Movimientos sociales contemporáneos en México
Introducción
Bienvenidas y bienvenidos a la clase digital número cinco, en ella nos enfocaremos en los movimientos sociales contemporáneos en México. La importancia que ejercen los movimientos sociales dentro del Estado y sus relaciones de causa y efectos como fenómenos sociales de gran complejidad por lo que adquiere la necesidad de encontrar puntos de equilibrio dentro de un mundo globalizado y competitivo, quedan más expuestas las prioridades y exigencias del ser humano dentro de su entorno, su desarrollo y desenvolvimiento cotidiano en búsqueda de satisfacer sus necesidades y a la vez necesidades de un conglomerado social, dando a conocer y entender que el surgimiento y el fortalecimiento de los movimientos sociales tienen que ser entendidos como consecuencias de un cambio de la base funcional a una base territorial y cultural de la acción colectiva y la dinámica societal asociada dentro de un determinado contexto histórico, social y cultural, además de la reflexión sistemática o sociológica de las características de estos actores políticos, hoy, claves para la estabilidad y la transformación social, en búsqueda de las características internas, las bases socio-territoriales, las tácticas de resistencia, la lucha, y las alianzas forjadas de los movimientos sociales orientadas en el vivir bien de todos los miembros de la sociedad.
Desarrollo del tema
Movimientos sociales contemporáneos en México
Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como finalidad el cambio social. Durante el siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular y a un fin específico, así como a una identidad en concreto y a un grupo social en particular.
Para poder analizar diferentes tipos de movimientos sociales es oportuno tener un concepto general de lo que es un movimiento social, sus causas y cómo se presenta.
Cuando empezó a utilizarse a principios del siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular (revolucionario) y a un fin específico (la instauración de un régimen socialista o comunista), así como a una identidad en concreto (identidad de clase) y a un grupo social en particular (la clase obrera).
Así el mismo término engloba movimientos que se sitúan en muy diferentes contextos, en objetivos que se encuentran en esferas tan distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y cuya composición incluye a clases, sectores, como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y grupos étnicos.
En su conceptualización más general, los movimientos sociales son definidos como “una forma de acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones extra institucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios«.
El movimiento social fue resultado de la síntesis innovadora y trascendental de tres elementos:
- Campaña, el esfuerzo público por trasladar a las autoridades pertinentes las exigencias colectivas.
- Repertorio, creaciones de coaliciones y asociaciones con un fin específico, reuniones públicas, manifestaciones, declaraciones y en los medios públicos, propaganda.
- Demostraciones de Valor: conducta sobria, atuendo cuidado; Unidad: insignias idénticas, pancartas; Número: recuento de asistentes, firma de peticiones; y Compromiso: desafiar al mal tiempo, participación visible. Lo que constituye el movimiento social no son las actuaciones en solitario de los contendientes sino la interacción entre estos tres elementos.
Los movimientos sociales como estructuras de cambio social surgieron históricamente como consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron distintas orientaciones ideológicas: tanto revolucionarias como reaccionarias, y todos los estadios intermedios hasta los marginados, a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras ocasiones de forma interclasista y multipartidista.
Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, o, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.
El término fue introducido al vocabulario académico por Lorenz von Stein en 1846 («Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)») . Stein entiende un Movimiento Social como, básicamente, una aspiración de sectores sociales (clases) de lograr influencia sobre el Estado, debido a las desigualdades en la economía. Así, por ejemplo, la aspiración del proletariado a lograr representación en los sistemas de gobierno. El libro ha sido traducido al inglés (por ejemplo, Bedminster Press in 1964) pero no totalmente al castellano (Galván, 1981).
La vocación de los movimientos sociales es muy grande por su diversidad, por sus muchos objetivos, desde su auge en los años 1960. Su prestigio también es grande. Es una de las vías lógicas de participación ciudadana. No son fundaciones sociales u organizaciones no gubernamentales (ONG), sino que son unidades asistenciales.
El concepto revivió en Alemania hacia los años 1970 con la formación de los grupos de acción cívica (Bürgerinitiativen). Los movimientos sociales rara vez confluyen en un partido político; su labor se basa en presionar al poder político mediante reivindicaciones concretas o en crear alternativas. Estas alternativas o reivindicaciones se convierten en su principal identidad, sin tener que llegar a plasmar un ideario completo.
Son el equivalente a acción afirmativa o grupo de presión para la modificación de la opinión pública y de las políticas públicas (similar al lobby -cabildeo-). Tienen un carácter de permanencia en el tiempo y con un número de personas representativo, con relación a los que sufren o ignoran el problema. Su recuerdo histórico es muy antiguo, por ejemplo, los Comuneros de Castilla. Son algunas veces el nacimiento de una idea con líderes carismáticos memorables y su génesis puede derivar hacia un movimiento o iniciar una revuelta o, más contundentemente, una revolución, como la Revolución mexicana y asimismo la eventual plataforma para un partido hacia el poder.
Es una forma instantánea y continuada de insertarse en el ámbito político, con inicialmente poco esfuerzo organizativo, sin pertenecer a él, pero sí con fuerza de cambio político, como la restauración de la democracia perdida en regímenes autoritarios. Su análisis incluye su objetivo, el tipo de clientela y es interesante el desarrollo de su proceso organizativo. El impacto en la sociedad es desde meramente presencial, como una fuerza de choque perturbadora, o hasta resultar muy definitorio, como grupos fuertes de interés y presión hacia el poder instituido. Deben cuidar su progreso organizativo para ser eficaces y continuar perseverando y merecer el honor de co-artífices de eventos democráticos en las instituciones u otros más modestos, como la información de los ciudadanos.
Los partidos políticos siempre han sido efímeros, amorfos y tremendamente marginales. Durante décadas, pudieron existir en tanto se adherían a las organizaciones sindicales, a las que pretendían “concienciar”, y su posterior importancia en la vida política del país.
En este sentido, se puede decir que, al igual que en muchas otras partes del mundo, los derechos ciudadanos y los regímenes democrático-representativos básicamente han sido producidos históricamente por la acción colectiva de los distintos movimientos sociales, especialmente obreros. De ahí que durante las primeras 2/3 partes del siglo XX, la organización sindical no sólo haya sido un tipo de movimientos sociales políticos, sino también generadores de varias de las características del campo político a través de la incorporación de nuevos sujetos a la polí-tica (los asalariados), nuevas estructuras de acción política (los sindicatos de gran empresa) y nuevos fines de la política (Estado de bienestar, industrialismo, independencia nacional, etc.).
Los movimientos sociales muchas veces son liderados por grupos de menor tamaño que son los encargados de hacer conocer nuevas ideas, de mantener valores que podrían considerarse como novedosos o como poco considerados dentro de un grupo humano. En estos casos existe lo que podría concebirse como una masa crítica de individuos que tendrán un rol protagónico en lo que luego será una mayor aceptación social.
Existen enormes aspectos de nuestra vida cotidiana que hoy tomamos como algo normal y que en realidad fueron la consecuencia de movimientos sociales que en algunos casos implican procesos de gran conflicto. La democracia, los derechos laborales, la división de poderes son todas posibilidades que cristalizaron gracias a distintos movimientos sociales. Es de esperarse que esta circunstancia continúe manifestándose en el tiempo, aunque todavía es difícil de ver qué tipo de cambio de relevancia podría gestarse en este sentido en el futuro.
Movimientos sociales contemporáneos en México
Los movimientos sociales del México contemporáneo se han caracterizado por sus diversas formas de organización y manifestación, las cuales van desde los movimientos pacíficos hasta los más radicales y/o violentos. A lo largo de la historia de México han existido una serie de movilizaciones sociales de diversos tipos y demandas, y a pesar de que la mayoría tuvo un desenlace violento y fueron fuertemente reprimidas en pos de la estabilidad y del orden social, aportaron un capital social importante que a la fecha coadyuva a conformar el ideal de país democrático que aún se está construyendo.
En los últimos lustros (del 2000 al 2017) el llamado periodo de la postransición con el que se suponía que México había arribado a la democracia una vez que se dio la alternancia en la presidencia de la República en el año 2000, con el triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) y la derrota del otrora partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), han emergido en México movimientos sociales que han mostrado una gran capacidad de resistencia, movilización y lucha social, y una enorme destreza e inventiva para innovar en cuanto a repertorios de movilización y a sus estrategias para la disputa. Sin embargo, ese enorme caudal de inconformidad y malestar social, esas oleadas de movilización, protesta y rebeldía, o como dirá Tarrow (2009), esos “ciclos generales de acción colectiva” se han encontrado de frente con los llamados “poderes fácticos” y con un Estado capaz de resistir para impedir una profundización democrática que permita el reconocimiento y pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía (políticos, sociales, económicos, culturales, sexuales, medioambientales, etcétera) que en más de una ocasión han sido los detonantes de las distintas movilizaciones y protestas.
Dicho de otra manera, esos movimientos de protesta social surgidos en México en los primeros lustros del siglo XXI (el zapatismo, las protestas anti desafuero del 2005, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca-appo, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad-mpjd, el movimiento estudiantil #YoSoy132, o las jornadas por Ayotzinapa, entre otras) obedecen a distintas causas, algunas de las cuales son reivindicaciones de la identidad cultural y la lucha por el reconocimiento de los derechos indígenas y su autonomía; otras veces responden a problemas político-electorales, o bien son protestas antisistémicas, expresiones contra la violencia, o exigencia de derechos específicos, demandas estudiantiles que muestran molestia e indignación con la actuación de algunos poderes fácticos o frente a omisiones o connivencias del Estado; o bien, frente a políticos en torno a los cuales se construye una imagen ficticia, haciéndolos parecer un “rockstar” y los salvadores y constructores de un nuevo país, como sucedió en el 2012 durante el proceso electoral de aquel año ante la aparición del movimiento estudiantil #YoSoy132.
Hoy más que nunca, los movimientos sociales, tanto en México como en distintas latitudes de la geografía mundial, se caracterizan por cuestionar abiertamente el poder establecido en un contexto de globalización económica de corte neoliberal que abre cada vez más la brecha entre quienes detentan el poder económico y obtienen grandes beneficios; y entre quienes tienen muy poco y apenas les alcanza para la supervivencia, construyendo así sociedades sumamente inequitativas en donde la pobreza y la extrema pobreza imperan, donde se lacera a millones de seres humanos; donde la desnutrición infantil es extenuante e impide o dificulta pensar en un futuro promisorio para las sociedades que la experimentan; donde el desempleo crece por la aplicación de políticas neoliberales inhumanas, y las enfermedades, muchas veces curables, matan a miles o cientos de miles de niños, mujeres, indígenas, ancianos.
Todos estos movimientos sociales son luchas, son gritos, son rabias, son proyecciones de esperanza desde la desesperación, desde un mundo donde parece que ya no hay esperanza. Todos estos movimientos son gritos al cielo desde la profundidad de la tormenta que estamos viviendo, son acciones colectivas de resistencia y también muchas veces de rebeldía. Estos movimientos de resistencia son un polo de un antagonismo, son respuestas a una agresión constante y violenta. Esa agresión tiene un nombre: el Capital; esa forma actual de organización social que tiene su fundamento en la mediación de las relaciones sociales a través del dinero. Esa violencia que proviene del capitalismo levanta voces de protesta, de indignación y de reclamo. Así aparecen los zapatistas, Cherán, la APPO, Ayotzinapa; nombres que resuenan en el mundo entero, cantando la canción de la rebeldía. Una canción que viene de un mundo que todavía no es, pero que podría llegar a ser o tal vez no.
Estos movimientos también representan el inicio de la lucha por fundar un sistema político auténticamente democrático; son resultado de grupos sociales, jóvenes, indígenas, estudiantes, campesinos, trabajadores de la educación, profesionistas, mujeres que han intentado imaginar un México sin simulaciones, que se han esforzado por desvelar un sistema autoritario cubierto con un velo democrático.
Te invito a ver el siguiente video: «Descubre algunos de los momentos más importantes de la democracia mexicana».
Principales movimientos sociales mexicanos en la actualidad:
- Movimiento “Nuestras hijas de regreso a casa”
- Movimiento ciudadano por la justicia 5 de junio
- Movimiento por la paz, con justicia y dignidad
- Movimiento de San Salvador Atenco
- Movimiento escritores por Ciudad Juárez
- Movimiento LGBTTTI
- Movimiento “Salvemos Wirikuta”
- Movimiento #yoSoy132
- Movimientos por el caso Ayotzinapa
- Movimientos magisteriales
- Movimientos contra el gasolinazo
- Movimiento #MeToo
Te invito a ver el siguiente material para completar esta información: Los movimientos sociales que cambiaron México (III de III)
Conclusión
Como conclusión de esta clase se puede rescatar en términos generales, que un movimiento social es un tipo de acción colectiva, que intencionalmente busca modificar los sistemas sociales establecidos o defender algún interés material, para lo cual se organizan y cooperan con el propósito de desplegar acciones públicas en función de esas metas o reivindicaciones.
También los movimientos sociales, aun cuando en sus manifestaciones se radicalizan, no siempre constituyen un obstáculo para el desarrollo de un país, puesto que esta sanción negativa hacia la movilización social corresponde al imaginario desde el que se tiende a criminalizar a algunos de los movimientos sociales en México.