia, es importante realizar una revisión rápida de la persona para asegurarse de que no se pase por alto algo más grave.

La forma más eficaz de detener el sangrado de una herida es aplicar presión directa. En caso de contar con el material para brindar ayuda, se debe utilizar un vendaje y tu mano enguantada para aplicar presión firme y directa sobre el área lesionada. 

Imagen 1. Si hay múltiples heridas, se deben aplicar vendajes de presión, primero en las lesiones más grandes y posteriormente en las lesiones menos sangrantes.

Las heridas muy pequeñas, como las raspaduras, suelen sanar más rápidamente si se usa un ungüento antibiótico. Pregunta a la persona si tiene alguna alergia antes de aplicar el ungüento antibiótico. Si tiene alergias, no apliques el ungüento. Lava minuciosamente los rasguños y abrasiones menores con agua y jabón antes de vendar.

El sangrado masivo puede ocurrir debido a lesiones extremas como fracturas abiertas o laceraciones profundas. Cuando la presión directa no controla el sangrado, puede ser necesario un torniquete. 

Aunque los torniquetes preparados comercialmente son más efectivos que los improvisados, si no hay ninguno disponible, se puede hacer uno rápidamente con un trozo de tela y un objeto parecido a un palo. La aplicación de un torniquete es dolorosa, pero puede ser necesaria para evitar una pérdida de sangre potencialmente mortal. El uso de torniquetes es difícil y puede ser peligroso si se hace incorrectamente. Primero, se debe aplicar presión directa.

Imagen 2. Los torniquetes pueden consistir en un brazalete de presión arterial, cinturón o versiones prefabricadas.
¿Cómo cuidar las heridas?

A continuación, te comparto una serie de pasos que pueden ser de utilidad cuando se presenta una herida y debe ser atendida.

  • Lávate bien las manos con agua limpia y jabón, si es posible.
  • Evita tocar la herida con los dedos mientras la tratas (si es posible, usa guantes de látex desechables).
  • Quítate las joyas y la ropa que obstruyan la parte del cuerpo lesionada.
  • Aplica presión directa sobre cualquier herida sangrante para controlar el sangrado.
  • Limpia la herida después de que haya dejado de sangrar.
  • Examina las heridas en busca de suciedad y objetos extraños.
  • Enjuaga suavemente la herida con agua embotellada o agua corriente limpia (si está disponible, se prefiere una solución salina).
  • Limpia suavemente alrededor de la herida con agua limpia y jabón.
  • Seca y aplica una venda adhesiva o un paño limpio y seco.
  • Deja abiertas las heridas, mordeduras y perforaciones sucias. Las heridas que no se limpian correctamente pueden atrapar bacterias y provocar una infección.
  • Proporciona analgésicos cuando sea posible y revisa la herida cada 24 horas.

Pero, ¿en qué casos es necesario acudir al médico ante una herida?:

  • Cuando hay un objeto extraño (tierra, madera, metal u otros objetos) incrustado en la herida.
  • Cuando una herida es el resultado de la mordedura de un animal.
  • Cuando una herida es el resultado de un pinchazo de un objeto sucio.
  • Cuando la herida está infectada (dolor y molestias, hinchazón, enrojecimiento, supuración o si el individuo tiene fiebre).
  • Cuando se observan signos de sepsis como confusión o desorientación, dificultad para respirar, frecuencia cardíaca alta, fiebre o escalofríos, dolor o malestar extremo o piel húmeda o sudorosa.

Hemorragia

El sangrado, también llamado hemorragia, es el nombre que se usa para describir la pérdida de sangre. Puede referirse a la pérdida de sangre dentro del cuerpo, denominada hemorragia interna, o a la pérdida de sangre fuera del cuerpo, denominada hemorragia externa.

La pérdida de sangre puede ocurrir en casi cualquier área del cuerpo. El sangrado interno ocurre cuando la sangre se filtra a través de un vaso sanguíneo u órgano dañado. El sangrado externo ocurre cuando la sangre sale a través de una ruptura en la piel.

El sangrado es un síntoma común. Una variedad de incidentes o condiciones pueden causar sangrado. Las posibles causas son de tipo traumático y por alguna condición médica. En esta clase nos enfocaremos en el desarrollo de las lesiones de origen traumático. 

Una lesión traumática puede provocar una hemorragia, la cual varía de acuerdo a su gravedad. Los tipos comunes de lesiones traumáticas incluyen:

  • Abrasiones (raspaduras) que no penetran demasiado por debajo de la piel.
  • Hematoma o hematomas
  • Laceraciones (cortes)
  • Heridas punzantes de artículos como agujas, clavos o cuchillos
  • Lesiones por aplastamiento
  • Heridas de bala
Primeros auxilios en hemorragias traumáticas

Una persona puede desangrarse hasta morir en 5 minutos. Es posible tratar el sangrado traumático externo. Busca ayuda de emergencia si la persona tiene alguno de los signos de emergencia listados en el punto anterior y si necesitas ayuda para detener el sangrado.

Posteriormente, debes acostar a la persona lo antes posible para reducir el riesgo de desmayo y trata de elevar el área que sangra.

Retira los desechos sueltos y las partículas extrañas de la herida. Si la persona en situación de emergencia fue herida con algún instrumento como cuchillos, flechas o armas, es necesario dejarlo donde está, dado que quitarlo puede causar más daño y probablemente aumentará el sangrado. En este caso, usa vendajes y almohadillas para mantener el objeto en su lugar y absorber el sangrado.

Utiliza lo siguiente para ejercer presión sobre la herida:

  • Un trapo limpio
  • Vendajes
  • Ropa
  • Tus manos (después de aplicar guantes protectores)

Es importante mantener una presión media hasta que el sangrado haya disminuido y se detenga o al menos hasta que el servicio de emergencia llegue al lugar del accidente.

Esguinces, luxaciones y fracturas

Una fractura o hueso roto significan lo mismo, y existen diferentes tipos. Los esguinces ocurren cuando los ligamentos que mantienen unidas las articulaciones se han estirado y desgarrado. Una dislocación o luxación, por su parte, ocurre cuando los huesos se separan en la articulación.

A continuación, te explicaré en qué consiste cada una de estas emergencias, así como la forma de actuar en primeros auxilios.

Si alguna vez has experimentado una o todas estas situaciones médicas, es posible que te des cuenta de los signos reveladores individuales. Sin embargo, hay muchas ocasiones en las que puede ser difícil determinar si un hueso está roto o si se tiene un esguince o una distensión. Los huesos rotos, las dislocaciones y los esguinces o las distensiones pueden tener síntomas similares como dolor, hinchazón e incapacidad para funcionar como lo haría normalmente con esa parte del cuerpo afectada. No obstante, se trata de lesiones completamente diferentes que requieren atención urgente y específica.

Fractura

Si bien los huesos permiten cierta flexibilidad, siguen estando rígidos. Cuando se dobla o impacta más allá de su flexibilidad, un hueso se romperá. Existen diferentes tipos de fracturas y la gravedad generalmente depende del tipo y la extremidad del impacto que soportó el hueso. 

Los diferentes tipos de descansos incluyen:


Muchas roturas o fracturas requieren un yeso (ya sea yeso o fibra de vidrio) que mantendrá las piezas rotas juntas y permitirá que el hueso nuevo “entrelace” los extremos nuevamente. En casos severos, los huesos rotos deberán fijarse mientras se curan mediante el uso de placas de metal y tornillos aplicados interna o externamente.

Imagen 3. El tratamiento para una fractura de hueso varía según el tipo, su gravedad y ubicación.
¿Cómo brindar atención de primeros auxilios ante una fractura?

Si sospechas que alguien tiene un hueso roto, proporciona tratamiento de primeros auxilios y ayúdalo a obtener atención profesional.

Luxación

Si bien las roturas pueden ocurrir al final de un hueso, en una articulación o en algún punto intermedio, las luxaciones o dislocaciones solo pueden ocurrir en las articulaciones. Una dislocación es una lesión que hace que los extremos de los huesos estén fuera de posición dentro de una articulación.

Imagen 4. Las dislocaciones comunes suceden en tobillos, rodillas, hombros, caderas, codos, dedos e incluso la mandíbula.

Una dislocación no solo es generalmente muy dolorosa, sino que también puede causar más daño a los nervios o tendones si no se trata de inmediato. Los síntomas de un hueso dislocado pueden incluir hinchazón, hematomas y dolor. Cuando ocurre una dislocación, se podrá ver el hueso «fuera de lugar». 

El tratamiento de la dislocación puede incluir el reposicionamiento del hueso en la articulación, la prescripción de analgésicos o antiinflamatorios, un cabestrillo o una férula y un posible tratamiento de rehabilitación. Si la dislocación es grave, es posible que se tarde más de las 2 a 3 semanas habituales en volver al movimiento completo. Sin embargo, después de dislocarse un hueso, se debe tener cuidado, ya que ese hueso es más propenso a dislocarse en el futuro. 

Primeros auxilios en una luxación
  1. Avisa a la víctima que se quede quieta. Ayúdala a sostener su articulación dislocada en la posición más cómoda.
  2. No intentes volver a colocar el hueso dislocado en su cavidad, ya que esto puede causar más lesiones.
  3. Evita que la articulación se mueva.
  4. Si crees que se ha dislocado el hombro o el codo, sostén el brazo lesionado. Para brindar apoyo adicional, ata un vendaje de pliegue ancho (vendaje ancho) alrededor del pecho y el cabestrillo. 
  5. Si crees que se ha dislocado el tobillo, la rodilla o la articulación de la cadera, sostén la pierna lesionada con almohadillas y vendas de pliegue ancho.
  6. Envía a la víctima al hospital. Llama al 911 para obtener ayuda de emergencia.

Esguince

Un esguince es el estiramiento o desgarro de ligamentos o tendones. Si bien pueden parecer lo suficientemente similares, un esguince y una distensión son dos lesiones diferentes. Tanto una distensión como un esguince suelen ser lesiones menos graves que las roturas o dislocaciones. Cabe mencionar que si un esguince o una distensión es lo suficientemente grave, es posible que se requiera cirugía para reparar ligamentos o tendones extremadamente dañados.

El tratamiento habitual después de evaluar un esguince o distensión consiste en reposo, hielo, compresión y elevación. 

Quemaduras

Podemos definir una quemadura como un daño tisular que resulta de una sobreexposición al sol u otra radiación, contacto con llamas, productos químicos, electricidad o inhalación de humo.

Cuando se produce una quemadura, se provoca una rotura en la piel, lo que posteriormente puede causar una infección si no se trata de manera adecuada o inmediata. 

Las quemaduras se dividen principalmente en tres categorías: 

  1. Quemaduras de primer grado o superficiales 
  2. Quemaduras de segundo grado (parciales) o quemaduras de espesor 
  3. Quemaduras de tercer grado o de espesor total 

La forma en que se tratan inicialmente estos tipos de quemaduras determinan si hay un resultado exitoso.

Las quemaduras de primer grado involucran la capa más externa de la piel y comúnmente están asociadas con el sol. Tal lesión puede ocurrir por una exposición excesiva al sol (jardinería, tomar el sol, etc.). La piel, por lo general, sigue intacta, pero puede parecer enrojecida, muy caliente o caliente al tacto y dolorosa. También puede haber pequeñas ampollas e hinchazón dentro y alrededor del área de la lesión. El tratamiento inicial de primeros auxilios para una quemadura de primer grado incluye el seguimiento:

  • Detén el proceso de combustión, enfría la quemadura con agua corriente fría durante al menos 5 minutos. No uses hielo, ya que esto puede causar más daño a la piel. 
  • Quita todas las joyas, relojes, anillos y ropa alrededor del área quemada lo antes posible.
  • Administra un analgésico de venta libre como ibuprofeno o acetaminofén para controlar el dolor.
  • Sigue las instrucciones de la etiqueta. Consulta a un médico o proveedor de atención médica si el dolor no es aliviado.
  • Cubre la quemadura con una venda de calibre estéril o un paño limpio. Envuelve el área quemada sin apretar para evitar ejercer demasiada presión sobre el tejido quemado.

Las quemaduras leves normalmente sanarán sin más tratamiento. Para quemaduras de áreas pequeñas, se deben aplicar lociones calmantes que contengan aloe vera en el área quemada a fin de ayudar a aliviar el dolor y la incomodidad.

Busca atención médica si hay fiebre persistente que no se alivia con medicamentos, enrojecimiento que puede extenderse más allá del borde de la quemadura o en caso de que el dolor no se controle con ibuprofeno o paracetamol.

Imagen 5. Ejemplo de quemadura de primer grado asociada con el sol.

Las quemaduras de segundo grado ocurren cuando se quema la segunda capa de piel (dermis). Esta quemadura suele tener las características siguientes: muy roja, formación de ampollas, extremadamente dolorosa y bastante hinchazón. 

En general, si una quemadura de segundo grado es menor de 2 a 3 pulgadas (7 centímetros), puede tratarse como una quemadura menor. Si el área quemada es más grande que esto o abarca partes funcionales del cuerpo como pies, cara, ojos, orejas, ingle o localizadas sobre las articulaciones principales, se necesita una atención médica más profunda. Lleva a la persona a la sala de emergencias más cercana para evaluar la quemadura. El no hacerlo puede resultar en permanente desfiguración o pérdida de función.

Por último, una quemadura de tercer grado no es menor y debe ser evaluada y tratada por un médico a la brevedad. Se consideran quemaduras muy graves, sin importar el tamaño o el área del cuerpo que pueda estar involucrada. 

La quemadura de tercer grado abarca todas las capas de la piel y puede causar daño permanente a los tejidos. La piel puede parecer carbonizada, ennegrecida o blanca. La textura de la piel puede ser muy seca. 

¿Cómo brindar atención de primeros auxilios ante una quemadura?

  • Alejar a la persona del peligro y de sufrir más lesiones. Es necesario mantener la quemadura bajo un chorro de agua fría durante 20 minutos. Si es necesario, evita la pérdida de calor cubriendo las áreas no quemadas.
  • La ropa quemada solo debe quitarse si no se pega a la quemadura. No se debe quitar la ropa que esté pegada a la quemadura.
  • Los productos químicos, como los ácidos y los álcalis, deben lavarse con agua corriente durante al menos 20 minutos, pero se debe tener cuidado de no salpicar con estos productos químicos la piel no afectada u otras personas. Una ducha fría es ideal.
  • Las quemaduras superficiales requieren analgésicos, apósitos y revisión periódica para asegurarse de que no se hayan infectado.
  • No se aplica nada más que agua a las quemaduras de segundo o tercer grado hasta que estén completamente frías y evaluadas médicamente.
  • Las quemaduras graves son una emergencia médica y requieren tratamiento urgente. Aplica inmediatamente agua fría a todas las áreas afectadas y luego llama al 911 en caso de ser necesario o acude por tu cuenta a una valoración médica.

Conclusión

A manera de concluir con nuestro curso, te comparto los siguientes puntos clave con la finalidad de que recuerdes lo que abordamos durante este trayecto formativo:

  • Los accidentes ocurren. Alguien se atraganta con un cubito de hielo o le pica una abeja. Es importante saber cuándo llamar al 911, número asignado para emergencias que amenazan la vida. 
  • Mientras esperamos a que llegue la ayuda, es posible que puedas salvar la vida de alguien. Por esta razón, los conocimientos sobre primeros auxilios son importantes y cruciales en una situación de emergencia.
  • La reanimación cardiopulmonar (RCP) se realiza en personas cuyo corazón o respiración se ha detenido, mientras que la maniobra de Heimlich es para personas que se están atragantando.
  • También podemos aprender a manejar lesiones y heridas comunes. Los cortes y raspaduras, por ejemplo, deben enjuagarse con agua fría. Para detener el sangrado, basta con aplicar una presión firme pero suave con una gasa o algo limpio que tengamos a la mano.
  • Es importante tener disponible un botiquín de primeros auxilios. Procuremos contar con uno en casa y otro en el automóvil. 
  • Una forma sencilla de recordar los objetivos de los primeros auxilios es pensar en las Tres P: preservar, prevenir y promover.

Has llegado a la etapa final de este proceso formativo, no me queda otra cosa que agradecer tu participación y entusiasmo al mismo. Para continuar con la finalización de esta clase, te pido realices la tarea asignada.

Espero que este curso haya sido de tu agrado. Sin más por el momento, me despido.