Clase digital 6. Desarrollos actuales y potenciales para apoyar la enseñanza y el aprendizaje en contextos y entornos educativos

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Desarrollos actuales y potenciales para apoyar la enseñanza y el aprendizaje en contextos y entornos educativos

Presentación del contenido

¡Hola nuevamente! Te doy la más cordial bienvenida a la clase digital 6 de la UDA Teorías del aprendizaje y enseñanza en la era digital. En esta sesión, se busca que identifiques cuáles son algunas de las estrategias implementadas para el desarrollo de la educación superior en el mundo y específicamente en América Latina y México.

La educación superior se ha convertido en una fuerza de cambio para el desarrollo social de los países, pues esta tiene como objetivo la formación de profesionales competentes para la resolución de las diversas problemáticas del entorno. A la luz de una sociedad del conocimiento, que soporta las actividades sociales, económicas y culturales, los países buscan fortalecer la educación superior en relación a los estándares y prácticas internacionales.

Los principales retos de la educación superior, de acuerdo con la UNESCO (2009), son comprender los problemas complejos de las sociedades y contar con la capacidad para enfrentarlos. Aunado a esto, ahora se encuentra un panorama distinto donde la pandemia por el COVID-19 puso de relieve que lo único seguro sobre la educación superior es la incertidumbre de cómo evolucionará. A la vista de todo esto, ¿cuáles son los retos y desafíos a los que se enfrenta actualmente la educación superior?, ¿qué iniciativas se están desarrollando para que la educación superior cubra las necesidades de las sociedades?, ¿cuáles son las estrategias de la educación superior para actuar en un contexto donde la incertidumbre es constante?, ¿cuál es la proyección que se tiene de la educación superior para el futuro?

Demos respuesta a estas preguntas en el desarrollo de la clase, ¡adelante!

Desarrollo del contenido

1. Los desafíos de la educación superior en México

Las problemáticas a las que se enfrenta la educación superior tienen como eje central la desarticulación que tienen sus dinámicas con las necesidades del entorno, por ello, se vuelve importante reconfigurar los esquemas de educación tradicionales para dar respuestas pertinentes y adecuadas, así como para dar forma al futuro. A continuación, se describen algunas de las principales problemáticas de la educación superior que se constituyen como desafíos a superar.

1.1 Cobertura educativa

La cobertura educativa es una de las problemáticas de la educación superior. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO), la matrícula del nivel superior pasó de menos de 1 millón a 4.3 millones desde 1980 hasta 2018, lo cual significó un incremento de la tasa bruta de cobertura de educación superior de 14.1 a 39.7 %, Aún con ello, son pocos los ciudadanos de entre 25 y 39 años que han cursado el nivel superior (1 de cada 4), y se evidencia una desigualdad social y económica en el acceso a la educación. Las brechas educativas entre las regiones de México son evidentes; mientras que, a nivel internacional, México tiene una cobertura de 39.7 % con una marcada diferencia con países como Argentina, que tiene 90 %, Chile con un 88.5 % y Colombia con un 55.3 %, incluso tiene desventaja con el promedio de todos los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, por sus siglas en inglés), el cual es de 72.6 % (Cámara de Senadores, 2020).

Otra problemática relacionada con la cobertura educativa es el incremento exponencial de egresadas y egresados del nivel medio superior. Del 2006 al 2018, 500,000 egresados más buscaron ingresar a la educación superior, alcanzando un total de 1.3 millones de aspirantes a las universidades; en contraste, solo se tenían 1,150,000 lugares. A esto se sumó la obligatoriedad dada a la educación media superior en el 2012, así como los programas de beca destinados a este nivel, lo que permitió que cada vez más estudiantes aspiren llegar a las instituciones universitarias. Esta situación seguirá en incremento, pues para 2024 se espera tener un flujo anual de 1.6 millones de egresados del bachillerato (Cámara de Senadores, 2020).

Imagen 1: La educación superior se ha convertido en una fuerza de cambio para el desarrollo social.

1.2 El cambio permanente en las sociedades

1.2.1 El envejecimiento de la población

Otro problema que enfrenta la educación superior es el envejecimiento acelerado de la población. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2018), la esperanza de vida promedio mundial incrementó para los nacidos en 2016 a 72 años, en comparación con la cohorte nacida en 2000, cuya esperanza de vida al nacer fue de 66.5 años. Sin embargo, los números de esperanza de vida varían ampliamente según el país, desde un máximo de 84.2 años en Japón hasta un mínimo de 53 en República de África Central. Suiza tiene una esperanza de vida promedio de 83.3, la de España es de 83.1, la de Singapur y Australia es de 82.9, la de Italia es de 82.8, la de la República de Corea es de 82.7; mientras que la de México es de 76.6 años. De las expectativas de vida promedio, se espera que aproximadamente el 50 % de las personas vivan más tiempo.

En el caso específico de México, la población experimenta un proceso de envejecimiento. En su Encuesta Intercensal, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comprobó que en el 2015 la mitad de la población tenía 27 años de edad o menos, uno más que en el 2010. Por su parte, el CONAPO (2016) expuso que en 1950 la mitad de la población se encontraba debajo de los 17.1 años, en el 2018 por debajo de los 27.5; y proyecta que para el 2030 y el 2050 estará por debajo de los 31.7 y 38.2 respectivamente.

Esta situación tiene profundas implicaciones para las personas, las sociedades, las universidades, los empleadores y el país en general. La población considerada “estudiantes universitarios típicos” entre las edades de 18 y 23 años ha comenzado a disminuir y seguirá haciéndolo gradualmente, según las proyecciones mostradas, por lo que las instituciones de educación superior deben estar preparadas y anticiparse para diversificar la oferta y las modalidades educativas a fin de atender al grupo poblacional de gente adulta y, con ello, coadyuvar al sostenimiento de la matrícula, a la pertinencia de sus servicios educativos y, sobre todo, a la creación de fuentes alternas e innovadoras de financiamiento que les permitan ser autosustentables. 

1.2.2 La necesidad de nuevos perfiles

Lo anterior se conjunta con el contexto globalizado que ha traído grandes cambios en las industrias. Las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) requeridas en las y los trabajadores mutan de manera constante, por lo que se precisa de personas mejor preparadas para adaptarse a los escenarios cada vez más inciertos. Asimismo, las personas que egresan de las instituciones de educación superior advierten que una licenciatura ya no es garantía para alcanzar y mantener el perfil de empleabilidad, por lo tanto, deben actualizar sus competencias de forma continua.

La OCDE en su publicación Educación Superior en México: resultados y relevancia para el mercado laboral del 2019 afirma que las competencias de las y los egresados no están siendo utilizadas de forma efectiva y que, además, existe un desajuste entre las competencias de los egresados y las necesidades del mercado laboral (11). También, indica que los empleadores tienen dificultades para cubrir vacantes, entre las cuales se encuentra la falta de experiencia, las altas expectativas salariales, la falta de capacitación técnica y la falta de competencias profesionales (Manpower Group, 2017 cit. por OCDE, 2019). Se menciona también la falta de competencias de acuerdo con cada sector y la consideración de que la educación y la formación de las y los solicitantes era inapropiada para el sector al que buscaban ingresar (Hays, 2018 cit. por OCDE, 2019); aún más, se señala que las y los egresados tenían un conocimiento disciplinar insuficiente.

Por otra parte, la OCDE identifica que “El objetivo de especializarse en industrias de alta tecnología con alto valor agregado también se ve obstaculizado por la baja y decreciente proporción de egresados de programas [relacionados con las] TIC (2 % de egresados y de nuevos matriculados) (OCDE, 2018). Esto abona a la afirmación aquí hecha: hay un evidente desajuste entre las competencias de las y los egresados y las necesidades del mercado laboral.

1.2.3 Cultura organizacional en las universidades: resistencia al cambio

Ante las necesidades emergentes de las sociedades y la cada vez más extendida transformación digital en todos los ámbitos, incluido el educativo, las instituciones de educación superior deben evolucionar y modificar los paradigmas tradicionales, adoptados por décadas. Las universidades deben alinear sus visiones y, por ende, sus estrategias en un enfoque holístico e integral, tomando en cuenta el ámbito laboral, la cultura organizacional y las tecnologías a emplear. Hacer esto las llevaría no solo actuar en consecuencia a las características del contexto, sino a anticiparse y construir el futuro deseable.

No obstante, lo desconocido y el cambio pueden ser percibidos como amenazas para el orden establecido de los empleados universitarios, lo que deviene en una problemática porque se precisa cambiar las maneras de hacer las cosas para reducir y hacer un uso más efectivo de los recursos. Las funciones únicas y específicas de un empleado universitario están en el límite de la obsolescencia, pues en la actualidad es esencial que puedan realizar diversas actividades de manera eficiente, es decir, se requiere mejorar los procesos o incluso reconfigurarlos. Para que esto se materialice, los líderes dentro de las universidades deben contar con habilidades para la gestión del cambio, tener una visión estratégica y estar dispuestos a tomar las decisiones difíciles e incómodas, como eliminar lo duplicado o lo que se utiliza muy poco, para centrar esos esfuerzos en lo que es relevante, en la creación de iniciativas innovadoras enfocadas en la experiencias de los usuarios, que son su comunidad estudiantil y docente. 

Imagen 2: Los líderes dentro de las universidades deben contar con habilidades para la gestión del cambio.

Adicionalmente, en sus estructuras organizacionales las universidades siguen viendo a sus componentes como entes independientes, aislados unos de otros, con jerarquías marcadas y alentadas a permanecer. Sin embargo, en beneficio de su comunidad universitaria, es menester trabajar la información obtenida y los datos generados de manera integrada; en otras palabras, el trabajo colaborativo debería regir en sus actividades del día a día (Grajek, 2020). Al no trabajar de esta manera, se arriesga a la desconexión de los servicios, a la redundancia de procesos, a no lograr el ímpetu para el logro de las metas establecidas.

Finalmente, si bien los proyectos institucionales y los modelos educativos de las universidades promueven centrar sus procesos y servicios en las y los estudiantes, en la práctica muchas veces no se lleva a cabo. Antes de poner como prioridad las necesidades de sus estudiantes, muchas veces las instituciones y sus empleados se enfocan en aquello que les represente menor dificultad, en lo que ya conocen, en lo que no implica un esfuerzo adicional. Invariablemente, para cualquier tipo de institución u organización, esto resulta contraproducente.

2. Iniciativas para el desarrollo de la educación superior

2.1 El aprendizaje a lo largo de la vida

El lifelong learning, conocido así en su vocablo inglés, es una corriente educativa en la que se pueden emplear diferentes acciones de aprendizaje durante el proceso formativo de las personas a lo largo de la vida, con el propósito de obtener nuevos conocimientos, así como competencias y habilidades que inciden en los ámbitos personales, sociales y profesionales. Esta corriente educativa es diferente a la educación escolarizada tradicional y se caracteriza por ser un proceso continuo.

El aprendizaje a lo largo de la vida constituye una herramienta para que las personas desarrollen los conocimientos, habilidades y actitudes que se requieren para la vida y que pueden impulsar el desempeño laboral. Quienes se suman a esta dinámica suelen encontrarse motivados para aprender y desarrollarse de manera satisfactoria en su proceso de enseñanza-aprendizaje, pues adentrarse en ella requiere de actos deliberados y voluntarios.

La integración del aprendizaje a lo largo de la vida a los modelos educativos se ha extendido cada vez más en las instituciones de educación superior, pues se posiciona como una vía para dar respuesta a las necesidades del entorno actual. Los aprendices a lo largo de la vida se benefician de nuevas herramientas, métodos y pares que los ayudan a aprender al ritmo del cambio, pero también tienen su trayectoria de aprendizaje respaldada por nuevos modelos teóricos como el conectivismo, la teoría del aprendizaje en red, y la heutagogía, es decir, la teoría del aprendizaje autodirigido. Ambos se ocupan de las habilidades de autoaprendizaje.

Las instituciones de educación superior ya están transitando hacia la creación de espacios que promuevan este tipo de aprendizaje, por ejemplo:

  • Unidades de educación continua. Han existido durante más de 100 años en algunas instituciones y son nuevas para otras. Estas unidades son, a menudo, motores de innovación (y generadores de ingresos) para las universidades, y algunas han comenzado a ofrecer una oferta educativa orientada a grupos de mayor edad.
  • Plataformas de cursos masivos abiertos (conocidos como MOOC por sus siglas en inglés). Usualmente con respaldo de una gran variedad de instituciones de educación superior en todo el mundo, se ofrecen experiencias de aprendizaje que abarcan desde la analítica de datos, ciencias de la computación y temas de negocios, hasta cursos de artes liberales. 
  • Catálogos de Cursos a Distancia. En el caso de la Universidad de Guanajuato, se ofrece una plataforma educativa que permite a cualquier integrante de la comunidad universitaria acceder a procesos educativos y formación permanente de forma gratuita a través de internet, mediante cursos y unidades de aprendizaje autogestivas.

Así pues, el aprendizaje a lo largo de la vida supone un enfoque de aprendizaje que posibilita dar atención a algunas de las problemáticas de la educación superior anteriormente expuestas. La apuesta en ella es cada vez más extendida en las universidades y sin duda se vislumbra como una estrategia impulsora en este nivel educativo.

2.2 La Agenda de Desarrollo Sostenible

Por otra parte, un punto de referencia esencial de las políticas públicas de diversos países y que impulsa las acciones en distintos ámbitos es la Agenda de Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015 por más de 150 líderes mundiales. En ella, se incluyen 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas que forman parte del plan de acción que tiene por objetivo para 2030 poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático sin que nadie quede rezagado. Los ODS y sus metas están integradas entre sí y son indivisibles, conjugan las 3 dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental (ONU, 2015).

Este documento rige los programas de desarrollo de los 193 estados que lo adoptaron, entre ellos México, quienes se han comprometido a llevar a cabo lo necesario para su implementación mediante alianzas centradas en las necesidades de las personas más vulnerables. En el ámbito de la educación, se considera al ODS 4: Educación de calidad, que a la letra dice “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. La educación superior está referida de manera específica en la meta 4.3 “De aquí a 2030, asegurar el acceso igualitario de todos los hombres y las mujeres a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria.”

Al mismo tiempo, de la Agenda se desprende un objetivo adicional que de manera indirecta impacta en el ámbito educativo: el ODS 9 “Industria, Innovación e infraestructuras”, específicamente el 9c “Aumentar significativamente el acceso a la tecnología de la información y las comunicaciones y esforzarse por proporcionar acceso universal y asequible a Internet en los países menos adelantados de aquí a 2020”. ¿Por qué impacta en el ámbito educativo, específicamente el de la educación superior? Pues porque las TIC han sido adoptadas como una de las alternativas para lograr su carácter universal, mediante la ampliación de la cobertura con la atención a la población con deseos de estudiar, pero sin posibilidades de hacerlo en formatos presenciales o bajo el perfil de un estudiante de tiempo completo, a partir de que la UNESCO (1988) las percibe como una vía para “salvar las distancias y establecer sistemas de educación de alta calidad […]» con la intención de favorecer el progreso social, económico y la democratización.

Así pues, alineado a la Agenda, dos de los objetivos planteados en el Plan Nacional de Desarrollo de México 2019-2024 inciden en el ODS 4 y uno en el ODS 9, de esta manera se busca ampliar la cobertura de la educación, dando un impulso sin precedentes, al menos recientemente, a la educación superior con el establecimiento de universidades públicas a lo largo del país, así como combatir la marginación y la pobreza con la instalación de internet inalámbrico en todo el territorio, incluidas las escuelas. Se denota congruencia con dichos objetivos con lo realizado recientemente en el ámbito legislativo con la reforma al artículo tercero constitucional (sobre el derecho al acceso a la educación), las reformas a la Ley General de Educación, donde se incluye a la educación digital, y la creación de la Ley General de Educación Superior, donde este nivel educativo cobra carácter de obligatorio y se integran a las tecnologías como elementos esenciales a considerar; de esto se hablará a detalle en las siguientes líneas.

¿Cómo van los ODS de la ONU posterior a la pandemia?

Escucha el episodio del podcast BBVA Voces donde un grupo de expertos de distintas áreas comentan los avances logrados para avanzar en el cumplimiento de estos objetivos fijados por la ONU en 2015 en medio de la pandemia que azotó al mundo.

Luego de escucharlo reflexiona sobre lo expresado por el experto Víctor Hugo Malagón respecto al ODS 4 Educación de calidad:

2.3 Los cambios a las leyes educativas en México 

2.3.1 La obligatoriedad del nivel superior

En diciembre de 2020 en México, se aprobó por la Cámara de Diputados la Ley General de Educación Superior (LGES) y se publicó en el Diario Oficial de la Federación en abril del 2021. Esta ley no había sido reformada desde 1978, por lo que se busca modernizar más de 10 artículos, así como cumplir a la reforma hecha el artículo tercero constitucional en 2019, donde se le otorgó a la educación superior el carácter de obligatoria, gratuita y se declaró que el Estado será quien la imparta y garantice, sin afectar la autonomía de las instituciones de educación superior. Además, con ella, se busca modernizar más de 10 artículos de la actual ley.

Por otra parte, con la LGES se busca la integración de un sistema normativo futuro conformado por el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior y el Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior. Los cambios y actualizaciones en el sistema educativo superior mexicano se dan en consonancia con la “Nueva Escuela Mexicana” (NEM), filosofía que cuenta con 9 ejes formativos agrupados en 3 áreas: diversidad cultural, responsabilidad ciudadana y participación activa en la transformación (Salazar, 2021).

  1. La interculturalidad o coexistencia de sociedades socioculturales diversas.
  2. La formación interdisciplinaria donde las ciencias y humanidades están en diálogo y aprendizaje recíproco con otras disciplinas.
  3. La internacionalización solidaria donde se compartirán las acumulaciones científicas y de saberes de los países en beneficio de los seres humanos.
  4. La educación para la vida: el acceso de las personas a todos los ámbitos de la cultura artística, a la ciencia y la tecnología, al conocimiento humanístico y social en los ámbitos local, nacional y universal.
  5. Habilidad para inclusión digital: poder acceder, usar y adaptar las tecnologías de la información a la vida cotidiana.
  6. La territorialidad: saber prácticas que formarán parte de la comunidad local, regional e internacional.
  7. La formación inclusiva en donde se construya una sociedad en la que los sectores de la población participen activamente.
  8. Equidad de género para replantear los contenidos de las ciencias y humanidades en los que prevalezcan paradigmas que reconozcan la igualdad de género.
  9. Una sociedad sustentable que impulse el desarrollo de las potencialidades de las personas en pleno vínculo.

Actualizar la legislación de la educación superior ocurre por la necesidad de responder a las condiciones, los cambios y los grandes retos a los que se enfrenta el país y las instituciones con el desarrollo social y económico, la competencia del exterior y la constante evolución del sector laboral profesional al cual los universitarios ingresan. También con el menester de vincularse con el nivel de desempleo, los bajos salarios, la precariedad y la desigualdad, a fin de mejorar las condiciones de vida de las personas.

Así pues la LGES toma en su poder las problemáticas de la educación superior y las tendencias globales en torno a ella a fin de generar una vía común para las instituciones universitarias y, por ende, para el rumbo del país. En este sentido, puede decirse que la LGES se constituye como un marco de referencia donde se encuentran los criterios orientadores que ayudan a reconocer qué es lo que se espera de la educación superior. Por ejemplo, indica que la educación superior fomentará el desarrollo humano integral de las y los estudiantes en la construcción de saberes. Entre ellos se encuentra el pensamiento crítico, la interculturalidad, la resolución de problemas, la responsabilidad ciudadana, las relaciones sociales, el respeto y cuidado al medio ambiente, las habilidades digitales y uso responsables de las tecnologías, el desarrollo de habilidades socioemocionales, etcétera. 

2.3.2 El impulso de la transformación digital de la educación

En armonía con las tendencias actuales, en el cada vez más establecido binomio entre educación y tecnología, se desarrolla la Agenda Digital Educativa (ADE), legalmente fundamentada su creación en el artículo tercero y en la Ley General de Educación. En ella, se impulsa la transformación digital de la educación, atendiendo a la importancia de las tecnologías en la vida cotidiana. Constituye un instrumento que permita integrar y planificar las políticas públicas relacionadas con el uso de las Tecnologías de la Información, Comunicación, Conocimiento y Aprendizaje Digitales (TICCAD) en el Sistema Educativo Nacional. 

Imagen 3: La Ley General de Educación impulsa las transformaciones digitales.

Entre sus objetivos se encuentra promover la equidad, el acceso, la calidad y la excelencia de la educación gracias al uso educativo de las TICCAD; fortalecer la infraestructura y garantizar la adquisición de habilidades, saberes y competencias digitales demandadas por la sociedad del siglo XXI. Se trata de un marco de acción que no impone dogmas pedagógicos, sino que propone soluciones específicas a problemas de los procesos de enseñanza y de aprendizaje concretos en el aula (SEP, 2020). 

En la ADE se emplea el término educación digital, en la que surgen iniciativas innovadoras, como la educación en distintas modalidades, a través de la incorporación de nuevas herramientas, nuevos enfoques y metodologías educativas. Es aquí donde se requieren nuevas profesiones y perfiles docentes, donde se diversifican los escenarios de enseñanza y aprendizaje, y los conocimientos y materias de estudio.

2.4 La transformación digital de la educación

La adopción de las TIC en la educación en América Latina ha tenido avances importantes en la última década, sin embargo, persisten reticencias en relación con su efectividad como herramienta para la enseñanza y el aprendizaje. En México, las iniciativas educativas que integran las TIC se han desarrollado desde mediados de los años 90 a través de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el Espacio Común de Educación Superior (ECOESAD) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), principalmente. 

De esto, se observan casos exitosos de universidades en las que las TIC han contribuido significativamente a la implementación de oferta educativa con calidad, por ejemplo, el Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara, los programas educativos en línea de la Universidad Veracruzana, el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato (UVEG) y de reciente creación el Sistema Campus Digital de la UG, por nombrar algunos. Sin embargo, también se atestiguan casos en los que no se han alcanzado los objetivos, lo que puede derivarse de fallas estructurales en las dimensiones académicas, tecnológicas y de gestión de las instituciones.

A diferencia de las décadas anteriores, donde los esfuerzos en este sentido eran hasta cierto punto aislados y con un alto grado de voluntad por parte de los actores educativos, las características y requerimientos del contexto actual obligan a las instituciones a sumarse para permanecer vigentes y competitivas. Dichas características forman parte de lo denominado “transformación digital”: la rapidez con que se generan los desafíos de la globalización, los avances tecnológicos y los cambios que estos detonan en los ámbitos social, político y económico. 

La transformación digital es definida como “una serie de cambios profundos y coordinados en la fuerza laboral, la cultura y la tecnología que permiten nuevos modelos educativos y operativos y transforman las acciones, las direcciones estratégicas y la propuesta de valor de una institución” (Grajek, 2020). Antes de la pandemia, diversas universidades ya se encontraban impulsándola e incluso estaba presente en sus planes y proyectos de desarrollo, sin embargo, se ha visto acelerada a raíz de la pandemia del SARS-CoV-2. Si antes las TIC tenían alguna presencia en los procesos educativos y se les consideraba la única manera de ampliar en poco tiempo el acceso al conocimiento, con el COVID-19, ante la necesidad de dar continuidad a las clases, se convirtieron en unos de los pocos canales para hacerlo. De tener tiempo y recursos para eventualmente incorporar las TIC a la educación, devino en la única alternativa (en muchos casos) para evitar el rezago de las y los estudiantes. (Trejo-Quintana, 2020)

La aceleración de la transformación digital en la educación conlleva grandes implicaciones para una era postpandémica. Para las instituciones educativas y los gobiernos, se ha hecho patente y urgente que deben (Trejo-Quintana, 2020):

Con la pandemia se puso en evidencia que las prácticas de la educación a distancia o educación virtual no son las mismas que las de la educación presencial “La escuela física no se reemplaza automáticamente con la escuela a distancia, porque la didáctica no se reduce a la tecnología, ni la pedagogía a usar internet. Son dos modalidades con lógicas y funcionamientos propios y eso siempre debe considerarse” (Trejo-Quintana, 2020: 126). En otras palabras, también es necesario que las instituciones educativas formen a sus profesores en tecnología educativa, la cual se define como “la disciplina pedagógica encargada de concebir, aplicar y valorar de forma sistemática los procesos de enseñanza y aprendizaje, valiéndose de diversos medios para que la educación logre sus finalidades.” (Sancho Gil et. al, 2015 cit. por Torres y Cobo, 2017: 32).

Así pues, la pandemia supuso un llamado de atención a las instituciones para resolver aquello que habían identificado en el pasado, pero que no consideraron prioritario atender, por lo que el reto al que deben enfrentarse es aún mayor: deben alcanzar las tendencias actuales, las cuales además exigen un posicionamiento distinto de las maneras de hacer las cosas. Un ejemplo de ello es la Universidad del futuro, visión a la que deben apuntar para mantenerse vigentes.


¿Puedes imaginarte una universidad al estilo de Netflix?

Te invito a dar lectura al artículo University as a Service (UaaS) de Graham Brown-Martin, en el que explora cómo podría concebirse una universidad donde se puedan comprar las experiencias educativas como si se fuese a ver a una película en Netflix, o comprar un producto en Amazon o Mercado Libre.

Reflexiona


2.4.1 La Sociedad 5.0 y la Universidad del futuro

La transformación digital en marcha, los inventos tecnológicos y la disponibilidad masiva de datos marca la cuarta revolución industrial, dando nacimiento al concepto de Sociedad 5.0, en la que se busca abordar con mayor eficacia los distintos retos sociales. En ella se crearán nuevos valores y servicios para hacer más cómoda y sostenible la vida de las personas. Este concepto se está adaptando e implementando en Japón, donde se propone una sociedad que comparte sabiduría y fortalece la cooperación entre la industria, la academia y el gobierno para crear una nueva sociedad centrada en el ser humano, su protagonista, en la que la tecnología juega un papel importante. En otras palabras, la Sociedad 5.0 que visualizan las autoridades japonesas apunta a la integración del hombre con la máquina a través de tecnologías avanzadas en busca de una mejor calidad de vida y bienestar.

Esta sociedad está alineada a lo establecido por la ONU en la Agenda de Desarrollo Sostenible; de ella, se vuelve esencial la promoción de la alianza global entre los gobiernos de todas las naciones para resolver las problemáticas de las sociedades. En este escenario, la Universidad del futuro funcionaría de manera adecuada. De acuerdo con Davey et al. (2018: 6) una universidad del futuro ideal debe alinearse con la comunidad empresarial a través de cadenas de suministro de innovación mientras satisface las necesidades de talento de los empleadores. Al mismo tiempo, también es importante que satisfaga las demandas de la comunidad regional a través de su impacto social (Panizzon y Pinto, 2020: 411-412). 

Alexander y Manolchev (2020) presentan una recopilación y agrupación de opiniones de expertos sobre cuatro modelos hipotéticos de la Universidad del Futuro: clásico, interactivo, empresarial y de plataforma, los cuales se desarrollan sobre dos ejes: la capacidad de respuesta a la demanda y la flexibilidad estructural, es decir, se pone de relieve la necesidad de que las universidades satisfagan las cambios constantes en la demanda al mismo tiempo que se adaptan estructuralmente (Panizzon y Pinto, 2020: 411).

Las universidades del futuro se deben alinear con los requerimientos de la Sociedad 5.0, por ejemplo, en Japón se ha determinado centrarse en las fortalezas humanas en cuanto a la inteligencia artificial y ciencia de datos, además de mejorar la educación en artes liberales para que los estudiantes estén preparados para la disrupción tecnológica. En este sentido, se están considerando dos cambios en el sistema educativo de Japón: uno es la progresión de grado más flexible, que ofrece clases de apoyo para garantizar la comprensión de las y los estudiantes estudiantes y evitar que pierdan un año académico completo debido a que reprobaron un solo curso; de esta manera, el estudiante avanzará al siguiente grado mientras aprende el curso que le faltó. El otro es eliminar las barreras existentes entre materias y disciplinas para sacarle el máximo partido a la tecnología. (Panizzon y Pinto, 2020: 413), este es el futuro al que deben apuntar las instituciones de educación superior.


Universidades del futuro 2030

Explora las características que el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de la Unesco atribuye a las Universidades del futuro. 

Reflexiona


Conclusiones y énfasis de ideas clave

La Agenda de Desarrollo Sostenible provocó tornar la mirada hacia una visión sistémica, en la que un elemento de un sistema tiene interrelación con todos los otros elementos, por lo que si uno cambia todos se ven afectados; en contraste con la tradicional que concibe a los elementos como aislados entre sí. Con esta visión sistémica se generan propuestas integrales y holísticas, con el potencial de incidir en todos los ámbitos de la vida, como el mercado laboral, la economía, la política, etcétera. En este sentido, es patente que las iniciativas más actuales buscan resolver no solo a una problemática sino a una serie de ellas. 

Conocer los referentes actuales de la educación superior es esencial para el desarrollo de la práctica educativa, pues implica una conciencia de hacia dónde se apunta con las acciones llevadas a cabo. También, da sentido a las estrategias implementadas por las instituciones de educación superior y a las políticas públicas promovidas por distintos niveles de gobierno, así como por organizaciones particulares.

Has finalizado la clase, ¡te felicito por tu esfuerzo! Hasta la próxima.

Fuentes de información