Las actitudes
Introducción
¡Hola! Estamos por llegar al final de este trayecto formativo. En esta clase nos enfocaremos en entender las actitudes, es decir, los procesos que involucran pensamientos, sentimientos y comportamientos que nos llevan a actuar.
No podemos discutir que en todo momento manifestamos actitudes con respecto a nosotros, la realidad y las situaciones que vivimos, por ejemplo, en la escuela. Por ello, es de vital importancia reconocerlas en nuestras vidas y aprender cómo funcionamos con respecto a ellas.
Desarrollo del tema
Todas las actitudes de los seres humanos encierran tres componentes:
Cognitivo
Conjunto de pensamientos que pasan por nuestra mente en el momento previo a desarrollar un comportamiento.
Por ejemplo: “no me gusta”, “que feo”, “es lindo”, entre muchos otros.
Afectivo
Sentimientos o emociones que se desarrollan por los pensamientos que cruzan en nuestra mente.
Por ejemplo: tristeza, enojo, frustración, felicidad.
Conductual
Aquí se observa el resultado de la unión de los dos componentes anteriores y se manifiesta través de una acción determinada.
por ejemplo: correr o gritar.
Un ejemplo de esto puede ser cuando un amigo llega y le pega a otro en la cabeza (un zape), cuando se recibe el golpe, de una manera automática se juntan los tres componentes y crean la actitud:
- Piensa: «¿Quién fue?», “me dolió”, “Qué mal plan”, etc.
- Siente: Frustración y enojo.
- Conducta: Corre a perseguir al amigo que le pegó y le da una patada.
Todas las actitudes se desarrollan de esa manera, pero es tan rápido el proceso que no lo vemos así. La pregunta es ¿Cómo hago para mejorar mis actitudes y no dejarme llevar por acciones en automático y sin pensar?
La respuesta a esta pregunta radica en la capacidad de reflexionar previamente y ser estratega, para eso puede funcionar la empatía y la asertividad.
Podemos definirla la empatía como la capacidad para tratar de entender al otro. De esta forma, podemos percatarnos de la situación que experimenta el otro y entenderlo lo mejor posible para reflexionar sobre lo que tengo que hacer y por ende, hacerlo de una manera consciente y prudente.
Por otro lado, la asertividad es la capacidad de expresar las propias creencias o sentimientos de manera eficaz para tratar de llegar a un acuerdo. He aquí donde se entiende que un conflicto puede negociarse con una actitud de asertividad y empatía.
Debemos entender que estas actitudes se practican para lograr aplicarlas día a día en la vida: se aprenden, se viven, se aplican y se desarrollan en un proceso dinámico diario, en el cual podemos fallar, pero la clave es seguir practicando en cada situación que se me presente la oportunidad.
Conclusión
Es importante concluir que los seres humanos vivimos a diario muchos conflictos y situaciones que nos llevan a tomar decisiones (actitudes) no muy acordes a lo necesario o prudente, pero con la intención de conocer, practicar la empatía y la asertividad nos damos la oportunidad de buscar el bienestar, equilibrio y crecimiento personal.
Todo lo anterior se manifiesta en la sensación de tranquilidad con uno mismo, sabiendo que estás intentando ser mejor en cada acto que llevas a cabo y en la felicidad que se siente como una paz interior y satisfacción personal.