Bienestar digital como un constructo dinámico
Introducción
Ahora que las tecnologías nos permiten estar conectados de manera permanente nos enfrentamos a un nuevo desafío: ¿cómo podemos obtener un equilibrio saludable entre conectividad y desconexión? En otras palabras: ¿cómo logramos el bienestar digital?
Estudios demuestran que apenas nos desconectamos. Las personas pasan cerca de tres horas al día en sus pequeñas pantallas, una cifra que fácilmente sube a cinco horas. De esta manera, el uso del teléfono provoca interferencia con actividades sociales, distracción en el trabajo y estudio, procrastinación, problemas de sueño y salud, además de emociones negativas como el agotamiento emocional y la ansiedad.
Al mismo tiempo, muchas personas también expresan el deseo de reducir el tiempo frente a la pantalla, pero esos intentos suelen fallar. Esto sugiere que el bienestar digital es difícil de lograr. La búsqueda del bienestar digital parece, por tanto, convertirse en un tema urgente. A este respecto, se está desarrollando una nueva industria de intervenciones de bienestar digital. Dichas intervenciones incluyen programas de desintoxicación digital, literatura de autoayuda y varias herramientas digitales (por ejemplo, las aplicaciones Forest y Moment), todas con el objetivo común de ayudar a los usuarios a «recuperar el control» sobre el tiempo que pasan frente a la pantalla. Sin embargo, hasta la fecha, la investigación sobre la efectividad de las intervenciones de bienestar digital no es concluyente y los hallazgos suelen ser contradictorios; esto sugiere que no se comprende bien qué es el bienestar digital y cómo se puede lograr.
El bienestar digital tiene el potencial de convertirse en un concepto clave en la investigación sobre el uso y el bienestar de los medios digitales, con amplia relevancia práctica. El concepto puede informar a los usuarios, profesionales de la salud, diseñadores y desarrolladores de la industria tecnológica, así como a los responsables políticos, sobre las problemáticas que enfrentan las personas con la conectividad ubicua. Además, puede dar una idea de lo que se puede hacer para ayudar a las personas a fomentar hábitos de medios móviles más saludables, con o sin el uso de intervenciones de bienestar digital.
Hasta la fecha, solo tenemos un vocabulario teórico limitado para describir qué es el bienestar digital para guiar la investigación empírica, por lo que se necesitan límites conceptuales para evitar que el bienestar digital se convierta en un “alojamiento” para los constructos relacionados, como la adicción a los teléfonos inteligentes, o se utilice como una aproximación para referirse a cada relación negativa entre el tiempo de pantalla y los resultados de bienestar.
La paradoja de la conectividad móvil
Existe una paradoja de la conectividad móvil. La conectividad ubicua nos da una serie de ventajas y desventajas:
Ventajas | Desventajas |
---|---|
Respalda la autonomía de la vida cotidiana. | La desafía cuando las tecnologías ejercen control directo o indirecto sobre pensamientos y comportamientos, a través de la atracción de la atención por el diseño de la tecnología móvil y la posibilidad de ser rastreable. |
Brinda la libertad de comunicarse, actuar y responder instantáneamente. | Contribuye a una cultura global de conectividad ubicua, cargada de expectativas sobre disponibilidad inmediata y responsabilidad. Limita la libertad de abstenerse a la conectividad: se experimenta una presión real o percibida. |
Así pues, la paradoja de la conectividad móvil se refiere a esta experiencia de estar atrapado entre la autonomía y la pérdida de control. Si bien la mayoría reconoce la importancia de la conectividad móvil para la vida autónoma, muchos informan que están simultáneamente preocupados por el tiempo que pasan frente a las pantallas y la presión que experimentan para conectarse. Esta experiencia paradójica se encuentra en el centro de la búsqueda del bienestar digital: ¿Cómo podemos integrar de manera óptima los dispositivos de conectividad móvil en nuestra vida para que sintamos que apoyan la autonomía individual sin sentir una pérdida de control? Para responder correctamente a esta pregunta, necesitamos una definición de bienestar digital.
Hacia una definición de bienestar digital
El bienestar digital a menudo se define implícitamente yuxtaponiéndolo con hábitos telefónicos indeseables (es decir, trazando un paralelo entre el uso del teléfono y los hábitos alimenticios poco saludables) o contra aflicciones que representan enfermedades digitales. Esto es sorprendente, ya que el concepto de bienestar general generalmente no se entiende como la ausencia de un estado indeseable, sino más bien como un estado de “experiencia y funcionamiento psicológico óptimos”. Se logra una conceptualización más válida del bienestar digital si diferenciamos el bienestar digital y la adicción y reconocemos que la conectividad ubicua aporta tanto el valor como la incomodidad de nuestras vidas. Para ello, son importantes cuatro consideraciones.
Consideración 1. Evitar la medicalización
Entender la conceptualización del bienestar digital como “ausencia de adicción a la tecnología” supone que los problemas con el uso de los medios digitales son sintomáticos de una patología subyacente o un trastorno de salud mental: una adicción a los medios digitales. Una forma sencilla de conceptualizar el bienestar digital es considerarlo lo opuesto a la adicción a los medios digitales. La falta de «síntomas de adicción», entonces, debería equipararse con el bienestar digital.
No obstante, existe un debate sobre si la relación problemática de las personas con los medios digitales debe ser medicalizada como una condición clínica, incluso algunos académicos cuestionan si la adicción a los teléfonos inteligentes es un concepto «real». Últimamente, cada vez más académicos argumentan en contra de la medicalización implícita en la etiqueta de “adicción a los medios”, porque fácilmente clasifica de manera errónea a los usuarios que ocasionalmente experimentan algunos problemas con los medios digitales como individuos que padecen un trastorno.
Tal clasificación errónea conduce a una sobrepatologización de lo que son esencialmente conductas y experiencias cotidianas. En lugar de medicalizar la condición de estos falsos positivos como un trastorno clínico, podría ser más válido considerar la experiencia de “a veces tener algunos problemas” como una falta de bienestar digital, en lugar de una condición patológica tan grave que necesita ayuda clínica).
Consideración 2. Reconocimiento de experiencias hedónicas y eudemónicas
Debemos considerar qué criterios deben cumplirse para identificar la falta de bienestar digital. El amplio consenso en el campo es que el uso de la tecnología se vuelve excesivo y problemático cuando los individuos:
- Pierden el control sobre ella.
- Experimentan un deterioro funcional significativo en su vida cotidiana.
Ante estos dos criterios, algunos académicos los operacionalizan en síntomas que:
- Están presentes o ausentes.
- Son continuos que van desde una ausencia de pérdida de control y deterioro funcional hasta una experiencia severa.
Este enfoque ignora que las personas pueden desarrollar una relación positiva con las tecnologías digitales a través de experiencias hedónicas y eudemónicas, que se sabe que contribuyen al bienestar.
Experiencias hedónicas | Experiencias eudemónicas |
---|---|
Ocurren cuando obtenemos placer al usar medios digitales, como el placer derivado de consumir contenido entretenido. Cuando estas experiencias placenteras están bajo control, estos «placeres controlados» pueden conducir a experiencias positivas. | Ocurren cuando el uso de los medios digitales agrega significado a la vida, por ejemplo, porque nos ayuda a lograr metas personales. |
Ambas forman caminos sinérgicos hacia el bienestar.
Paralelamente, es concebible que cuando las personas obtengan beneficios hedónicos y eudemónicos de la conectividad digital, su bienestar digital aumente. Por lo tanto, una definición de bienestar digital debe considerar dichos beneficios centrándose en las experiencias de placer controlado y apoyo funcional, además de las experiencias de pérdida de control y deterioro funcional
Consideración 3. Reconocer la variabilidad temporal y la especificidad de la persona
¿Nuestra relación con la conectividad digital se mantiene estable a lo largo del tiempo y se manifiesta de manera similar entre las personas?
- La estabilidad temporal. Se asume que la adicción a la tecnología es una condición temporalmente estable, sin embargo, las investigaciones muestran que el uso excesivo de los medios a veces es solo una respuesta temporal y potencialmente funcional a un evento de vida estresante.
- Invariabilidad estructural. Asimismo, se muestra que el uso problemático de los medios puede tener diferentes formas, dependiendo de las vías que conducen a él.
- Instrumentos de detección. No es factible que exista un único instrumento, pues los instrumentos generales tienen dificultades para diferenciar a usuarios apasionados de los patológicos.
Se puede partir de las definiciones generales de bienestar, las cuales enfatizan que el bienestar es una experiencia subjetiva que puede fluctuar con el tiempo. De manera similar, el bienestar digital puede entenderse como un estado experiencial. Al igual que con las conceptualizaciones del bienestar general, se supone que esta experiencia subjetiva del bienestar digital comprende estados afectivos y valoraciones cognitivas que son dinámicas. En el caso del bienestar digital estas valoraciones emocionales y cognitivas reflejan la evaluación que uno hace de la conectividad digital en lugar de la evaluación de la vida.
Consideración 4. Reconocer la ambivalencia
Una definición de bienestar digital debe considerar la ocurrencia conjunta de experiencias positivas y negativas. Sucede que al intentar eliminar los resultados negativos de la conectividad, corremos el riesgo de «sacrificar» sus resultados positivos. Esto nos refiere nuevamente a la paradoja de la conectividad móvil: los problemas que experimentamos con la conectividad ubicua son una desventaja inherente y, por lo tanto, ineludible de los beneficios que nos brinda.
Debido a que no podemos tener uno sin el otro, el bienestar digital es una cuestión de “optimizar la ambivalencia”, de ajustar cuidadosamente nuestra conectividad para que nos proporcione un placer controlado y nos apoye al máximo para lograr nuestros objetivos, al tiempo que provoca un grado mínimo de funcionalidad, deterioro y pérdida de control.
Esta comprensión del bienestar digital viene de la concepción del bienestar general como un “equilibrio dinámico” entre factores de personalidad, eventos de la vida y experiencias subjetivas. Del mismo modo, concebimos el bienestar digital como el resultado de un equilibrio dinámico entre los beneficios e inconvenientes individuales que se derivan de la conectividad móvil.
Una definición de bienestar digital
Tomando en consideración lo anterior, se propone una definición de bienestar digital que no medicalice la relación de las personas con la tecnología, que reconozca tanto los problemas como los beneficios experimentados con la conectividad, que reconozca el carácter subjetivo y dinámico de nuestras experiencias con la tecnología y que reconozca la ambivalencia de nuestra relación con la tecnología:
El bienestar digital es una experiencia individual subjetiva de equilibrio óptimo entre los beneficios y los inconvenientes que se obtienen de la conectividad móvil. Este estado experiencial se compone de valoraciones afectivas y cognitivas de la integración de la conectividad digital en la vida cotidiana. Las personas logran el bienestar digital cuando experimentan el máximo placer controlado y apoyo funcional, junto con una mínima pérdida de control y deterioro funcional.
Con base en esta definición, se puede partir hacia un modelo de bienestar digital que permita la variabilidad intra e interpersonal, evitando el pensamiento directo de causa y efecto, y modelando el bienestar digital como un sistema dinámico que está influenciado no solo por la persona, sino también por factores específicos del contexto y del dispositivo.
Hacia un modelo de sistema dinámico de bienestar digital
Características ideales de un modelo conceptual de bienestar digital como sistema dinámico:
- Avanzar en el debate al reducir el riesgo de hacer juicios de causa-efecto defectuosos o simplificados en exceso.
- Considerar que las experiencias de bienestar digital no solo son temporales e idiosincrásicas, sino que también dependen de una compleja constelación de factores potencialmente interrelacionados.
- No reducir el bienestar digital a un problema de personas psicológicamente predispuestas que usan en exceso los medios digitales.
- Reconocer que vivimos en un mundo profundamente mediatizado en el que los dispositivos digitales, como el teléfono inteligente, tienen una naturaleza de doble cara “como objeto o instancia de cultura material”, de modo que nuestras experiencias con estos medios interactivos y dialógicos no solo son de nuestra propia creación, sino que también están moldeadas por dispositivos en su forma material y por expectativas normativas, comportamientos y rituales que pertenecen a circunstancias sociales específicas y contextos situacionales.
Para responder a la pregunta de cómo las personas pueden lograr el bienestar digital, debemos comprender cómo interactúan y «colaboran» las personas, los dispositivos y los contextos. Con ese fin, consideramos las asociaciones entre la persona, el dispositivo y los factores específicos del contexto como vías en un sistema (ver Figura 1).
Estas vías pueden operar simultánea o secuencialmente. Juntos forman una «constelación de mecanismos» que resultan en experiencias positivas y negativas. Al revelar estos mecanismos, podemos comprender mejor qué ayuda o qué obstaculiza a un individuo específico en su búsqueda del bienestar digital. La investigación previa permite identificar varios factores específicos de la persona, el dispositivo y el contexto que pueden interactuar con las experiencias de bienestar digital (Ver anexo 1).
Factores específicos
Persona | Dispositivo | Contexto |
---|---|---|
Hay rasgos de la personalidad que aumentan la susceptibilidad de desarrollar problemas con el uso de los medios digitales (impulsividad, miedo a perderse algo, por ejemplo). | Los desarrolladores de tecnología diseñan dispositivos con sistemas operativos, aplicaciones e interfaces que mantienen a los usuarios «enganchados» mediante una estructura de recompensa y notificaciones, provocando afectaciones en el bienestar digital al activar el estado de vigilancia o inducir sentimientos de culpa o vergüenza. Esto puede afectar la elección del dispositivo, aplicación o configuración de aplicación con el objetivo de tener un impacto duradero en las experiencias de bienestar digital. | Vivimos en un contexto de conectividad ubicua. Cuando los contextos establecen límites claros para la conectividad, pueden afectar nuestro bienestar digital experimentado: la desconexión forzada puede disfrutarse o perderse, experimentarse como significativa o sin sentido. Se puede dar desde: un contexto solitario, donde se negocia la conectividad digital con los objetivos y obligaciones personales; un contexto grupal, donde se negocia desde los roles sociales que se desempeñan en grupos e instituciones y su posible difuminación; y un contexto institucional, donde las expectativas sobre disponibilidad y reciprocidad suelen formalizarse como reglas y políticas (por ejemplo, responder un correo electrónico después del horario laboral). |
Visión como sistema dinámico: no son aislados, sino que se interrelacionan. Si en alguno de ellos se entra en conflicto, entonces se afecta el bienestar digital.
También podemos considerar el impacto de transformaciones socioculturales más amplias en el bienestar digital. El diseño adictivo es indicador de una creciente mercantilización de nuestra atención por parte de los “empleadores virtuales invisibles” que a menudo, sin nuestro consentimiento explícito o incluso consciente, desdibujan nuestros roles como consumidores y trabajadores. Además, podemos considerar los procesos de aceleración y la responsabilidad individual como contextos más amplios que dan forma a las experiencias de bienestar digital.
La investigación actual sobre la relación entre el uso de los medios digitales y el bienestar se encuentra en un callejón sin salida porque los modelos conceptuales parecen inadecuados para capturar la complejidad de las relaciones que los individuos tienen con los medios digitales; por otro lado, los enfoques empíricos conducen a hallazgos inconsistentes y son criticados por carecer de rigor metodológico.
Es posible superar este callejón sin salida mediante la construcción de una nueva teoría del bienestar digital que se centre en las experiencias momentáneas de equilibrio entre la conectividad y la desconexión. Estas experiencias surgen de las interacciones entre personas, dispositivos y contextos que pueden modelarse e investigarse empíricamente como vías en un sistema dinámico de bienestar.
Un enfoque de sistema dinámico para el bienestar digital puede aportar nuevos conocimientos sobre los mecanismos que llevan a las personas a experimentar problemas con el uso de los medios digitales. Además, puede ayudar a comprender en qué circunstancias las intervenciones de bienestar digital, como los programas de desintoxicación digital o las herramientas de tiempo de pantalla, tienen más o menos éxito.
Persona | Dispositivo | Contexto |
---|---|---|
Valoraciones afectivas y cognitivas de la conectividad digital | Características estables | Características estables |
– Vigilancia online – Sobrecarga cognitiva – Estrés digital – Ansiedad de aprobación social – Estrés digital – Disfrute de los medios – Culpa/vergüenza del tiempo frente a la pantalla | – Abstinencia a largo plazo – Resistencia de los teléfonos inteligentes – Sistemas operativos y funcionalidades integradas de bienestar digital – Aplicación instalada, incluidas las aplicaciones de bienestar digital – Configuración/ características de la aplicación | – Horarios y lugares con límites claros |
Rasgos estables | Características momentáneas | Características momentáneas |
– Extraversión – Impulsividad – Rasgo de ansiedad – Autocontrol – Miedo a perderse algo | – Abstinencia a corto plazo – Dispositivo mera presencia – Notificaciones – Curación algorítmica – Función de reproducción posterior | – Objetivos y obligaciones en competencia, potencialmente de roles sociales en competencia – Presión real y percibida por desconectar – Normas de disponibilidad y reciprocidad – Reglas, expectativas, políticas, castigos y recompensas formales e informales |
Estados afectivos y cognitivos momentáneos | Comportamientos inducidos por dispositivos | Transformaciones socioculturales de la sociedad |
– Estado anímico – Estrés – Agotamiento – Estado de aburrimiento – Atención plena – Miedo a perderse algo | – Repertorios mediáticos – Rutinas de control habituales – Comportamientos compulsivos | – Mercantilización de la atención – Aceleración – Control/ responsabilidad |
Referencias
- Traducido y adaptado por Sandra Raquel Tovar Torres, octubre 2021, a partir de Vanden A., M. M. P. (2020). Digital Wellbeing as a Dynamic Construct. https://www.researchgate.net/publication/341738903_Digital_Wellbeing_as_a_Dynamic_Construct