Clase digital 3. Aproximación al saber estético náhuatl

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Aproximación al saber estético náhuatl

Presentación del tema

¡Hola!

Es un gusto enorme saludarte en la continuación de tu formación personal y académica. Es importante destacar que, para el logro de tus competencias personales, es necesaria tu participación en el desarrollo de los temas de la presente clase.

Durante esta sesión, realizaremos una aproximación al saber estético náhuatl. Tomaremos el término estética aquí en el sentido de la ‘reflexión acerca del arte’, en su acepción más sencilla: ‘teoría de la sensibilidad’. Y el término náhuatl, singular de nahuas, para referir a la suma de distintos grupos asentados en el Valle de México y sus alrededores vinculados por una misma lengua y una misma cultura: el mundo náhuatl de los siglos XV y XVI, cuyo estadio de esplendor son los aztecas que conoció Europa tras el arribo de Hernán Cortés.

Así, la noción teoría estética náhuatl refiere a las reflexiones nahuas en torno a su hacer/saber artístico que muestran un acervo de conocimientos especulativos respecto al fenómeno del arte en sus dos polos: la creación y la recepción, el cual sistematizaron y es aplicable como nociones fundamentales al arte posterior. 

Para ello te presentamos una serie de recursos a través de los cuales conocerás la noción cardinal que rige su saber estético: In xóchitl, in cuícatl: flor, canto, metáfora de poesía/poema es, engranaje de un pensamiento filosófico cuya trama es una concepción estética del Universo y de la vida donde la belleza y lo divino son sinónimos de lo verdadero. Además, de una particular noción de filosofía náhuatl contemporánea, a manera de contrapunto.

Es necesario estudiar con detenimiento cada uno de los materiales, pues será a partir de tu reflexión que podrás construir una perspectiva integral sobre el tema.

Los recursos a revisar son los siguientes:

  • “Antropológicas – Flor y canto (Cápsula programa 28)”. Este video presenta una aproximación a la estética náhuatl a través de la explicación de la noción cardinal que rige el saber estético náhuatl: In xóchitl, in cuícatl: flor, canto.
  • Tlamatiliztli Nahuatl (Filosofía Nahuatl). Este video presenta una noción filosófica contemporánea que explica una arista del saber náhuatl, en voz de Antonio Castillo Hernández, nahua de la región de Hidalgo, México.

Te invito a proseguir en esta fascinante lección.

Objetivo didáctico de la clase

Conocer la estética náhuatl, a través de una aproximación a la noción cardinal que rige su saber estético: In xóchitl, in cuícatl: flor, canto, para construir una perspectiva integral de su acervo de conocimientos especulativos respecto al fenómeno del arte, aplicable como nociones fundamentales al arte posterior.

Contenido didáctico

A continuación, se presenta el contenido didáctico de acceso abierto o institucional para profundizar en el tema.

No.Nombre del recursoSinopsisTipo de recursoEnlace Web
1Antropológicas – Flor y canto (Cápsula programa 28)Video que presenta la noción cardinal que rige el saber estético náhuatl: In xóchitl, in cuícatl: flor, canto, en voz de M. León Portilla.Video[Acceder]
2Tlamatiliztli Nahuatl (Filosofía Nahuatl)Video que presenta la noción filosófica que rige el saber  náhuatl, en voz de Antonio Castillo Hernández, nahua de la región de Hidalgo, México.Video[Acceder]

Material didáctico complementario

No.Nombre del recursoSinopsisTipo de recursoEnlace Web
1La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes: Miguel León PortillaVideo que presenta una reseña crítica sobre la investigación sobre Filosofía náhuatl de León Portilla.Video[Acceder]
2El anáhuac y la toltecayotlVídeo que explica el toponímico Anáhuac y su contexto cultural, y la noción Toltecáyotl, en voz de Guillermo Marín.Video[Acceder]

Resumen e ideas relevantes de la clase digital

Dentro del canon de la Literatura Novohispana, las escritoras ocupan una arista aplazada, y como advirtió Josefina Muriel (1982), hecho peculiar, la primera generación está conformada por las cronistas y poetas nahuas, de entre quienes sobrevive el registro de Macuilxochitzin la poeta nahua (a quien conociste en la clase previa). Además, la tlacuilo Xóchitl, escribana que aparece en el Códice Telleriano Remensis y Bartola lxhuetzcatocatzin, heredera de los archivos reales de Texcoco e informante de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (Muriel, 12).

En el contexto del acervo literario en el periodo novohispano, Macuilxochitzin y Xóchitl pertenecen al último estadio de la Literatura Clásica Náhuatl, en curso cuando los españoles arribaron al Valle de Anáhuac. Mientras, Bartola pertenece al primer estadio de la Literatura Novohispana, el de la crónica de Indias, pues es contemporánea de Cortés, Sahagún, Ixtlilxóchitl, mencionados en la primera clase.

De la obra de Xóchitl solo se posee la página contenida en el códice; de la crónica de doña Bartola la referencia en Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, aunque no el documento; y de la poeta un par de poemas, entre éstos el “Cantar de Macuilxochitzin”, considerado por Muriel, muestra de la escritura de la primera generación de escritoras en el Valle de Anáhuac. Es también, a partir de este cuícatl que se puede emprender un reconocimiento de la estética náhuatl.

Así, a continuación, revisamos las coordenadas del saber estético náhuatl. 

El universo estético náhuatl de los siglos XV y XVI estaba poblado por un conjunto misceláneo de objetos usuales de la vida cotidiana, productos artesanales y, lo que en la actualidad denominamos, obras de arte. La historia sahagunina enlista en tres grupos a los artistas bajo la denominación:

  1. “De los oficiales plateros y oficiales de pluma”, entre quienes están el oficial de pluma, el platero, el herrero y el lapidario; 
  2. “De otros oficiales como son carpinteros y canteros”, que enlista al carpintero, cantero, albañil, y singularmente coloca entre ellos al pintor, los cantores y los sabios; y
  3. “De otros oficiales, como sastres y tejedores” que anota a los sastres, hiladores y tejedores. 

Tal universo estético nos permite reconocer un modo de apropiación y contemplación específico ante sus objetos, en otras palabras, una teoría de lo estético. Con la peculiaridad de que, su naturaleza de universo/diverso testimonia una cosmovisión ético-estética donde convergen lo útil, lo bueno y lo bello como categoría estética, propia de su circunstancia de cultura clásica antigua. Por su realidad distintiva y el comportamiento humano específico, la estética náhuatl no puede ser separada de todo lo que integra la sabiduría náhuatl. Es decir, la suma de saberes teológicos, filosóficos, históricos, éticos y jurídicos, y pedagógicos, los cuales están articulados a partir de una certidumbre teológica que rige la cotidianeidad y el pensamiento, la práctica y la teoría, del mundo nahua, como explica León Portilla respecto a la noción de flor y canto.

Ometéotl, Dios dual es principio y fin de la existencia de los nahuas. Otro símbolo que comparte con las culturas clásicas: el de uróboros, aquella representación cíclica de las cosas, del eterno retorno que simboliza el tiempo y la continuidad de la vida, pero difiere de la interpretación occidental en cuanto es principio y fin creador benigno. 

La sabiduría náhuatl busca lo verdadero del origen del mundo y del hombre a partir de Ometéotl, Dios dual, femenino-masculino, potencia creadora. Siendo Él, dador de la vida, por antonomasia es lo verdadero. En torno a Él se tejen los saberes necesarios para comprender la problemática náhuatl, misma que instituye una Teología, Filosofía, Astronomía, Historia, Ética y Derecho, Pedagogía y Estética. Cada disciplina replica la dualidad de su creador conservando el anclaje entre el mito y la racionalidad. Mientras la Teología tutela el acervo cosmogónico que explica el origen del mundo y del hombre, la Filosofía plantea y resuelve las conjeturas respecto a lo verdadero, es decir, la problemática náhuatl. En tanto, el resto de los saberes son un acervo dual que conserva el mito y perfecciona en la reflexión intelectual, edificada en el transcurso de dos milenios, cuyo esplendor vivieron los aztecas del siglo XV.

En este contexto, el saber estético náhuatl, afín a su naturaleza clásica, es el acervo de una cosmovisión ético-estética donde convergen lo útil, lo bueno y lo bello como categoría estética; y está vinculado al acervo de los demás saberes en torno a la certidumbre teológica de Ometéotl como principio y fin creador benigno que, rige su cotidianeidad y pensamiento para comprender la problemática náhuatl y resolver la conjetura sobre ¿cuál es la finalidad de la acción humana? Tales características definen en primera instancia, una estética especulativa pues su atención se concentra en lo artístico y lo estético como manifestación de la naturaleza dual del Dios Ometéotl. Sin embargo, en un segundo momento del mito a la reflexión intelectual, se ocupa de describir y explicar su objeto propio: ciertas nociones que comparte con los demás saberes, así como los requerimientos para la praxis artística.

En este escenario, la noción in xóchitl, in cuícatl: flor, canto, es lo único que puede ser verdadero sobre la tierra. ¿Por qué? ¿Cómo? 

La unidad mínima de belleza para la estética náhuatl es la flor. Pensemos una flor recién abierta, representa la mirada de cualquiera un ser vivo. En su forma hay unidad, un todo acabado que lleva consigo lo perecedero, aunque allí ante nuestra mirada, por ahora, está viva y es única. En ella está encerrada la vida misma con color, forma y fragancia. 

Unidas las palabras flor y canto son la metáfora del poema. 

¿Qué es, entonces, un poema? 

Una unidad mínima de belleza a través de las palabras. La noción náhuatl agregará con la metáfora in xóchitl, in cuícatl que la poesía es “lo único que puede ser verdadero sobre la tierra”. La flor lleva en su ser la fugacidad y, contradictoriamente, lo que se conservará en la memoria. En su impermanencia reside lo único verdadero en la tierra. La poesía, agregan los tlamatinime (sabios), “se dice que «embriaga al hombre», esto es, que lo saca fuera de sí y le hace ver lo que no perciben los otros: «lo único verdadero en la tierra”. Su origen es una verdad perseguida y encontrada que “proviene de su casa, del interior del cielo, / sólo de allá viene las variadas flores… / Donde el agua de flores se extiende, / la fragante belleza de la flor se refina con negras, verdecientes flores y se / entrelaza, se entreteje: dentro de ellas canta, dentro de ellas gorjea el ave de quetzal.”

La poesía es un vehículo para decir lo verdadero que inspira al artista, al poeta, un corazón endiosado. 

Estamos, entonces, ante el proceso del arte en la noción náhuatl. 

El poeta o artista, corazón endiosado, traduce sensiblemente el mundo en el poema, donde se hace palabra con acierto la tinta negra y la tinta roja, el saber de Ometéotl, es decir, lo verdadero en la tierra. Al compartirlo con el escucha, los mensajes de El Dador de la vida llegan a su destino. La metáfora náhuatl sobre el proceso del arte, gracias a la hondura del idioma, atrapa una belleza más allá de su intención didáctica. 

Los poemas están en el mundo para que los mortales gocen su estancia en la Tierra y comprendan los misterios de su existencia, ésos que ninguna cavilación podría descubrir. Cada poema lleva en sí mismo al Dador de la vida, la potencia creativa del Dios dual, que viene a la Tierra del interior del Cielo para humanizar el querer de los escuchas. Cada flor, canto es una triza de Dios, que como comprueba la Historia de la Literatura Mundial nunca perecen. 

Recientemente, escuchaste el “Cantar de Macuilxochitzin”, más de quinientos años después de la primera vez que fue recitado. Nezahualcóyotl intuyó este carácter imperecedero del cuícatl en el siglo XV:

 No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos:

Yo cantor los elevo:

se reparten, se esparcen…

En torno a esta disertación ocurre el “Diálogo flor, canto”, mencionado por León Portilla en el comentario a la noción cardinal de la estética náhuatl.

Donde Tecayehuatzin pregunta y duda si lo verdadero está en flor, canto. Responde Ayocoan: arte y símbolo son obsequio de los dioses, y flores y cantos son un recuerdo de hombres en la tierra. Para Aquiauhtzin flores y cantos son para invocar a Dios. Mientras Cuauhtencoztli diserta primero la duda de estas certezas, que el hombre pueda encontrar lo verdadero, y que lo verdadero se exprese a través de flor, canto. Y afirma, flores y cantos son lo único que puede ahuyentar la tristeza; son riqueza y alegría de los hombres en la tierra. Xayacámach afirma que flor y canto son, al igual que los hongos alucinantes, el mejor medio para embriagar los corazones y olvidarse aquí de la tristeza. Luego se cierra el diálogo:

escuchad el sueño de una palabra:

cada primavera nos hace vivir,

la dorada mazorca nos refrigera,

la mazorca rojiza se nos toma en collar.

¡Sabemos al menos que son verdaderos los corazones de nuestros amigos!

Para qué afanarse, concluye Tecayehuatzin.

Para concluir esta aproximación a la estética náhuatl, analicemos la presencia de la noción flor, canto en el poema dedicado al tlatoani mexica Axayácatl por Macuilxochitzin. 

Recordemos. Es un cuícatl, canto que del interior del cielo viene para celebrar la conquista sobre el matlatzinca: ciudad de Tlacotépec en 1475. El tlatoani es un guerrero águila, por tanto, el poema es un yaocuícatl: canto guerrero, cuauhcuícatl: de guerrero águila.

El matlatzinca

es tu merecimiento de gentes,

señor lztcóatl:

¡Axayacatzin, tú conquistaste

la ciudad de Tlacotépec!

Allá fueron a hacer giros 

tus flores

tus mariposas.

Con esto has causado alegría.

El matlatzinca

está en Toluca, en Tlacotépec. 

Este cuauhcuícatl, como una flor, es un todo acabado del primer al último verso. La voz poética traduce sensiblemente las hazañas del tlatoani: la conquista de la ciudad de Tlacotépec, de Ehcatépec, Matlatzinco, Malinalco, Ocuillan, en Tequaloya y Xohcotitlan, y cierra con el pasaje de la herida en una pierna que recibió entre 1478 y 1479, tras lo cual falleció. 

¡Axayacatzin, tú conquistaste

la ciudad de Tlacotépec!

[…]

Sobre nosotros se abren

las flores de guerra,

en Ehcatépec, en México,

con ellas se embriaga

el que está a nuestro lado.

[…]

Por todas partes Axayácatl

hizo conquistas

en Matlatzinco, en Malinalco,

en Ocuillan, en Tequaloya, en

Xohcotitlan.

Por aquí vino a salir.

Allá en Xiquipilco a Axayácatl

lo hirió en la pierna un otomí,

su nombre era Tlilatl.

Mediante la secuencia de imágenes poéticas y la noción flor, canto, intrínseco al cuauhcuícatl, la voz poética revela la guerra florida con su color, forma y fragancia, desde un punto de mira distinto que agrega un nuevo saber de la guerra, y preserva para el futuro las hazañas del guerrero águila. 

Las flores del águila

quedan en tus manos,

señor Axayácatl.

Con flores divinas,

con flores de guerra

queda cubierto,

con ellas se embriaga

el que está a nuestro lado.

La estructura rítmica está determinada por un metro particular del náhuatl, que en español responde a versos de máximo 10 sílabas sin rima, es decir, versificación libre como el viento pues deja al arbitrio de la voz poética volcar en ella el ritmo e intimidad del pensamiento. En tanto, el cuícatl tiene una composición libre: cuatro estrofas de extensión irregular en la versión en español, y seis estrofas en náhuatl; de verso libre (menor a 10 sílabas), sin rima, cuyo ritmo se sostiene con un fraseo corto y la repetición de palabras, por ejemplo:

Estrofa 2: Las flores del águila      sílabas: 7 Ritmo: Imagen de guerra florida

8 versos               quedan en tus manos, 6

sin rima               señor Axayácatl. 6

                            Con flores divinas, 6 Paralelismo, imagen de guerra florida

                            con flores de guerra 6

                            queda cubierto, 5

                            con ellas se embriaga 6             Estribillo

                            el que está a nuestro lado. 7

Estrofa 3:             Sobre nosotros se abren 7

5 versos               las flores de guerra, 7 Imagen de guerra florida

sin rima               en Ehcatépec, en México, 9

                            con ellas se embriaga 7 Estribillo

                            el que está a nuestro lado. 7

Del repertorio de recursos poéticos al uso en el estilo náhuatl clásico, la poeta recupera y hace coincidir en una misma secuencia/imagen poética el  paralelismo, el difrasismo, la referencia a la flora, las comparaciones simbólicas y los epítetos. 

Por ejemplo, en los versos “Las flores del águila / […] / con flores divinas, / con flores de guerra, / queda cubierto / […] / Sobre nosotros se abren las flores de guerra”, a partir de la imagen de la guerra florida: “flores del águila/divinas/de guerra” hace converger el difrasismo, la referencia a las flores y los epítetos. Además del mencionado ritmo particular.

La poeta elabora una versión personal a partir de la composición tradicional. Emplea: el ritmo particular (dado por la lengua), la referencia a flores, comparaciones simbólicas, paralelismo y estribillo, recursos que construyen las imágenes de la guerra florida (como se observa en el ejemplo-análisis).

La noción flor, canto subyace en el cuícatl: un todo acabado que preserva, para el futuro, las imágenes de la guerra florida del tlatoani Axayácatl. Un canto que, lleva en su ser la impermanencia y, contradictoriamente, lo que se conservará en la memoria, está en el mundo para que los escuchas gocen la estancia del tlatoani en la Tierra y comprendan los misterios de la guerra. En este minuto el poema de Macuilxochitzin, más de quinientos años después de la primera vez que fue recitado, comprueba su permanencia.

Llegamos al final de la tercera clase. ¡Felicidades, estás avanzando muy bien! Espero que el tema te haya gustado y despierte tu interés para seguir investigando sobre ello. Recuerda elaborar y mandar la consigna asignada a esta clase, te espero en la cuarta y última sesión donde aprenderás un tema relevante para tu formación académica.