Identidad y participación en la era digital
Introducción
Es un placer encontrarte en esta segunda clase del curso Ciudadanía digital y ecologías del aprendizaje, donde continuamos reflexionando a propósito de las formas en que transitamos a través de los distintos espacios virtuales que se encuentran a nuestra disposición. Hasta el momento, tenemos un panorama acerca del concepto de ciudadanía digital, durante esta sesión, nos enfocaremos en un aspecto que resulta medular para poder ejercerla: la identidad digital.
La identidad digital es el parteaguas de la convivencia en espacios virtuales: a partir de las semejanzas o diferencias entre los distintos perfiles que habitan la sociedad digital es posible generar lazos y establecer mecanismos para la creación de grupos. Las asociaciones que surgen a partir de la identidad digital derivan en la participación de carácter ciudadano, pero también en actividades como la prosumición y demás redes colaborativas.
Sin más que agregar, te invito a permanecer en nuestra clase.
Desarrollo del tema
Configuración de la identidad digital
Desde nuestro nacimiento, los seres humanos poseemos una serie de rasgos que nos caracterizan frente a los otros; mientras algunos de ellos son producto de nuestro desarrollo biológico (complexión, sexo, etc.), otros más son adquiridos durante nuestros procesos de socialización, donde el contexto juega un papel importante. Este conjunto de peculiaridades nos otorgan identidad dentro de las dinámicas sociales en las que participamos y, aunque aparentemente se trata de un fenómeno que tiende a ser estable, hoy el espacio virtual se ha encargado de redefinir la identidad desde la liquidez propia del universo digital.
Hacia 1995, Sherry Turkle describió al ciberespacio como “el laboratorio de la identidad más grande de la historia”; en su libro Life in the Screen: Identity in the Age of the Internet, la directora del Institute of Technology and Self plantea la posibilidad que tienen los cibernautas para reinventarse, explorar su personalidad y establecer vínculos desde distintas identidades a través de los múltiples foros de encuentro que la web ofrece. La fluidez del espacio digital posibilita moldear los rasgos que nos conforman, en palabras de Naief Yehya (2018), la virtualidad nos brindó “la oportunidad de conocernos mejor como especie, reconocer, con mejores herramientas, la relación entre el cuerpo y las complejidades de la identidad al proveer de recursos que empujaban hacia la personalización del usuario”. Esta personalización no solo incluye datos personales, también involucra intereses, sexualidad, situación social, económica, étnica, orientación política y demás. Para conocer cómo se configura lo que hoy denominamos identidad digital, partiremos de su definición y el posterior desglose de sus componentes.
¿Qué es la identidad digital?
Una construcción compleja, personal y social, consistente en parte en quien creemos ser, cómo queremos que los demás nos perciban y cómo, de hecho, nos perciben en los medios electrónicos.
(Wood y Smith, 2005)
La identidad digital se construye a partir de las habilidades digitales que el cibernauta posee, pues buena parte de la información se revela a través de sus interacciones en las distintas redes de la web, las maneras en que socializamos o las formas en que gestionamos nuestra privacidad en los medios digitales. De acuerdo con el estudio realizado por Fundación Telefónica (2013), y siguiendo lo establecido por F. Georges (2011), la información que conforma la identidad digital es la siguiente:
- Los datos de identidad individual. Nombre, fecha de nacimiento, ubicación geográfica, vías de contacto, ocupación, idioma, imágenes de sí, etc.
- Datos de comportamiento. El historial de navegación despliega informes sobre las transacciones, acceso a distintos sitios web y frecuencia de visita a los mismos, preferencias, etc.
- Datos derivados. Son atributos derivados de los distintos perfiles de los usuarios; a partir de ellos, se valoran actividades como la otorgación de un crédito, la influencia del usuario y su predilección hacia una u otra actividad.
- Datos generados por el usuario. Opiniones, redes laborales y profesionales a las que pertenece, gustos en aplicaciones sociales, valoraciones de productos, interacciones en foros.
A partir de esta serie de datos, se estructura una identidad para cada uno de los cibernautas. Esta identidad posee las siguientes características:
- Es social: En ella recaen las interacciones virtuales de las personas, la identidad soporta los procesos de socialización digital.
- Es subjetiva: En la conformación de la identidad digital, se integra la subjetividad de los distintos usuarios.
- Añade valor: Contar con una identidad permite a los usuarios acceder a múltiples servicios digitales.
- Es compuesta: No solo se conforma por lo que el usuario revela de sí, sino por las huellas digitales que arrojan sus interacciones.
- Posee dinamismo: Se encuentra en constante cambio, fluye de acuerdo a los intereses y tendencias.
- Es contextual: Según el contexto en que se inserta el usuario, su identidad puede variar para adaptarse a los fines que persigue en determinado momento.
- Es cronológica: La información que conforma una identidad digital se almacena y permanece en la web de manera cronológica.
Debido a esta serie de características, la identidad en los espacios digitales representa una posibilidad no solo para moldear nuestra personalidad y potenciar los aspectos de mayor predilección, sino que permite insertarnos en grupos de nuestro interés, generar historiales y modificarlos cuando mejor nos parezca. Por otro lado, aunque los datos de nuestra identidad digital se almacenan, es posible generar una vuelta de tuerca y reinventarse cuando se considere necesario (cambio de esfera laboral, residencia, pasatiempos, etc).
A continuación, analiza detenidamente el recurso digital y da clic en el menú horizontal para cambiar de diapositiva.
Contar con un perfil que muestre tus habilidades y preferencias resulta de gran utilidad en la convivencia digital, no obstante, la identidad digital no se compone solo de lo que establecemos a priori: las opiniones que emitimos, el lenguaje que utilizamos, el contenido al que otorgamos nuestros me gusta o el que compartimos, es otra forma de delinear nuestra presencia digital. Es vital que exista coherencia entre la elaboración de nuestros perfiles, que funcionan como una carta de presentación dentro de la virtualidad, y el contenido que consumimos y valoramos durante nuestras interacciones sociales. Hoy, contar con una identidad digital ha promovido la disminución de brechas en distintas esferas (política, social, artística o académica) a través de la participación.
Participación desde la ciudadanía digital
Aunque la ciudadanía digital se enfrenta a retos que residen en las desventajas estructurales, mayormente de índole educativo y económico que han derivado en la desigualdad tecnológica, quienes se han sumado a la alfabetización en espacios virtuales hoy muestran mayor apertura a la participación en redes sociodigitales. Esta participación puede ocurrir de distintas maneras, entre las que destacan las acciones de carácter político, la actividad de prosumición y las dinámicas contemporáneas de comercio.
Para ejercer estas distintas formas de participación desde la ciudadanía digital es necesario disminuir las brechas tecnológicas que hoy constituyen un mecanismo más para la exclusión en distintos ámbitos. Dotar a la sociedad de las habilidades necesarias para habitar los espacios digitales de forma efectiva y segura es una de las tareas que deben garantizarse desde el Estado con apoyo de las instituciones educativas. Constantemente los dispositivos y plataformas se actualizan; familiarizarse con distintos nichos digitales es una actividad que requiere alfabetización, pues se trata de entornos que innovan a velocidades vertiginosas.
Conclusión
Hemos finalizado la segunda sesión de nuestro curso. Este trayecto formativo apenas va comenzando, espero que la información presentada te sea provechosa para mejorar tu perfil cómo ciudadano digital y, de esta forma, aprovechar las distintas herramientas que los espacios virtuales nos ofrecen. Es importante que de esta clase recuerdes los siguientes aspectos:
- La identidad digital se conforma de distintos elementos, que en su conjunto brindan confiabilidad y propician la formación de redes de colaboración a diversos fines.
- A partir de una identidad digital bien constituida, es posible ejercer una participación efectiva de carácter político, académico y comercial en la web.
- Para lograr una participación digital desde una perspectiva democrática, es necesario eliminar las brechas existentes en cuestión de infraestructura, pero también de acceso a la formación en habilidades TIC y en competencias digitales.
Para finalizar, te pido que realices la tarea asignada, nos vemos en la siguiente sesión, para ampliar los temas de este curso. ¡Adelante!
Fuente de información
- Zamora Saenz, Itzkuauhtli. (2020). Una aproximación a la ciudadanía digital en México: acceso, habilidades y participación política. Cuaderno de investigación No. 72, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República, Ciudad de México, p. 27.