Transformando la academia: innovación y tendencias actuales en la enseñanza universitaria y su impacto en la sociedad

Estudiante: Martin Mata Soto

Resumen

En el sector educativo, el concepto de innovación tiene distintas aristas, pues no se enfoca únicamente al aprendizaje, sino que debe tener un impacto en las relaciones que se deben generar entre los profesores, estudiantes y sociedad. La innovación se ha convertido en una necesidad inminente en la educación, puesto que únicamente aquellas universidades que se mantengan actualizadas y con una propuesta de mejora continua podrán responder a las nuevas necesidades de la sociedad, convirtiéndose en un elemento clave en la formación de profesionistas mejor preparados capaces de afrontar los retos del futuro. Por ello, este texto tiene como objetivo realizar un análisis de las principales innovaciones y tendencias de los últimos tres años que se han dado en el campo del aprendizaje y la enseñanza universitaria en el mundo. 

Palabras clave

innovación, TIC, aprendizaje, educación superior, disrupción

Introducción

La incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se ha tornado indispensable en el ámbito educativo, generando cambios e innovaciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje durante el siglo XXI. 

A pesar de que las tecnologías digitales llevaban ya algunos años en el escenario educativo, la pandemia del Covid-19 aceleró su despliegue a nivel mundial, evidenciando la fragilidad de los sistemas educativos y dando paso a nuevos retos que no habían sido previstos por las instituciones. Esto devino en la transferencia del aprendizaje presencial a los modelos en línea, donde se hace obligatorio que tanto profesores como alumnos desarrollen la competencia de aprender a aprender, ya sea de manera formal o informal; a través de ambientes virtuales, redes de aprendizaje, cursos virtuales, etc. 

De acuerdo con la UNESCO (2015), la visión que se tiene de la educación para el 2030 es que deberá ser inclusiva, equitativa y capaz de promover el aprendizaje a lo largo de la vida de las personas en todo el mundo. Esto será posible lograrlo mediante la innovación y el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), permitiendo fortalecer los sistemas educativos, promoviendo la calidad y el aprendizaje efectivo, así como para brindar servicios de manera más eficiente. 

En el sector educativo, el concepto de innovación tiene distintas aristas, pues no se enfoca únicamente al aprendizaje, sino que debe tener un impacto en las relaciones que se deben generar entre los profesores, estudiantes y sociedad. Para Salinas (2009), la innovación en el proceso de enseñanza-aprendizaje trae consigo desafíos para las instituciones de Educación Superior, puesto que deben revisar sus referentes actuales y promover experiencias innovadoras con ayuda del uso de las TIC, haciendo énfasis en la docencia, en los cambios de estrategias didácticas de los profesores, en los sistemas de comunicación y distribución de los materiales de aprendizaje, es decir, en los procesos de innovación docente, en lugar de enfatizar la disponibilidad y las potencialidades de las tecnologías. 

Bajo este contexto, la innovación se ha convertido en una necesidad inminente en la educación, puesto que únicamente aquellas universidades que se mantengan actualizadas y con una propuesta de mejora continua podrán responder a las nuevas necesidades de la sociedad, convirtiéndose en un elemento clave en la formación de profesionistas mejor preparados capaces de afrontar los retos del futuro. Por ello, este texto tiene como objetivo realizar un análisis de las principales innovaciones y tendencias de los últimos tres años que se han dado en el campo del aprendizaje y la enseñanza universitaria en el mundo. 

Desarrollo

La pandemia generada a nivel mundial por el Covid-19 provocó que la educación tal y como la conocíamos se transformara, dando lugar a que las instituciones educativas de todos los niveles migraran de manera emergente a modalidades a distancia. Esto obligó a que millones de estudiantes y profesores tuvieran que adaptarse, sin contar en la mayoría de los casos con las competencias y herramientas tecnológicas necesarias.

En ese contexto, las instituciones de nivel superior tuvieron que responder a una nueva demanda educativa de una manera oportuna, en la que los ambientes virtuales se convirtieron de pronto en herramientas indispensables para poder brindar clases a distancia, dejando en claro que la tecnología tomaría un rol protagónico en la educación, invitando a repensar y re imaginar los procesos de enseñanza y aprendizaje (Lloyd y Ordorika,2021).

Por ello, durante los últimos años las universidades se encuentran en un proceso de transición educativa, pues la evolución tecnológica, aunado a la demanda de sistemas de enseñanza-aprendizaje más flexibles y accesibles, están obligando que las instituciones de educación superior apuesten decididamente por la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso de formación del estudiante. 

Al enfrentar este desafío, se han puesto de manifiesto algunas de las fortalezas de las instituciones tales como la adaptación, la flexibilidad, la creatividad y los medios para migrar a la educación digital, pero de igual manera han surgido áreas de oportunidad como la conectividad en grupos vulnerables, la currícula poco flexible, la escasez de personal docente capacitado para gestionar el cambio digital y la baja disponibilidad de equipo tecnológico. 

La innovación educativa de acuerdo con la UNESCO (2016), es un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional. Implica trascender el conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos. La innovación educativa cuenta con un enorme potencial, el cual no significa únicamente dotar a profesores y alumnos de material de apoyo como tabletas, equipo de cómputo o pizarras electrónicas, sino que supone cambios que contemplan diferentes aspectos: tecnología, didáctica, pedagogía, procesos y personas. 

Hoy en día, el proceso de innovación en el ámbito educativo suele partir, la mayoría de las veces, de la disponibilidad e infraestructura tecnológica existente en las universidades. Sin embargo, el éxito o fracaso de las innovaciones educativas dependerá, en gran parte, de las diferentes maneras en las que los actores educativos interpretan, filtran, redefinen y dan forma a los cambios propuestos, así como adopción por parte de las personas, los grupos y las instituciones (Salinas,2004). De acuerdo con Murillo (2017), existen cuatro clases de innovación educativa: innovación incremental, innovación disruptiva, innovación revolucionaria y mejora continua, a continuación realizamos la caracterización de cada una de ellas. 

Innovación disruptiva

El término de innovación disruptiva en la educación se asocia con aquellos procesos de enseñanza y aprendizaje que buscan generar espacios de educación completamente diferentes a los tradicionales, valiéndose de recursos digitales y de actividades que buscan incentivar en los estudiantes la innovación; el pensamiento crítico y estructurado; la participación; y la capacidad de análisis y síntesis. La transformación que la tecnología está provocando en prácticamente todas las industrias y funciones de la sociedad constituye un reto para la educación, pues su rol es preparar a los jóvenes para la supervivencia en cada sociedad, donde la globalización la hace aún más exigente. 

De acuerdo con Rodríguez (2021), en el ámbito educativo, una innovación disruptiva es aquella que rompe con el currículum, las metodologías y las modalidades de transmisión del conocimiento, abriendo nuevas alternativas de enseñanza-aprendizaje, permitiendo la introducción de avances e innovaciones en los procesos educativos a través de las tecnologías. La innovación disruptiva debe afrontar los grandes retos de las nuevas generaciones, un mundo hiperactivo e intercomunicado, partiendo del alumno como la parte activa de su propio aprendizaje, con un contenido enfocado en desarrollar sus fortalezas y no en devaluar sus habilidades. 

Bajo este escenario, el docente no puede quedarse al margen en el proceso de transformación de la educación, sino que se debe ver obligado a redefinir sus antiguas técnicas de enseñanza para generar redes de apoyo e impulsar el uso de las plataformas digitales. Rivas (2018) mencionan que el objetivo principal del docente debe ser guiar a los estudiantes hacia el aprendizaje digital y para lograrlo deben desarrollar nuevas competencias que estén relacionadas con las TIC. 

Como ejemplos de innovación disruptiva, podemos considerar los siguientes:

I. Implementación del aprendizaje basado en retos

II. Adopción de la gamificación y del flipped classroom como estrategias base de desarrollo del método de casos o proyectos. 

III. Uso del holograma para el desarrollo de clases espejo o vivencias experienciales multicampus.

Innovación revolucionaria

Este tipo de innovación educativa muestra la aplicación de un nuevo paradigma y se revela como un cambio fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su aportación es tan significativa que no tiene contexto previo en el sector educativo (Murillo,2017), puede reflejarse en las siguientes acciones:

Como ejemplos de innovación disruptiva, podemos considerar los siguientes:

I. Generación de comunidades de aprendizaje multimodal para la solución de problemas reales

II. Desarrollo de proyectos multidisciplinares-multicampus

III. Incorporación del metaverso para el aprendizaje en la asignatura

Innovación revolucionaria

Es un cambio que se construye con base en los componentes de una estructura ya existente, dentro de una arquitectura o diseño ya establecido. Es decir, refina y mejora un elemento, metodología, estrategia, proceso, medio de entrega o procedimiento ya existente (Murillo,2017). Ejemplo de ello son los cambios en el diseño de la asignatura, en los instrumentos de evaluación o en la interacción con los estudiantes.

Mejora continua

Se considera que es mejora continua cuando lo que se propone son cambios que afectan parcialmente alguno de los elementos de innovación educativa sin alterar de forma relevante el proceso. Por ejemplo, una eficiencia de operación, entrega o procedimiento (Murillo,2017). 

Tendencias de innovación educativa

Sobre las tendencias en innovación educativa, actualmente existen varias que podemos señalar, entre ellas:

La gamificación o ludificación. Para Parente (2016), la gamificación trata de potenciar procesos de aprendizaje basados en el juego para el desarrollo de procesos de enseñanza-aprendizaje efectivos. Esto facilita la cohesión, integración y motivación por el contenido; además de potenciar la creatividad de los individuos. Por su parte, Burke (2012) plantea la gamificación como el uso de diseños y técnicas propias de los juegos en contextos no lúdicos con el fin de desarrollar habilidades y comportamientos de desarrollo. 

En el contexto educativo, la gamificación está siendo utilizada como una herramienta que permita que el aprendizaje, la capacitación o incluso las tareas más triviales sean percibidas por los usuarios como divertidas utilizando técnicas desarrolladas y diseñadas para juegos, promoviendo la motivación de las personas mientras disfrutan del proceso de aprendizaje (Lazaro,2019). Para poder lograr esto, los profesores se pueden apoyar de elementos como como tablas de puntajes, medallas, récords y todo tipo de elementos usados tradicionalmente por los diseñadores de juegos. 

El aula invertida o flipped classroom. La tecnología educativa ha ido creciendo significativamente durante los últimos años, esto ha provocado una aceleración en la transformación digital en la mayor parte de las Instituciones de Educación Superior. El uso de las TIC, en conjunto con el enfoque del aula invertida, permitirá adoptar metodologías interactivas para desarrollar competencias que exige la sociedad digitalizada (Fernández y Guerra,2016) .

Para Salazar (2020), el aula invertida permite que la clase se convierta en un espacio para realizar diversas actividades prácticas y en equipo, donde el docente ayuda a consolidar lo aprendido. Con este enfoque, los estudiantes aprenden a su ritmo y el docente puede personalizar el trabajo que realiza con cada uno de ellos, pues permite organizar las actividades en tres momentos: antes, durante y después de la clase. 

Por lo tanto, hoy en día hay actividades de aprendizaje que se pueden automatizar por medio de recursos tecnológicos, como podcast o videos, en donde el estudiante o aprendiz estudia de manera autónoma e independiente ciertos temas y luego aprovecha las reuniones con los tutores, profesores o capacitadores para resolver dudas, intercambiar opiniones o profundizar en los aprendizajes, logrando procesos más ágiles y efectivos de instrucción.

El aprendizaje colaborativo es una forma de organización social de las situaciones de enseñanza aprendizaje, en la que los alumnos establecen una interdependencia positiva, es decir, que perciben que pueden aprender y obtener sus objetivos solo si sus compañeros también lo hacen. El aprendizaje colaborativo provoca una gran cantidad de efectos positivos en los alumnos, entre ellos destacamos un aumento de la productividad, del razonamiento, de la producción de ideas y soluciones nuevas, así como una mejor transferencia de lo que se aprende. 

Para Dillenbourg(1999), el aprendizaje colaborativo es un método donde convergen procesos de enseñanza y de aprendizaje que se producen a partir de la colaboración y la negociación entre pares, producto de la interacción entre dos o más sujetos para construir el conocimiento. Hoy en día este tipo de aprendizaje se ha vuelto muy común entre las diferentes formas de enseñanza como el trabajo en equipo, siendo su origen en concepciones no individualistas de la educación, en el trabajo de maestros durante décadas, así como en movimientos pedagógicos. 

Existe una gran variedad de programas o aplicaciones que permiten el trabajo colaborativo; estas tecnologías favorecen notablemente la comunicación, la interacción y el intercambio de ideas entre los alumnos, por otro lado, ayudan a fomentar su creatividad y su forma de representación. 

e-learning. El desarrollo y la incorporación de las tecnologías de la información en el proceso de aprendizaje ha evidenciado que el e-learning está tomando un papel decisivo dentro del proceso de innovación de las instituciones de educación superior. Esto abrió nuevas perspectivas para la enseñanza, el aprendizaje y la investigación, a través de nuevas modalidades educativas plasmadas en un contexto de universidad virtual, que facilitan al estudiante y al profesor una nueva dimensión de acceso al conocimiento e interactividad comunicacional, que puede conducir a cambiar sustancialmente los paradigmas del trabajo académico para la enseñanza, el aprendizaje, la investigación y la extensión de la educación superior (Sanchez,2018). 

Con el objetivo de que las universidades puedan incorporar con éxito las TIC en el ámbito educativo, es necesario realizar ajustes en las prácticas actuales que permitan revolucionar la forma de entender la enseñanza y el aprendizaje. El proyecto de e-learning forma parte de esa revolución, pues facilita la aplicación de las tecnologías de manera exitosa para mejorar el aprendizaje. 

Bajo este contexto, es necesario que las universidades se adapten a las nuevas tendencias del e-learning, pues actualmente el aprendizaje está apuntalando hacia la enseñanza asistida por computadora, donde el alumno debe adquirir las competencias necesarias para responder a las exigencias tecnológicas de la nueva sociedad. 

Conclusiones

Uno de los principales retos de la educación incluye replantear la forma de aprender y enseñar, incursionando en el mundo de las tecnologías de aprendizaje, rompiendo paradigmas y asumiendo los retos para descubrir nuevas estrategias en el proceso enseñanza aprendizaje (Flores y Trujillo,2021). 

La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es uno de los elementos que está contribuyendo a la formación del estudiante en el siglo XXI, permitiendo responder a los nuevos desafíos del mundo laboral y social. Sin embargo, para Renz y Hilbig (2020) la capacidad de integración de las tecnologías en los centros educativos es siempre un proceso lento y difícil, a pesar de que las metodologías innovadoras, combinadas con el uso de tecnologías, producen resultados profesionales creativos y con múltiples habilidades. 

En los últimos años, hemos sido testigos de innumerables aplicaciones de las tecnologías en el ámbito educativo, pero para que las universidades las utilicen de manera exitosa en la enseñanza, es necesario realizar ajustes en las prácticas actuales. Ante este escenario surgen criterios de innovación que buscan garantizar el éxito en las prácticas educativas (UNESCO,2016) y, de este modo cumplir con el objetivo de generar un cambio en el ser, el saber y en el hacer pedagógico y educativo.