Clase digital 7. Argumentación

Portada » Clase digital 7. Argumentación


Argumentación

Introducción

Felicidades por llegar al final de nuestra UDA, ya que ha sido un largo camino. Como último tema de nuestra unidad de aprendizaje trabajaremos un tema que nos lleva a la comprensión de la argumentación y el uso que hacemos en toda área de conocimiento de nuestro lenguaje. Las herramientas que nos ha brindado la lógica fundamentan lo que llamamos argumentación.

Muchas veces nos encontramos en ciertos momentos donde ciertas personas nos quieren hacer que aceptemos conclusiones que no se justifican correctamente o son no válidas. Para que sean aceptados estos argumentos deben de ser atractivos para el oyente. A este tipo de razonamiento se le da el nombre de falacia y es muy importante identificarlos en nuestra vida diaria para poder sostener nuestras creencias y conocimientos.

De inicio, analizaremos los distintos tipos de falacia. Posteriormente, aplicaremos todo lo aprendido en un ejercicio que consiste en el debate, una de las formas argumentativas más usadas en el diálogo para la defensa de nuestras posiciones sobre un tema específico.

Desarrollo del tema

La argumentación

La argumentación es una actividad interdisciplinaria, de tal forma que se obtienen conclusiones a través de las herramientas vistas en nuestras clases de lógica, es decir, mediante premisas y conclusiones podemos generar un argumento sustentado en el razonamiento. Puede ser practicado en el debate, el diálogo, la conversación e, inclusive, la persuasión.

La argumentación está dirigida a alcanzar conclusiones de mutuo acuerdo aceptables, pertinentes, claras y precisas. En las diferentes áreas del conocimiento es con frecuencia el medio por el cual algunas personas protegen sus creencias o propios intereses en un diálogo racional o la defensa de ideas.

La argumentación es usada en los juicios para probar o refutar la validez de ciertos tipos de evidencias. Los estudiosos de la argumentación estudian los procesos de racionalización mediante los cuales un sujeto cognoscente puede justificar una postura.

Para plantear una postura argumentada es necesario conocer la postura que se defenderá como una tesis, debe convencerse de ella. Además, se argumenta a partir de un supuesto de igualdad con relación al intelecto y conocimiento entre los interlocutores, es necesario para comprender los argumentos desde los cuales se realizará el diálogo.

El diálogo argumentado debe suponer que quien escucha y el argumentador pueden ser persuadidos mediante una argumentación adecuada: si alguno encuentra resistencia será posible desplegar las estrategias persuasivas necesarias para hacerlo cambiar de opinión. Debido a esto, es necesario conocer las herramientas que sirven para persuadir y no ser persuadido: las falacias. Recuerda que las falacias no son buenas ni malas, sólo son un instrumento que, acorde a como sean utilizadas, se logrará un objetivo o no.

¿Qué son las falacias?

“Las falacias son argumentos que son incorrectos pero que resultan persuasivos de manera psicológica”

(Copi y Cohen, 2010, p. 126)

En otras palabras, son argumentos no válidos pero que nos resultan tan atractivos, que nos convencen y hacen que los aceptemos.

Para influir en la opinión y los sentimientos de los demás se pueden utilizar como un recurso para así persuadirlos. Por lo tanto, resulta obvio que es necesario estudiarlas para evitar ser engañado, esto es, para no aceptar las conclusiones de estos argumentos incorrectos.

Clasificación de las falacias

Se han estudiado más de 112 tipos de falacias. Te presentamos solamente algunas de ellas. Esta clasificación está muy lejos de ser categórica, debido a que la riqueza y complejidad de nuestro lenguaje genera constantemente nuevas formas de argumentos falaces.

Nota: La clasificación presentada es la que propone Hernández y Rodríguez (2009), pp. 210 – 218.

  1. Falacias formales: son aquellas que, como su nombre lo indica, tienen una forma o estructura no válida o correcta, es decir, no cumplen con una o más reglas. Las más comunes son la falacia de afirmación del consecuente y la falacia de afirmación del antecedente.
  2. Falacias informales: son aquellas que cometemos cuando no existe relación entre las premisas y la conclusión o cuando utilizamos conceptos que pueden ser ambiguos (Suárez Ruiz y Roque Álvarez., 2009., pp. 96). Para evaluar este tipo de falacias no basta con analizar su forma lógica, vamos a tener que fijarnos en el contenido o significado tanto de los términos como de las proposiciones. Las falacias informales se clasifican en falacias de irrelevancia (atingencia) y falacias de ambigüedad.
  3. Falacias de irrelevancia o atingencia. Esta falacia se comete cuando no existe relación entre las premisas y la conclusión, es decir, la conclusión no se deriva necesariamente de las premisas. Si existe una relación es psicológica, no lógica. Se clasifican en tres grupos: transferencia de propiedades, apelación a los sentimientos y referencia insuficiente.
  4. Falacia de transferencia de propiedades. Consiste en aplicar ciertas características al sujeto que sí le corresponden, pero que no se relacionan con lo que se está incluyendo.

Algunos tipos son:

  • Ad ignorantiam: por ignorancia. Es un error cuando se comete cuando se argumenta que una proposición es verdadera sobre la base de que no se ha aprobado su falsedad o la inversa (Copi y Cohen, 2010, p. 127). Por ejemplo:

Dios existe porque no se ha comprobado lo contrario

(En dicha falacia se afirma que Dios existe, pero no tiene un argumento para demostrar lo contrario.)

  • Ad verecundiam: apelación inapropiada de la autoridad. Aunque la autoridad especializada en un tema no confirma de manera absoluta un argumento, es razonable citar, pero esta falacia trata justamente de lo contrario, es decir, manifestar una autoridad no especializada en un tema para persuadir al emisor. Por ejemplo:

La actriz Andrea Legarreta afirma que el precio del dólar no afecta a la economía mexicana, ya que el peso no tiene algo que ver con la situación estadounidense, pues las economías son diversas.

(No se puede afirmar que sea un argumento válido, ya que la autoridad no es razonable, pues el personaje es actriz no economista.)

  • Pregunta compleja. Esta falacia tiene que ver con el hecho de mostrar una pregunta que sea retórica y no busque genuinamente una respuesta, pero cuando se toma con seriedad se convierte en falaz, justo porque el que se interroga piensa que debe contestarla. Por ejemplo:

Alumno: ¡Profesor! Tuvo una falta de ortografía y se supone que usted debería cometer esos errores.
Profesor: Todos los humanos nos equivocamos en un momento.
Alumno: ¿E
ntonces cuándo haga mal la tarea puedo decirle que todos los humanos nos equivocamos?

(El profesor puede o no contestar la pregunta, ya que lo que se pretende es persuadirlo de forma falaz.)

  • Ad hominem: abusivo y circunstancial. Esta falacia se traduce como contra el hombre.
    • Ad hominem abusivo es un tipo de falacia que agrede a la persona y no a su argumento, por ejemplo:

Estás de acuerdo con el aborto porque de seguro eres una promiscua (hay un ataque frontal pero no de lo que se dice, sino una agresión a su integridad.

Ad hominem circunstancial: Es cuando se hace una generalización sin considerar la situación. Por ejemplo:

No puedes confiar en esa señora para que te maquille. ¿Ya la viste?

  • Falacia de accidente. Es un uso descuidado de generalizaciones, puesto que una generalización puede ser aplicable o no a casos particulares. Esta falacia es una generalización a un caso particular de manera inapropiada. Por ejemplo:

La mayor parte de los estudiantes que llevan la materia de lógica reprueban, por eso mismo yo reprobaré.

(Si fuera el caso de que la mayoría de los estudiantes no aprueba, no quiere decir que será de ese modo para alguien en lo específico.)

  • Accidente inverso. En esta falacia se sigue un principio general verdadero a un caso particular. Por ejemplo:

Todos los políticos roban, por eso es que el presidente de X país usa vestimenta tan cara.

  • Causa falsa. En esta falacia encontramos una inconexión entre causa y efecto, una falacia de este tipo muy común es la de post hoc ergo propter hoc (después de esto, eso; entonces, a consecuencia de esto, eso). Por ejemplo:

Me duele la cabeza, pues me tome un vaso con leche.

(Como se puede notar, no hay una relación entre una cosa y la otra.)

  • Petitio principii: petición de principio. Esta falacia utiliza una premisa inicial como conclusión. Por ejemplo:

Me gusta la Coca Cola porque es mi bebida favorita.

  • Ad populum: dirigido al pueblo. Esta falacia tiene como referencia lo que popularmente se dice y se toma como un argumento. Por ejemplo:

—Ese restaurante sirve comida muy mala
¿Cómo sabes?
—Pues, porque todos dicen.

  • Ad baculum: apelación a la fuerza. Se trata de una falacia que pretende pasar por un argumento válido porque se goza de una posición, o bien se ejerce alguna clase de abuso para que se asuma como tal. Por ejemplo:

¡No sales a algún lado, porque soy tu madre!

(Aunque lo primero resulte verdadero no tiene que ver con el salir o no, por lo menos en términos lógicos.)

  • Ad misericordiam: apelación al sentimiento. Consiste en apelar al sentimiento o emoción, cuando en un argumento no hay una relación de este tipo, es decir generar una emoción en la lógica no será un objetivo, por ejemplo:

(Una estudiante habla con su profesor, pues tiene una calificación reprobatoria y le dice para persuadirlo.)

—Maestro, la verdad es que no me concentro últimamente porque recién rompí con mi novio y tengo problemas con mis papás y creo que estoy cayendo en depresión.

  • Ignoratio elenchi: refutación a la ignorante. Esta falacia trata de argumentar algo distinto al tema que se pueda refutar. Por ejemplo:

La contundente forma de tratar la libertad de Savater nos hace evaluar el destino del hombre y las causas de nuestra existencia.

(En este ejemplo, si Savater habla de la libertad no necesariamente tendrá que tratar el destino o la existencia, por lo cual es irrelevante pues se ha perdido de vista la argumentación.)

Conclusión

¡Felicidades por haber concluido con la Unidad de Aprendizaje Lógica y Argumentación! Diste un gran esfuerzo para poder llegar hasta aquí.

En esta clase final te brindamos las herramientas que te permitirán reconocer algún tipo de argumento falaz, esto con la intención de que no seas engañado. La segunda parte es la de aplicación del curso: tú tienes que desarrollar argumentos y contraargumentos tomando en cuenta las formas lógicas de los razonamientos vistos durante el curso.

Te has llevado una gran cantidad de herramientas que espero apliques, ya sea en tu vida académica o en tu vida diaria. Sin lugar a dudas, la utilizarás en tus etapas posteriores.

Fuentes de información

  • Copi, I., & Cohen, C. (2007). Introducción a la lógica. Limusa. Recuperado de http://www.filosoficas.unam.mx/~cruzparc/copicap1.pdf