La Escuela Mexicana de Pintura
Introducción
¡Bienvenido nuevamente! Nos encontramos en tu curso sobre arte mexicano; el objetivo de la sesión es conocer los aportes de la denominada Escuela Mexicana de Pintura, del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, del “Renacimiento mexicano”, de los Tres Grandes (José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros) y del movimiento muralista, que, en su conjunto, forman un grupo temático de considerable repercusión en la historia del arte mexicano moderno, que va de la década de las décadas de 1920 a 1950.
Durante la sesión, revisaremos el origen del renacimiento, a partir de sus postulados florentinos; su actualización hacia el contexto mexicano y las obras más importantes de esta corriente artística.
Sin otro particular, te invito a continuar con la sesión, ¡ánimo!
Desarrollo del tema
La Escuela Mexicana de Pintura
La Escuela Mexicana de Pintura se refiere a una etapa específica de la producción plástica de los artistas nacionales y extranjeros que trabajaron en el país desde 1921 hasta finales de la primera mitad del siglo XX. En un sentido amplio incluye al muralismo; no obstante, los miembros que la integran produjeron obras en caballete y mural con un sentido nacionalista para representar al “nuevo ser mexicano”; participaron en las misiones culturales e integraron asociaciones político-artísticas.
La Escuela Mexicana de Pintura emerge con una función social redentora: hacer del artista la voz del pueblo, donde el muralismo asume una tarea pedagógica: reflejar el credo humanista y la épica de la Revolución. En su arte es perceptible una indigenización estetizada, ya que hay una presencia creciente del indígena en los pinceles de Siqueiros, Rivera y Jean Charlot, que a menudo retratan a un prototipo de mujer mexicana, a diferencia de Orozco, que se inclina por el drama de pueblo.
El Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores
Con el manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de 1923, como estandarte del movimiento muralista, siendo Siqueiros su vocero principal, se realizaron kilómetros de pintura mural en edificios públicos como soportes de temas que reflejan problemáticas sociales y asuntos históricos; esto significaba también la punta de lanza de una plástica propiamente mexicana. Sus miembros reconocen un rol colectivo y su adhesión al movimiento del arte social que a partir de ese año enarbola el Sindicato. Su órgano oficial era el periódico El Machete.
El Renacimiento Mexicano
El artista francés radicado en México, Jean Charlot, llamó a este período renovador y de efervescencia cultural el renacimiento mexicano, equiparandolo al renacimiento italiano.
El término “renacimiento” se utilizó como analogía al sentido que los tratadistas, pintores y escultores del Renacimiento florentino dieron a la palabra “Rinascita” en el siglo XV. En el caso mexicano, el renacimiento implicaba un parteaguas con la época anterior y que la gesta revolucionaría requería. En el renacimiento artístico mexicano se pretendía hacer del artista la voz del pueblo
Siqueiros lo desarrolló teórica y temporalmente en sus escritos como “una nueva manera de producción funcional social pública en el arte”. A este periodo se integran los pintores socialistas Ramón Alva de la Canal, Jean Charlot, Xavier Guerrero, Fermín Revueltas y Fernando Leal, entre otros de generaciones posteriores, que redescubrieron el empleo del fresco y de la encáustica, pero además emplearon nuevas técnicas y materiales que aseguran vida indefinida a sus obras de realismo social.
La influencia de José Vasconcelos y Manuel Gamio fue determinante para considerar al primer brote del movimiento muralista como si fuera la Italia renacentista. En efecto, será en el periodo ministerial de José Vasconcelos que el nacionalismo modernista y la revolución artística se cuela a los cuadros de caballete y los murales de Rivera, Siqueiros, Orozco y de un séquito de pintores de oficio que despuntan en el panorama artístico atraídos por la mística educativa y cultural del antiguo ateneísta.
El muralismo en México se desarrolló a partir de distintas técnicas
Los Tres Grandes
Así se les conoce a José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Lo indígena y arqueológico puede destacarse en Rivera; en Orozco prevalece un pesimismo crítico; en Siqueiros predomina la búsqueda de soluciones plásticas y nuevas técnicas.
- Diego Rivera nació el 8 de diciembre de 1886, en Guanajuato. En 1921 regresó a México invitado por José Vasconcelos para participar en el proyecto muralista, un año después ejecutó su primera obra mural, La Creación (1922), en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. Desde entonces y hasta su muerte, alterna su labor de muralista con su intensa producción de dibujos, acuarelas y pintura de caballete; así como con su actividad política. De 1923 a 1926 ejecutó alrededor de ciento sesenta y tres frescos en los muros de la Secretaría de Educación Pública y de la Escuela Nacional de Agricultura, de Chapingo; construyó el Museo Anahuacalli, en 1955. Rivera forma parte de la Triada de la Escuela Mexicana de Pintura. Murió en la Ciudad de México el 24 de noviembre de 1957.
- David Alfaro Siqueiros nació el 29 de diciembre de 1896, en Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua. Hizo murales junto con Rivera y José Clemente Orozco en la Escuela Preparatoria Nacional. Fue fundador del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, y de su publicación El Machete. Miembro activo del Partido Comunista Mexicano. En los años treinta realizó murales en Estados Unidos y Argentina. Entre 1952 y 1960 realizó diversos murales y pintura de caballete de contenidos subversivos. Su actividad artística estuvo siempre ligada a una intensa vida política; abogó por un arte monumental de exaltación heroica, de fuertes contenidos ideológicos para el público. Publicó No hay más ruta que la nuestra y Cómo se pinta un mural. “El Coronelazo”, como lo llamaban, murió el 6 de enero de 1974, en Cuernavaca.
- José Clemente Orozco, nacido en Ciudad Guzmán (Zapotlán el Grande), Jalisco, en 1883. Desde adolescente, admiró los grabados de José Guadalupe Posada. Inició como caricaturista en los periódicos El Ahuizote, L’ABC y La Vanguardia, entre otros. Participó en la exposición de artistas mexicanos para festejar el Centenario de la Independencia de 1910, organizada por el Dr. Atl; vivió e ironizó los sucesos de la Revolución mexicana. Forma parte de la triada de muralistas (con Rivera y Siqueiros) que internacionalizaron la llamada Escuela Mexicana de Pintura. Entre los años de 1922 y 1941 realizó decoración mural en recintos de la Ciudad de México, Orizaba, Guadalajara, Michoacán, además de Los Ángeles, Nueva York y New Hampshire en Estados Unidos. Orozco dio a conocer su Autobiografía en 1945, en la que se expresa en favor de un arte emotivo y absoluto en una época convulsa. El “genio furioso” falleció en la Ciudad de México en 1949.
El movimiento muralista
El muralismo surgió como filosofía y eje de la política cultural de José Vasconcelos, ministro de Educación Pública en el gobierno de Álvaro Obregón. Bajo el mecenazgo del Estado, el muralismo podría ubicar sus inicios hacia el año de 1921, que es el fin de la revolución armada y a su vez el principio de la revolución en el arte.
De esta época son los murales precursores de Roberto Montenegro en la capilla del ex convento de San Pedro y San Pablo con el tema de la Santa Cruz. Un año después, Diego Rivera concluiría La Creación en el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria.
El movimiento muralista se distinguió por estar relacionado estrechamente con las ideas políticas y sociales de sus militantes. Era un arte nuevo para el pueblo. Un arte público y monumental. Una nueva fe en busca de “la esencia de la nacionalidad”.
Desde los años 20 hasta los 60 del siglo anterior, el arte mural fue la gran manifestación artística de la nacionalidad mexicana. Se desplegó a lo largo del país en recintos como la SEP, el Hospicio Cabañas, el Hospital de la Raza, el Palacio de Bellas Artes, por citar unos cuantos. En la década de 1930 comenzó a internacionalizarse cuando Rivera, Orozco y Siqueiros hicieron pintura decorativa en los Estados Unidos.
Reflexiona
Ahora, contesta las siguientes preguntas a partir de tu reflexión::
- ¿Qué se entiende por Escuela Mexicana de Pintura?
- ¿En qué radica la importancia del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores?
- ¿Qué se entiende por “Renacimiento mexicano”?
- ¿Quiénes son y qué representan los Tres Grandes?
- ¿Qué se entiende por movimiento muralista mexicano?
Conclusión
En esta clase conociste a los actores principales de la denominada Escuela Mexicana de Pintura, que abarca un periodo de aproximadamente de 1920 a 1950, cuya vertiente nacionalista descansa en la política cultural y el programa educativo de José Vasconcelos, antiguo ateneísta.
El movimiento muralista tuvo alcances no sólo en el país sino en el extranjero que influyó en varios artistas que conocieron a los Tres Grandes: Rivera, Orozco, Siqueiros, en cuya obra monumental se expresaron problemáticas sociales y temas históricos o costumbristas, desde muy diversos estilos y técnicas.
Desde los años 20 hasta los 60 del siglo anterior, el arte mural fue la gran manifestación artística de la nacionalidad mexicana. Se desplegó a lo largo del país en recintos como la SEP, el Hospicio Cabañas, el Hospital de la Raza, el Palacio de Bellas Artes, por citar sólo unos cuantos. En la década de 1930 comenzó a internacionalizarse cuando Rivera, Orozco y Siqueiros hicieron pintura decorativa en los Estados Unidos. Si Jean Charlot llamó a este período renovador y de efervescencia cultural el renacimiento mexicano, Siqueiros lo desarrolló teórica y temporalmente en sus escritos como “una nueva manera de producción funcional social pública en el arte”.
Fuentes de información
- PDF. Conde, Teresa del (1994), Historia mínima del arte mexicano en el siglo XX, México, Attame Ediciones.
- PDF. Híjar Serrano, Alberto, Comp. (2007), Frentes, Coaliciones y Talleres. Grupos visuales en México en el Siglo XX, México, CENIDIAP, pp. 49-57.
- PDF Charlot, Jean (1985), El renacimiento del muralismo mexicano, México, Editorial Domés, pp. 76-89.
- PDF. Manrique, Jorge Alberto (2000), «El proceso de las artes: 1910-1970», en Arte y artistas mexicanos del siglo XX, México, Conaculta, pp. 11-26.