Estudiante: Estefania del Carmen Diosdado Martínez
Resumen
La naciente era digital ha generado novedosas y diferentes oportunidades de aprender, en respuesta a las necesidades de una nueva sociedad compleja, diversa y globalizada que requiere un sistema de educación robusto para afrontar los retos de formación y conocimientos de la nueva generación de estudiantes. Ante este panorama, en el sector educativo emergen desafíos educativos para concebir el aprendizaje como un principio continuo que se puede desarrollar en cualquier espacio y lugar, multiplicándose los caminos de aprendizaje a través de los beneficios de los avances en las tecnologías de información. Sin embargo, la cuestión latente es si el sector educativo está preparado para ir a la par del vertiginoso avance tecnológico, y sobre todo responder a la nueva era generacional y a los nuevos requerimientos de habilidades que la industria requiere en miras de la educación superior. La transformación digital, acompañada por un sistema de comunicación digitalizado exige a las universidades la incorporación de las tecnologías en su quehacer educativo.
Palabras clave
Era digital, competencias digitales, transformación digital, tecnologías de la información, educación, sistema educativo, educación superior.
Introducción
En los últimos años, la sociedad se desarrolla en una dinámica de cambios constantes en todos y cada uno de los sentidos de la palabra, pautados en su gran mayoría por el avance tecnológico y la nueva era digital y que obligan al ser humano a desarrollar habilidades y capacidades que le permitan adaptarse a un mundo lleno de información, múltiples interacciones y diferentes canales de comunicación (Rodríguez Aybar, 2021). Ante este panorama, en el ámbito educativo emergen nuevos retos y desafíos educativos para concebir el aprendizaje como un principio continuo que se desarrolla indistintamente en cualquier espacio y lugar. (Ruiz-Velasco y Bárcenas, 2019)
Los beneficios de los avances de las tecnologías de información han multiplicado los caminos de aprendizaje, y han permitido estar preparados para afrontar de manera repentina situaciones externas desafiantes como una pandemia. Sin embargo, la cuestión latente es si el sistema educativo está preparado para ir a la par del vertiginoso avance tecnológico y, sobre todo, responder a la nueva era generacional, específicamente del nivel superior que demográficamente está constituida por jóvenes, quienes en gran mayoría han adaptado la tecnología en muchos aspectos y ámbitos de la vida diaria. Ahora, las y los jóvenes dedican gran parte de su día a día a estar conectados de manera permanente, interactuando con servicios electrónicos que ofrecen herramientas para personalizarlos de acuerdo con las preferencias y necesidades. En esa gran dimensión de desafíos y retos nos encontramos, donde la educación deberá atender las necesidades que demanda la nueva era digital.
Panorama actual de la educación superior en México
Actualmente, la expansión de la educación superior es una tendencia mundial. Entre el 2009 y 2019, la proporción de personas de 25 a 34 años de edad que tenían un título de educación superior aumentó en gran número de países. En 2019, el 24% de las personas de 25 a 34 años de edad tenían un grado de educación superior en México (OCDE, 2020).
En el ciclo escolar 2021-2022, la matrícula total de 4 millones 750 mil 627 estudiantes, reportada por las instituciones públicas y particulares de educación superior, aumentó en 66,428 estudiantes. Particularmente, en las instituciones de educación superior públicas el incremento fue de 6,679 estudiantes y en el caso de las instituciones de educación superior particulares el incremento fue de 59,749 estudiantes (SEP, 2022).
El incremento de la matrícula profesional se refleja en un aumento moderado de la tasa bruta de cobertura en educación superior, la cual se estima en 42.4%; es decir, 4 décimas de punto más que el ciclo anterior. Si se mantienen las pautas de ingreso actuales, se estima que un promedio de 45% de los adultos jóvenes ingresará en la educación superior antes de cumplir los 25 años de edad, y la mayoría de ellos lo hará a nivel de licenciatura o equivalente (OCDE, 2020).
El crecimiento de la educación superior va directamente relacionado a los múltiples beneficios de accesibilidad que ofrecen las tecnologías, como se visualizó en el año 2020, donde el 34.1% de los usuarios de internet que se conectan desde su hogar lo hacen para tomar cursos para complementar la educación, casi un 10% más de lo que se registró en el año 2019; seguido de un 20.2% que lo usan para realizar capacitaciones para el trabajo, que aumentó un uno por ciento de 2019 a 2020 (INEGI, 2021). Cada día se despierta mayor interés de los jóvenes por acceder al nivel educativo superior, lo que en gran medida se ve influenciado por la irrupción de la tecnología en el ámbito educativo que llego a reconfigurar el modo en que los estudiantes adquieren el conocimiento.
Estos datos demuestran el futuro basado en cifras sobre las próximas tendencias de la educación, pero también de los desafíos importantes que representa adaptar el sistema educativo a la nueva era de la tecnología.
Aproximación hacia los desafíos de la educación superior en México
De acuerdo con Sánchez Mendiola (2022), la educación superior nunca será la misma, es necesaria la incorporación de las herramientas digitales como parte de la cotidianidad educativa. En este sentido, la transición y transformación de las metodologías de aprendizaje está vinculada con la implementación de las nuevas tecnologías a través de la educación expandida que disipa los límites de la enseñanza formal e informal, logrando generar aprendizaje indistintamente en cualquier espacio y lugar. Sumado a esto, el uso de dispositivos tecnológicos con finalidad pedagógica que son aliciente motivante de los estudiantes (Alfabetización digital, 2021).
Destacamos a la tecnología como un eje principal para la nueva era de la educación y, con ello, un elemento esencial para su uso óptimo uso que es el internet. De esta manera, nace la siguiente cuestión: ¿contamos con la infraestructura suficiente y adecuada para suministrar de internet a las escuelas? Si bien, la tecnología facilita el acceso a la educación también se convierte en un punto de desequilibrio para aquellos que no pueden acceder a la conectividad de forma fácil y oportuna.
Por lo anterior, el tema de infraestructura representa en un primer momento uno de los desafíos más importantes y necesarios para garantizar una conversión de la educación a la era tecnológica, sin embargo, es cuestión de esfuerzos conjuntos liderados por el Gobierno. Se requieren de recursos suficientes que alienten a la reducción de la brecha digital, por tanto, es necesario contar con una óptima infraestructura en cuanto a redes y a conexiones que permitan ofrecer la cobertura necesaria para garantizar el eficiente uso de la red, y se garantice el acceso internet a las escuelas con el objetivo de usar las herramientas digitales como medio y complemento de la enseñanza. En un segundo momento, proponemos como un reto importante el nuevo perfil docente en favor de la incorporación de herramientas digitales ante la nueva era del aprendizaje. El docente es uno de los ejes en la educación y, en la actualidad, con la implementación de la tecnología en la educación tiene la posibilidad de transformar la práctica educativa en el contexto de las sociedades del conocimiento. Los sistemas educativos deben actualizar y mejorar la preparación y la formación profesional del docente, y cuidar que toda la comunidad docente pueda obtener beneficios de la tecnología con fines educativos.
La Comisión Europea en el marco de las Competencias Digitales para los Ciudadanos impulsado por el Gobierno Vasco y basado en el Marco Europeo de la Competencia Digital (The Digital Competence Framework for Citizens DigComp) en su versión más reciente (DigComp. 2.1), destaca las 5 áreas de competencia digital docente (Díaz & Loyola, 2021):
- Alfabetización informacional y en datos (Information and data literacy). Certifica la capacidad para identificar, delimitar, obtener, almacenar, organizar y analizar información digital, los datos y contenidos digitales, con el objetivo de evaluar su finalidad y relevancia para las diversas tareas docentes.
- Comunicación y colaboración (Communication and collaboration). Establece la capacidad de comunicar en entornos digitales, compartir recursos a través de herramientas digitales, conectar, interactuar y colaborar con otros para participar en comunidades y redes.
- Creación de contenido digital (Digital content creation). Corresponde a las capacidades de un docente para crear y editar nuevos contenidos digitales, contenidos multimedia y programación informática, así como saber aplicar los derechos de propiedad intelectual y las licencias de uso.
- Seguridad (Safety). Consiste en la capacidad de protección de información y datos personales, protección de la identidad digital, defensa de los contenidos digitales, medidas de seguridad y uso responsable y seguro de la tecnología.
- Solución de problemas (Problem solving). Atañe a las competencias como identificar necesidades de uso de recursos digitales; analizar para la toma de decisiones informadas sobre las herramientas digitales más apropiadas, según el propósito o la necesidad; resolver problemas conceptuales a través de medios digitales; usar las tecnologías de forma creativa; resolver problemas técnicos (UNESCO, 2019).
Definitivamente, contar con docentes capacitados en los usos de las tecnologías, brinda una oportunidad única para aunar esfuerzos que reviertan en mejoras de la calidad de la enseñanza. Dependerá de la suma de esfuerzos de diferentes instancias, pero también como factor clave será la motivación del docente a la adaptación ante el inminente cambio hacia la educación digital.
En un tercer momento definimos como reto importante para la enseñanza digital las competencias digitales del estudiante, como elemento central de un renovador enfoque de los sistemas de enseñanza.
En los últimos años, uno de los principales motores que ha impulsado la penetración de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) en los procesos educativos formales han sido los estudiantes, quienes “importan” al contexto escolar algunas de las prácticas y habilidades que adquieren y desarrollan a partir de aprendizajes informales en contextos mediados por tecnología. En este sentido, se define como “nativos digitales” a los individuos nacidos en la era de las TIC y se conceptualiza como “inmigrantes digitales” a los individuos nacidos antes de la existencia de las redes, que requieren de un periodo de aprendizaje y adaptación siendo ya adultos (González, Román y Prendes, 2018).
Para la gran mayoría de los jóvenes, el uso cotidiano de las TIC en sus vidas los ha transformado de consumidores a prosumidores, traducción al español del término prosumer, definido por Alvin Toffler (1980), en el que se mezclan los roles antes separados de productor y consumidor. En el caso del ámbito educativo, esto constituye una oportunidad para involucrar de manera activa y creativa a las y los estudiantes en la generación de contenidos. Esto se vincula con la propuesta de Chiappe (2016), quien señala al uso de dispositivos móviles como herramientas para crear y compartir contenidos educativos en experiencias fuera del aula de clase, propuesta que se basa en el diseño de actividades de aprendizaje situado bajo el modelo de m-learning (del inglés mobile learning) (ANUIES, 2021).
A partir de estos planteamientos, surge la necesidad de que las y los estudiantes tengan características centradas en la evaluación de las capacidades, habilidades y actitudes frente a las posibilidades de las herramientas digitales para el aprendizaje. Pondremos a consideración las categorías de competencia digital planteadas por Janssen y Stoyanov (2012) y adaptadas por José Iram Zúñiga Lobato (2016), que buscan diseñar una definición multidimensional de la competencia digital, partiendo de dos categorías:
- Competencias digitales básicas, indispensables para la cultura y la ciudadanía digital.
- Competencias digitales transversales, útiles en los procesos de aprendizaje, construcción del conocimiento y como medio para la adquisición de otras competencias.
Zúñiga (2016) muestra una aproximación de las competencias digitales, bajo el esquema de 5 dimensiones:
Tabla 1. Dimensiones en la competencia digital.
1 | Tecnológica | Alfabetización tecnología y el conocimiento y dominio de los entornos digitales. |
2 | Informacional | Obtención, evaluación y tratamiento de la información en entornos digitales. |
3 | Comunicativa | Comunicación interpersonal y social en los entornos virtuales, y los lenguajes múltiples de la web 2.0. |
4 | Habilidad cognitiva | Transformación de la información en conocimiento y su adquisición. |
5 | Cultura digital | Prácticas sociales y culturales de la sociedad del conocimiento y la ciudadanía digital. |
Son amplios los conceptos y son innumerables las listas de las competencias digitales que deben poseer los estudiantes ante esta nueva forma del aprendizaje digital. Entre esto se identifica una idea común: los estudiantes deben poseer características tecnológicas y digitales como elemento fundamental, que contribuyan de manera significativa al desarrollo del aprendizaje, abonen al incremento del capital de conocimiento y a favorecer el uso eficaz y eficiente de los recursos digitales.
Ante esta realidad, el manejo de las competencias digitales en la nueva generación de estudiantes del entorno universitario favorece a los procesos de la búsqueda, identificación, organización, análisis y selección de información, de manera eficiente, ética y legal. Además, los canales no lineales de comunicación benefician la interconexión entre personas de diversas partes del mundo, tanto de manera sincrónica como asincrónica; lo cual permite transformar la información en conocimiento, así como comunicarla y compartirla en distintos entornos, tanto presenciales como digitales.
En este tenor, es importante destacar que, si bien los estudiantes cuentan con habilidades digitales (llamados nativos digitales), esto no asegura el desarrollo de la competencia digital y, por ende, no garantiza un aprendizaje eficiente. Aunque la nueva generación de estudiantes se encuentra inmersa en la tecnología al usar frecuentemente diversas herramientas tecnológicas en muchos de los ámbitos de la vida diaria, pueden carecer de capacidades que les permitan analizar, sintetizar o reflexionar sobre la información y generar conocimiento (Sánchez-Macías y Veytia-Bucheli, 2019).
La competencia digital en los estudiantes debe ser considerada en la actualidad como una herramienta fundamental para el desarrollo y eficiencia de la nueva era del aprendizaje. Las y los jóvenes estudiantes deberán desarrollar habilidades y competencias a lo largo de la vida que le serán útiles no solo en términos educativos sino en cualquier ámbito de la vida diaria y profesional.
Finalmente, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación (ANUIES, 2021) en su publicación Estado actual de las Tecnologías Educativas en las Instituciones de Educación Superior en México. Estudio 2021 identifica áreas focales que se atañen como prioritarias para la transformación digital del aprendizaje en este nivel educativo:
- Planear innovación para la docencia vinculada a los planes estratégicos institucionales.
- Implementar Unidades de Apoyo a la Innovación Docente.
- Generar instrumentos de diagnóstico institucional de competencia digital.
- Impulsar iniciativas de formación de competencias digitales dirigidas a la sociedad en general, esencialmente las basadas en recursos educativos abiertos.
- Fomentar una cultura de honestidad intelectual y respeto a la propiedad intelectual.
- Promocionar políticas que fortalezcan el uso y la accesibilidad de soluciones tecnológicas y recursos digitales, en ánimo de inclusión y diseño universal del aprendizaje.
Conclusión
Como se anticipó en la introducción, hemos explorado una aproximación de los retos y desafíos hacia la transformación digital del aprendizaje en la educación superior, resaltando como prioritario el tema de infraestructura, los perfiles docentes y finalmente las competencias digitales de las y los estudiantes.
En tal escenario es oportuno que las instituciones de nivel superior y todas las instituciones educativas en general comiencen a reflexionar sobre la necesidad improrrogable de sustituir su actual estatus de entidades digitalizadas, por el de entidades en busca de la transformación digital, lo que va mucho más allá del uso más o menos eficiente de las herramientas digitales, donde resulta imperativo fortalecer las estrategias orientadas a la construcción de competencias digitales entre docentes y estudiantes.