Estudiante: Mara Itzel Medel Villar
Resumen
La educación ha debido responder a la vorágine de cambios sociales y tecnológicos que arrastran tras de sí las nuevas generaciones de estudiantes. Esto ha marcado la pauta para que, de algunos años a la fecha, comencemos a hablar de innovación educativa. En muchos momentos se ha entendido que la innovación educativa obedece, principalmente, a la inclusión de lo tecnológico en el espacio didáctico, “Solemos pensar que con la simple introducción de tecnología en las escuelas ya estamos innovando, sin embargo, la innovación educativa debe ir mucho más allá, de manera que los roles de profesores y alumnos cambien totalmente” (Educo, 2021), nada más lejos de la realidad. Durante este texto, se reflexiona a propósito de la innovación de la educación en la educación superior, analizando distintas herramientas digitales que se han incorporado para ello.
Palabras clave
innovación educativa, recursos digitales para el aprendizaje, disrupción digital, herramientas virtuales, docencia
Introducción
Existen distintos modos de comprender la innovación en escenarios educativos; no obstante, para trasladar el significado de este concepto, es necesario partir de los principios esenciales. En términos generales, es posible percibir la innovación a partir de tres estados de significación:
Innovación en relación a “una invención”, es decir, al proceso creativo por el cual dos o más conceptos existentes o entidades son combinados en una forma novedosa, para producir una configuración desconocida previamente. En segundo lugar la innovación es descrita como el proceso por el cual una innovación existente llega a ser parte del estado cognitivo de un usuario y de su repertorio conductual. Y por último, una innovación es una idea, una práctica o un artefacto material que ha sido inventado o que es contemplado como novedad, independientemente de su adopción o no adopción (Margalef y Arenas, 2006).
De lo anterior se desprende una de las premisas básicas de la innovación, es decir, el cambio. Todo proceso de innovación suscita un cambio, más o menos abrupto, en el ámbito donde se promueve. Quizá, este sea uno de los principales motivos por el que las instituciones educativas se han mostrado reticentes a la adopción de actividades y modelos innovadores dentro de las IES. Habrá que tener en cuenta que las transformaciones pautadas por la innovación inciden en múltiples estratos, sin embargo, la reflexión que estamos pautando hace énfasis en el proceso de enseñanza aprendizaje, desde aquí, lo que se busca es incentivar la incorporación de metodologías innovadoras que propicien nuevas formas de trabajar el aula, dando una relevancia al papel de los estudiantes como eje nuclear, acompañados de un rol docente caracterizado por el fortalecimiento de los procesos cognitivos, determinados por la relación pedagógica en los nuevos esquemas de trabajo escolar (Gómez, 2021, p.6).
A partir de las ideas expuestas por Gómez Quiroz, pretendemos construir el andamiaje sobre el cual se abordarán dos aspectos importantes a lo largo del artículo. Por una parte, analizaremos las principales innovaciones que se han dado en la educación, durante los últimos años y, por otra, se estudiará la disrupción digital en el ámbito educativo.
Innovaciones en el ámbito educacional
Si bien las innovaciones que se han generado en los últimos años, en el terreno educativo, han sido pautadas por los amplios recursos tecnológicos generados por los seres humanos, esto no significa que una institución educativa sea innovadora por ofrecer una sala de cómputo a su alumnado.
La innovación educativa debe entenderse como “un proceso de mejora que se produce a partir de la transformación de estrategias didácticas; la introducción de herramientas y recursos tecnológicos; y la práctica docente en sus diferentes ámbitos de aplicación para ofrecer mejores resultados en el campo de la educación” (Martínez, 2021).
Aún quedan muchas barreras por derribar acerca de lo que supone una innovación en las aulas. Momentos antes, cuando me refería a que los cambios deben ser promovidos en los diferentes estratos que conforman las instituciones educativas, buscaba subrayar la pertinencia de una constante reflexión sobre el acto educativo. Hemos sido partícipes de una flexibilización curricular en pro de atender de manera íntegra las necesidades de los estudiantes, sin embargo, me parece ineludible analizar la pertinencia y eficacia de las transformaciones que se han ido desarrollando. Con aras de examinar avances y áreas de oportunidad, es de suma importancia, como docentes, tener en claro que:
La innovación educativa no es simplemente hacer algo distinto, sino que, lo que decidimos emprender en algún campo educativo nos brinde mejores resultados. La innovación educativa tampoco significa buscar un cambio constantemente hacia lo que resulta ser novedoso o diferente, sino que implica una valoración del mismo cambio para la incorporación y apropiación de procesos basados en la mejora de la educación. Innovar en educación no es un acto coercitivo, sino que alude a una acción reflexiva que se va construyendo (Martínez, 2021).
La reflexión constante acerca de las habilidades básicas que la educación debe incorporar para que el estudiante se desarrolle en el marco de una sociedad digital, evidencian una fuerte imbricación de lo tecnológico. Tan es así, que el aprendizaje de un lenguaje de programación está a la par de la lectura, la escritura y las matemáticas. La propia evolución del proceso de enseñanza-aprendizaje ha llevado a proyectar el ingreso paulatino de la realidad virtual como una estrategia de aprendizaje más efectiva que, al mismo tiempo, minimiza los costes de entrenamiento (Dubai Future Foundation, 2017, p. 28-29).
Con base en lo anterior, es posible enumerar, sin afán de ser exhaustivos, las innovaciones que están cobrando mayor relevancia en los entornos educativos. Así, podemos apreciar cómo la inmersión de lo tecnológico ha modificado la praxis docente.
Innovaciones educativas mediadas por lo tecnológico | ¿En qué consiste? |
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Minecraft education edition | Microsoft nunca podrá quedarse atrás en términos tecnológicos por eso ha creado este videojuego que, mediante mapas interactivos relacionados a la construcción o destrucción de bloques, permite a los docentes enseñar materias como ciencias, matemáticas, música, social, y muchas más. |
Blockchain | El objetivo de su uso es la certificación de las clasificaciones, desempeño académico y curricular de cada alumno. Esto facilitará la gestión de los lentos procesos de examen evitando fraudes o plagios que pudieran desencadenarse en las aulas. |
Realidad virtual | Las llamadas tecnologías inmersivas que son aplicadas en muchos países, permiten a los estudiantes aumentar la motivación y curiosidad potenciando el aprendizaje mediante la experiencia directa. Los escenarios virtuales dentro del aula son sensacionales ya que ofrecen el desarrollo de la capacidad intelectual a través de la experiencia en primera persona. |
Neuroeducación | Su mayor precepto reside en concebir que aprendemos cuando existe la emoción. Con lo cual, los sentimientos también forman parte de la adquisición de saber por parte de nuestro cerebro. En este sentido, muchas escuelas y universidades incorporan la educación en las emociones para favorecer el aprendizaje de los alumnos. |
Aulas colaborativas | Son aquellos espacios de aprendizaje en el que los alumnos o estudiantes trabajan de manera conjunta con el resto de los compañeros con la misión de obtener diversas perspectivas, soluciones y alternativas, en la tarea de resolución de problemas. |
Inteligencia artificial | El empleo de chatbots permiten responder de forma rápida y eficaz todas las consultas del alumnado, las tutorías virtuales también son eficientes y ahorran tiempo, las plataformas virtuales de formación cada año tienen más seguidores y van camino al éxito en la enseñanza. |
Microaprendizaje | Se refiere a la metodología que se basa en el aprendizaje a través de distintos y pequeños contenidos cuya duración no suele exceder más de 15 minutos. Son píldoras formativas en video en las que el estudiante avanza en su proceso de aprendizaje con contenidos directos y prácticos. |
Las proyecciones vislumbradas en el documento The state of the future (2017) han marcado el camino tecnológico hacia el cual, poco a poco, la educación ha empezado a transicionar. Prueba de lo anterior son las acciones concretas que se han ido implementando en las aulas, esto supuso un gran cambio en el rol de los profesores e, inevitablemente, en el estudiante. Todas estas nuevas herramientas tecnológicas prestan atención al papel predominante que hoy por hoy tienen los alumnos, quienes son el eje central que busca ser atendido con cada una de las innovaciones educativas.
Disrupción digital en los ámbitos educativos.
Como todo cambio, la innovación en términos educativos no ha supuesto una transición fácil. La era digital por la que estamos transitando propicia escenarios que años atrás eran impensables. Así, en mayor o menor medida, ha ido rompiendo varios paradigmas. No es fortuita la puesta en jaque del modelo de aulas tradicionales, lo que ha devenido en la creación de espacios de aprendizaje mediados por lo tecnológico: DonorsChoose, Code.org, Coursera, edX, VR for Good, DreamWakers, Moodle (Dubai Future Foundation, 2017, p. 33). Hoy en día las aulas inmersivas cobran mayor relevancia en la enseñanza, mostrando mayores beneficios a los estudiantes pues su educación se vuelve más tangible, práctica, y menos teórica.
Las necesidades expresadas por las nuevas generaciones de educandos con las que convivimos están generando cambios profundos, “resultaría incomprensible que en una sociedad digital con estudiantes de esas generaciones, no arbitrásemos modelos educativos digitales, aprendizajes digitales. Si la educación actual no se integra en la realidad digital que nos circunda, otros actores ocuparán su lugar” (García, 2019).
Lo que hoy modela el quehacer docente es una disrupción digital. Habría que entender entonces qué es. Se entiende por disruptivo todo “cambio que rompe con el modelo pretérito y lo que antes era líder deja su puesto a esas nuevas propuestas, llegando a cambiar determinadas formas de vida y desarrollo profesional” (García, 2019). Solo para ejemplificar, pensemos en cómo la práctica docente pasó de ser una cátedra que no se valía de ningún recurso visual al uso de los proyectores de acetato, lo que ya marcaba un avance. Ahora, casi la mayoría de los profesores usamos presentaciones hechas en PowerPoint o Canva, el salto es abrupto.
Por lo anterior resulta de vital importancia que la educación, a la par de los contenidos programáticos, aliente el desarrollo de competencias digitales que doten de herramientas significativas al estudiante para su desenvolvimiento en el siglo XXI.
No parecería apropiado quedarnos exclusivamente en poblar las escuelas y universidades de tecnologías. Eso por sí mismo no rompe nada y la disrupción es una ruptura. Resulta evidente que si la educación tradicional, reglada, no rectifica… irá cavando su propia tumba. Al igual que en el mundo de la empresa, la transformación digital debería ser una iniciativa estratégica y clave. En fin, si el sistema educativo no se adapta a la sociedad digital, ésta se lo llevará por delante y no olvidemos que el futuro de la calidad del trabajo dependerá como siempre, del aprendizaje (García, 2019).
Cada vez es más importante que los entornos educativos exploten los espacios que la tecnología ha abierto, por ejemplo, las redes sociales, “la creación de comunidades virtuales de aprendizaje interconectadas a partir del aprovechamiento de los recursos y posibilidades que ofrecen las redes sociales, permite intercambiar, desarrollar y consolidar conocimientos a partir de un enfoque de aprendizaje cooperativo” (Vázquez et. al., 2020).
Hoy más que nunca se deben propiciar redes de colaboración entre los estudiantes, si bien ellos son el nodo central de proceso aprendizaje, su contribución y producción repercute en lo social. Lo anterior, sienta las bases para el desarrollo cooperativo al que el estudiante se verá enfrentado en el ámbito laboral.
Conclusiones
Son innegables los retos que la tecnología trajo consigo en todos los ámbitos. Las instituciones educativas, al ser de los pilares más fuertes en el desarrollo de competencias y habilidades en los seres humanos, han pautado diversos procesos de adaptación en respuesta de dichas demandas. Con ello, se abrió una gama diversa de posibilidades para el proceso de enseñanza aprendizaje,
En menos de 20 años hemos pasado de una educación presencial desarrollada principalmente en el aula, a múltiples opciones de formación en espacios digitales. Así, las necesidades en el ámbito de formación y laboral también han cambiado […] A través de la innovación educativa se adaptan estrategias, enfoques y se desarrollan nuevas herramientas para dar respuesta a peticiones cambiantes. Si la formación presencial tiene limitaciones, las herramientas tecnológicas sirven de plataforma para reducir las diferencias en el aprendizaje y reforzar la participación (Terol y Romero, 2020).
Los beneficios resultantes de las innovaciones tecnológicas son ineludibles. Pero cabe reflexionar qué tanto los hemos notado en el contexto educativo mexicano, más aún, qué tan factible es su implementación en estados como Oaxaca o Chiapas donde los índices de población indígena —31% y 28% (Pacheco, 2022)— y pobreza son los más altos del país. Definitivamente el compromiso de la educación es dotar de herramientas a los jóvenes para lograr su inserción en un mundo globalizado e hipermediatizado, en esto la tecnología se convierte en un gran aliado:
Frente a un mundo cada vez más conectado, híper desafiante y altamente competitivo, la escuela como institución está obligada […] a asumir un rol de liderazgo y creatividad. […] Que dé a sus estudiantes oportunidades genuinas para el desarrollo de habilidades y competencias que le serán requeridas en la vida (Aulica, 2020).
Sin embargo, no se pueden obviar los rezagos históricos que arrastra el país. Y que, definitivamente, en las proyecciones educativas que elaboran países del primer mundo estos aspectos no son tomadas en cuenta. Por ello, si bien la tecnología debe ser herramienta en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y lo será cada vez más con los años, también debemos buscar la manera de que ésta ayude a minimizar la brecha entre los países desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo.
Tomando en cuenta para ello, los contextos y problemáticas puntuales de cada uno de estos países para atender las necesidades que los jóvenes tienen. Si bien, estos matices son necesarios, no se plantean como sabotaje a lo tecnológico, más bien muestran una realidad que debe ser atendida con urgencia para que no frene el desarrollo de ningún estudiante del país.