Clase digital 4. La constitución de 1824, gobiernos del México independiente (1824-1836) e independencia de Texas

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La constitución de 1824, gobiernos del México independiente (1824-1836) e independencia de Texas

Introducción

Bienvenidos a esta cuarta clase de la Unidad de Aprendizaje “Orígenes de México“. En esta clase vamos a reflexionar sobre el movimiento independentista de México que comprendió un periodo de once años, desde 1810 a 1821. Las causa que lo motivaron fueron tanto internas como externas, entre las externas podemos mencionar: las ideas de los enciclopedistas y economistas, la independencia de Estados Unidos, la Ilustración, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, entre otras; respecto a las internas están: la inequidad e injusticia con que eran tratados los indígenas, la desigualdad en todos los niveles, la explotación, dominación y miseria en que vivía la mayoría de la población. Todos estos factores provocaron que se desatara la lucha armada.

Sin más que agregar, ¡Comencemos la clase!

Desarrollo del tema

1.- Reinstalación del congreso y grupos centralistas y federalistas

Después de la caída del Imperio de Iturbide, el Congreso quedó por fin instalado el 29 de marzo de 1823. Iniciadas las reuniones se debatía la forma de gobierno que debería adoptar la nueva nación. Una cosa era clara para todos: no existiría más monarquía, por lo tanto, se decidió llamar al máximo poder del país Poder Ejecutivo; las riendas recayeron en tres personas que se alternaban cada mes en la presidencia: los generales Bravo, Victoria y Negrete. Vicente Guerrero, Miguel Domínguez y Mariano Michelena quedaron como suplentes (Zavala, 1974). A esta forma de gobierno se le conoció el Triunvirato, bajo este gobierno se publicó la primera Constitución del México independiente en 1824 y se preparó el terreno para la instauración del primer gobierno republicano federal.

Antes de la llegada del primer presidente constitucional de la República Mexicana, el país fue presa de la inestabilidad económica, social, militar y política, que minaba cualquier intento de progreso. Tal desequilibrio derivaba de las pugnas existentes entre federalistas y centralistas; debido a que no se quería regresar a la monarquía y los focos de poder apostaban por la república, la contrariedad era el régimen sobre el cual estaría sustentado tal estado.  

Esta lucha se agudizó en este periodo por levantamientos armados protagonizados por ambos bandos, en aras de establecer la plataforma política por la que apostaban. De estos actos armados destacó el de Santa Anna el 5 de julio de 1823. Siendo este comandante de la ciudad de San Luis Potosí, firmó una proclama que fue leída por un oficial en la plaza principal de la ciudad, donde se manifestaba que el pueblo de México pedía el establecimiento de la república federal y llamaba a sus tropas “ejército protector” del sistema federal. Su regimiento veracruzano lo apoyó en el levantamiento, sin embargo, no fue el caso del regimiento de San Luis que, además de no apoyarlo, provocó su expulsión de la provincia (Valades, 1993).

Al asumirse Santa Anna como federalista, era obvio pensar que estaba de acuerdo con los generales Victoria y Guerrero, partidarios de esta corriente. Otro levantamiento, ahora en contra del federalismo, fue el realizado por el general de brigada Francisco Hernández en enero de 1824, el cual no provocó mayor problema al ser sofocado a los pocos días por el general Guerrero. En el mismo mes, en la Ciudad de México se sublevó en contra del sistema federal el general de brigada José María Lobato, ante tal situación Santa Anna se puso a las órdenes de la asamblea constituyente y fue comisionado para apagar el levantamiento, dando fin a la misión tres días después, al lograr la rendición del general Lobato.

2.- La Constitución de 1824

Además de las sublevaciones y movimientos armados que encontramos en las calles del país, también se encuentran las facciones centralistas y federalistas en el congreso mexicano: la primera representada, entre otros, por fray Servando Teresa de Mier, Lucas Alamán y Carlos María Bustamante; mientras que la segunda estaba representada por Miguel Ramos Arizpe y Valentín Gómez Farías (Sánchez et al., 2014). Estos últimos obtuvieron la mayoría en el congreso, por lo que el corte de la nueva constitución sería eminentemente federalista y liberal, la cual sentó sus bases o se inspiró en las constituciones de Estados Unidos de Norte América y la de Cádiz (España).

En enero de 1824, el congreso aprobó los postulados constitucionales que representaban la base del acta constitutiva de la federación y que constituiría posteriormente el formato definitivo de la constitución jurada y publicada en octubre de ese mismo año. La Constitución tenía como elementos principales: que el poder residiría en el pueblo que, a su vez, estaría representado por la Cámara de Diputados y por la Cámara de Senadores. A la cabeza del poder estaría un presidente que ocuparía el cargo durante cuatro años (Kahle, 1997).

Esta constitución establecería entonces el régimen republicano federal que llevaría las riendas del país y que por su carácter federal, daba a los gobiernos de los estados una importante autonomía. 

Otras características que guardaba esta Constitución era la de otorgar garantías individuales, dar libertad de prensa y de pensamiento; asimismo, estableció la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) e instauró el periodo presidencial por cuatro años. Adicionalmente, señaló a la religión católica como la única y oficial, por lo que permitió conservar los privilegios del clero y del ejército. Cabe mencionar que determinó la división del país en 19 estados y 4 territorios y otorgó el poder ejecutivo a un presidente y a un vicepresidente que serían elegidos por el pueblo (Sánchez et al., 2014).

Gobiernos del México independiente 1824-1836

1.- Las elecciones de 1824 y el primer gobierno republicano federal

Para agosto de 1824, el tema en boga era el de las elecciones para presidente y vicepresidente de la República, los Generales Victoria y Bravo eran los candidatos a contender por dichos puestos. El congreso había estipulado que cualquiera de los dos candidatos que obtuviera la mayoría de votos obtendría automáticamente el mando presidencial, quedando como vicepresidente el segundo en mayoría. Y en el caso de que ninguno de los candidatos obtuviese la mayoría, la decisión quedaría en manos del congreso. Las discrepancias entre los candidatos eran notables, mientras que a Victoria lo apoyaban los federalistas, Bravo contaba con la asistencia de los centralistas, a los que también se habían adherido los antiguos iturbidistas. El primero de octubre de 1824 se dio a conocer el resultado. La presidencia de la República fue para Guadalupe Victoria, por lo tanto la vicepresidencia la ocuparía Nicolás Bravo (Briseño, 1986).

En este periodo el gobierno de Guadalupe Victoria fue el único que terminó su mandato de acuerdo a los cuatro años que establecía la Constitución de 1824, su gobierno se caracterizó por haber obtenido el reconocimiento como país independiente de países como Inglaterra y Estados Unidos. Es importante destacar que el país nació con deuda porque, ante la situación tan económicamente precaria, Victoria reconoció las deudas de los virreyes con tal de obtener recursos para poder emprender proyectos de desarrollo en el país; enfrentó muchas rebeliones, por lo que tuvo que gastar mucho en el ejército. Un hecho significativo del gobierno de Victoria es que acabó con el último piquete de soldados realistas españoles que estaban acantonados en el fuerte de San Juan de Ulúa, recuperando con ello el fuerte para el gobierno mexicano; finalmente, en 1827 decretó la expulsión de los españoles del país.

2.- Guerrero presidente

En las postrimerías del gobierno de Victoria, el congreso convocó a elecciones para la sucesión presidencial del período 1829-1832. Los candidatos eran el general Manuel Gómez Pedraza (antiguo amigo íntimo de Iturbide), quien estaba apoyado por los antiguos escoceses (convertidos ya en yorkinos moderados) y el general Vicente Guerrero, auspiciado por el bando de los yorkinos exaltados. El grupo conservador, que si bien no tenía el poder en sus manos, constituía el dominio económico durante el régimen victoriano, esta posición les daba ventaja respecto a sus rivales. Tal preeminencia los llevaría, por medio de su candidato Gómez Pedraza, a ocupar el puesto más alto del país: la presidencia de la República.

Al ser electo presidente Gómez Pedraza, los partidarios de Guerrero mostraron su desacuerdo sublevándose y desconociendo la designación. El general Santa Anna fue el brazo armado de estos adeptos cuando, en septiembre de 1828, expidió un plan en el que el pueblo y el ejército anulaban las elecciones hechas a favor de Gómez Pedraza. Adicionalmente, se declaraba a favor de la República federal y pedía que las legislaturas que hubiesen contrariado el voto de los pueblos procedieran a hacer una nueva elección (Valades, 1993). Además de estas consignas, el general Santa Anna pedía que el general Guerrero ocupara la presidencia.

En consecuencia, el general Gómez Pedraza renunció a su cargo. De esta manera, el Congreso eligió a Guerrero como presidente, quien tomó posesión el 1º de abril de 1829, quedando como vicepresidente el general Anastasio Bustamante. 

El gobierno de Guerrero duró muy poco escasos nueve meses, además en ese lapso enfrentó una invasión española al mando del militar Isidro Barradas, quien desembarcó en tierras mexicanas en 1929. Los generales Manuel Mier y Terán y Antonio López de Santa Anna enfrentaron a los españoles consiguiendo la victoria, sin embargo, ese triunfo poco ayudó al gobierno de Guerrero, pues el vicepresidente Bustamante se levantó en armas con el ejército de reserva que tenía a sus órdenes en Jalapa y, bajo el plan del mismo nombre, pedía la destitución del presidente Guerrero, al que tachaba de incapaz para el ejercicio del poder.

Así es como en enero de 1830 Bustamante entró a la Ciudad de México y, al ser reconocido su levantamiento como justo por el Congreso, el 14 del mismo mes se hizo oficial su nombramiento como presidente de la República. 

El general Guerrero, por su parte, mantuvo una postura rebelde hasta ser hecho prisionero para, posteriormente, ser fusilado el 14 de febrero de 1831.

3.- El régimen central de Bustamante

Inició así el periodo bustamantino, el cual mostró una postura centralista y conservadora y cuyo líder ideológico fue don Lucas Alamán. Volvieron bajo este gobierno los esquemas virreinales, en donde la principal prioridad era la industrialización del país, en conjunto con la proyección de un sistema bancario.

El sistema centralista de Bustamante creó disgustos en varias partes del país, principalmente en los generales de cepa liberal; hubo levantamientos en Veracruz, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas y Jalisco. Los levantados pedían deponer el centralismo para restablecer la constitución de 1824 y que el general Gómez Pedraza ocupara la presidencia de la República.

Santa Anna se unió a los levantados y, al encontrarse con las tropas del Bustamante en las cercanías de Puebla, convinieron un armisticio; el 23 de diciembre de 1832 se firmaron en la Hacienda de Zavaleta los tratados que daban fin a las hostilidades (Valades, 1993). Este acuerdo restableció el sistema republicano federal y nombró presidente al general Gómez Pedraza, quien ocuparía el cargo de diciembre de 1832 a marzo de 1833, mes en que ocuparía la silla presidencial el general Santa Anna, mientras que el general Gómez Farías obtendría la vicepresidencia para el período 1833-1837. No obstante, poco después Santa Anna solicitó licencia por motivos de salud al Congreso y se retiró a su hacienda de Manga de Clavo, dejando en la presidencia al vicepresidente Gómez Farías.

4.- Gobierno de Valentín Gómez Farías

El presidente Gómez Farías era un liberal radical, por lo que en el ejercicio del poder no dejó pasar la oportunidad para establecer reformas liberales en donde de manera directa se vieron afectados el clero y el ejército al acabar con sus privilegios. Asimismo, fraccionó los latifundios, dio libertad de culto y propuso la separación de Iglesia y Estado, además de suprimir los fueros y otorgar libertad de prensa (Sánchez et al, 2014).

Estas reformas generaron descontento de los grupos conservadores, quienes se levantaron en armas; en un principio, Gómez Farías recibió el apoyo de Santa Anna para enfrentar y apaciguar a los sublevados, sin embargo, al insistir Gómez Farías en la implementación de las reformas liberales, los grupos conservadores, eclesiásticos y militares buscaron apoyo en Santa Anna, quien esta vez decidió actuar en contra del gobierno de Gómez Farías, derrocándolo. En consecuencia, asumió de nuevo la presidencia de la República e instauró un congreso de corte centralista-conservador que desconoció la Constitución de 1824, sustituyéndola por una constitución centralista que sería conocida como las Siete Leyes (Sánchez et al., 2014).

Las Siete Leyes establecía lo siguiente:

  1. Se proclamaría un gobierno central.
  2. Los estados se transformarían en departamentos.
  3. Las legislaturas locales serían sustituidas por consejos de gobierno.
  4. Se crearía el cuarto poder que se llamaría Supremo Poder Conservador.
  5. Se mantendría la intolerancia religiosa.
  6. Se mantendrían los fueros al clero y al ejército. 
  7. El periodo presidencial sería de ocho años. 

Estas políticas centralistas, como era de esperarse, también generaron disgustos en algunos estados, sobre todo en Texas, pues meses después proclamaría su independencia.

Independencia de Texas

1.- Antecedentes

Desde la Nueva España existía una preocupación por los territorios del norte de la colonia, pues, al ser territorios muy alejados de la capital, muy pocos novohispanos vivían o querían vivir ahí. De tal suerte que, desde los gobiernos virreinales, se les permitió a colonos estadounidenses habitar y trabajar las tierras con la condición de que las protegieran y respetaran las leyes virreinales. Con la consumación de la independencia este acuerdo-permiso virreinal no se reconoció inicialmente, sin embargo, por las gestiones profundas de los miembros de la familia Austin, principalmente de Stephen (hijo de Moses), quien antes había hecho los acuerdos con el Virrey Juan Ruíz de Apodaca, se logró reactivar el acuerdo para que las familias estadounidenses ocuparan Texas. Obviamente, esta estrategia de colonización sería lamentada por el gobierno mexicano años más adelante.

2.- Independencia de Texas

Con el paso de los años, la población de origen no mexicano era mayor a los colonos mexicanos, por lo que la lengua, las costumbres, la religión y la mentalidad eran muy diferentes en Texas al resto del país. Como consecuencia, Texas era más ajeno a la cultura mexicana. Cuando los centralistas mexicanos arribaron al poder y establecieron las famosas Siete Leyes, los texanos mostraron un descontento con el gobierno mexicano y, al ser mayoría la cultura anglosajona, se sintieron con el derecho de separarse de la República central. Por lo que realizaron una asamblea y declararon su independencia en 1835, tomando acciones bélicas que les permitieron tomar San Antonio de Béjar y los fuertes de Velasco y el Álamo.

La respuesta del gobierno mexicano estuvo a cargo de Santa Anna, quien tomó San Antonio de Béjar y el Álamo, para lo cual emprendió una campaña en donde estaba decidido a mostrar a los rebeldes texanos la determinación y el poderío del ejército mexicano, pues llevó hasta aquel lugar a un contingente bastante numeroso que rondaba aproximadamente los seis mil hombres. En el Álamo no dejó a ningún sobreviviente y, según versiones históricas, también ordenó ejecutar a un grupo de prisioneros en la ciudad texana llamada Goliad.

Después de tomar el Álamo, Santa Anna se propuso perseguir a Samuel Houston, en un momento tomó la decisión de dividir a su ejército y, mientras acampaba en las orillas del río San Jacinto, sufrió un ataque sorpresa por parte de las fuerzas de Houston, lo cual resultó desastroso para las fuerzas mexicanas. La batalla duró aproximadamente veinte minutos, pero la matanza producto del deseo de venganza de los texanos por lo sucedido en el Álamo y en Goliad se prolongó hasta la saciedad. El grito de guerra entre los texanos era: “Recuerden el Álamo y Goliad”. 

Después de la derrota del ejército mexicano en San Jacinto, los sobrevivientes fueron tomados prisioneros. Entre ellos se encontraba Antonio López de Santa Anna, quien fue identificado por los texanos y llevado de inmediato a Houston, quien lo instó a firmar la independencia de Texas a cambio de seguir con vida. Santa Anna accedió y firmó la aceptación del acta de independencia, en el acuerdo que se conoce como los Tratados de Velasco.

Con la firma de los Tratados de Velasco, los texanos asumieron y celebraron su independencia, mientras que el gobierno mexicano desconoció dichos tratados argumentando que, al estar preso Santa Anna, había quedado fuera de su cargo como presidente. El conflicto se prolongaría hasta que años más tarde Estados Unidos anexiona Texas.

Conclusión

Como pudimos ver, el paso de un régimen novohispano a un régimen republicano no fue cosa sencilla, las reminiscencias de la grandeza novohispana aún merodeaban en las cabezas de aquellos que habían sido testigos de esa vida colonial, por lo que no bajaban la guardia de regresar a ese orden monárquico y eclesiástico. Así mismo, pernearon las nuevas ideas y tendencias de la ilustración que hablaban de monarquías constitucionales y gobiernos republicanos, sobre todo con la cercanía e influencia de los estadounidenses que, desde la llegada de Iturbide al poder, comenzaron a entablar pláticas con el nuevo país independiente. Dicha influencia se agudizó con la entrada de las logias masónicas que a la postre dividieron a los actores políticos y militares en el país.

Algunos pensadores como Lucas Alamán consideraban que no era prudente en 1824 establecer una constitución liberal, pues no existía en el país una unión ni un orden institucional que permitiera la gobernabilidad, dado que los centralistas apoyaban la idea de contar con un gobierno fuerte que gobernara desde el centro a todas las provincias. No fue fácil determinar si era mejor el centralismo o el federalismo, ya que en la primera mitad del siglo XIX ninguna postura pudo tener el tiempo para esperar un proceso de adaptación y evaluación de cada régimen, pues México se sumió en una serie de luchas que hacían que la silla presidencial cambiará en poco tiempo de personaje. En consecuencia, el México decimonónico estaba sumido en luchas fratricidas, en donde cada facción quería establecer su voluntad a costa de lo que fuera. 

Observamos también en esta clase cuáles eran las posturas de cada ideología: la centralista-conservadora y la federalista-liberal; pareciera que sólo había cabida para una, pues cada que cambiaba el régimen se perseguía a los enemigos del régimen anterior, por lo que muchos de ellos optaban por irse del país, como el caso de Bustamante, quien huyó a Europa después de su destitución, o Gómez Farías que se va al exilio después de haber sido destituido por Santa Anna.

Espero que hayas disfrutado los relatos escritos en esta clase digital y que tu experiencia de aprendizaje haya sido enriquecedora. Hasta la próxima.

Referencias