Fisiopatología y manifestaciones clínicas
de las artropatías más comunes
Introducción
¡Te doy una calurosa bienvenida a esta sesión del curso «Dosificación de agentes físicos terapéuticos en la mano reumática»! En esta primera clase, nos adentraremos en el emocionante mundo de las afecciones articulares relacionadas con enfermedades reumáticas. Aquí, tendrás la oportunidad de identificar las artropatías más comunes que afectan a los pacientes reumáticos y aprender a reconocer las manifestaciones clínicas características asociadas a cada una de ellas. Además, te convertirás en un experto en la clasificación de estas afecciones según su cuadro clínico.
Cuando hablamos de enfermedades ligadas a las articulaciones, nos sumergimos en un vasto mar de entidades médicas con diversas causas y manifestaciones. Como punto de partida, enfocaremos nuestra atención en las artropatías relacionadas con enfermedades reumáticas. Aunque esta categoría es amplia y está en constante evolución, para simplificar nuestro curso, nos centraremos en dos de las afecciones reumáticas más prevalentes: la artritis reumatoide (AR) y la artrosis, también conocida como osteoartritis (OA) o enfermedad degenerativa articular.
La artritis reumatoide destaca como el ejemplo más representativo de las artropatías inflamatorias. Exploraremos en detalle sus características y los procesos inflamatorios agudos que dañan las articulaciones. Por otro lado, la artrosis representa el grupo de artropatías degenerativas, que, aunque son las más comunes, no presentan una inflamación significativa. Estas dos categorías, en teoría, se diferencian claramente, pero en la práctica, las distinciones pueden volverse borrosas. Aquí radica la importancia de identificarlas y distinguirlas adecuadamente, ya que esto nos permitirá ofrecer tratamientos fisioterapéuticos precisos y efectivos según cada situación.
Con esta introducción, damos inicio a nuestra clase. ¡Sigamos aprendiendo juntos!
Desarrollo del tema
Artrosis
La artrosis es una enfermedad resultante de diversos factores que causan daños en la estructura de las articulaciones sinoviales y, por ende, alteraciones en su funcionamiento. Su incidencia es alta a nivel mundial, especialmente a partir de los 35 a 40 años, y se vuelve más común en adultos mayores, siendo prácticamente universal a partir de los 80 años.
Además de la edad, existen factores no modificables que pueden contribuir al desarrollo de la artrosis, como el sexo, el genotipo, la raza y la densidad mineral ósea. Entre los factores modificables que pueden agravar la condición se encuentran los traumatismos, la obesidad y la falta de fuerza muscular. A continuación, presentaremos una tabla para clasificar la artrosis.
Clasificación de la artrosis
Artrosis primaria (idiopática) | Artrosis secundaria | Endémica |
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– Localizada – Generalizada: Tres o más zonas articulares | – Postraumática – Congénita – Por trastornos óseos y articulares preexistentes – Por metabolopatías – Neuropática o endocrina – Por motivos repetitivos – Por inmovilización | – |
Fisiopatología
En el caso de la artrosis primaria, cuando el cartílago articular se ve afectado, ya sea por causas degenerativas o traumáticas, aumenta su contenido de agua, lo que reduce su resistencia a la tracción. Las fibras de colágeno se desorganizan y la producción de proteoglucanos se acelera, lo que provoca un aumento inicial en el grosor del cartílago, seguido de su adelgazamiento. A nivel histológico, los condrocitos incrementan su actividad metabólica antes de disminuir, lo que resulta en una reducción de los proteoglucanos y un aumento en la rigidez del cartílago. La superficie uniforme del cartílago comienza a agrietarse debido a la ruptura de las fibras de colágeno, lo que provoca fibrilación y, en las primeras etapas, una reacción inflamatoria. Esto se manifiesta con rigidez y dolor articular después de la actividad física.
Fuera de la articulación, el metabolismo óseo del hueso subcondral se vuelve anormalmente activo, lo que aumenta su densidad y dureza, dando lugar a la formación de espolones óseos en los márgenes articulares, conocidos como osteofitos. Esto limita la movilidad y modifica la congruencia y forma de las articulaciones, afectando el eje biomecánico articular. Esto puede llevar a una mayor degradación del cartílago y la exposición del hueso subyacente, que se vuelve más denso.
La falta de cartílago y la presión en las áreas óseas descubiertas causan fricción y microfracturas, que, al consolidarse, aumentan la dureza del hueso. Además, el líquido sinovial puede infiltrarse a través de las fisuras óseas y formar quistes subcondrales. Con el tiempo, estas condiciones pueden destruir los componentes articulares, generando inestabilidad y deformidad.
Manifestaciones clínicas
Las primeras áreas afectadas suelen ser las articulaciones interfalángicas proximales (con nódulos de Bouchard) y las interfalángicas distales (con nódulos de Heberden), así como la articulación trapecio metacarpiana (rizartrosis), las intercarpianas y la primera articulación metatarsofalángica (hallux rigidus). El dolor es uno de los síntomas más notables y se desencadena y agrava principalmente con el movimiento y la carga, aliviándose con el reposo. La rigidez articular, que es más evidente por la mañana y de corta duración (de 15 a 30 minutos), también es un síntoma común.
(Fuente: Healthwise, Incorporated)
Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es una enfermedad poliarticular inflamatoria que presenta manifestaciones sistémicas y extraarticulares. Se caracteriza por ser simétrica y de naturaleza autoinmune, con períodos de exacerbación y remisión. Suele afectar predominantemente a mujeres entre los 40 y 60 años. Aunque su causa exacta es desconocida, factores genéticos, alimentación, tabaquismo, salud emocional, traumatismos o condiciones climáticas pueden desencadenarla.
Fisiopatología
En la membrana sinovial, se inicia un proceso inflamatorio agudo después de la activación del sistema inmunológico. Esto provoca vasculitis, perivasculitis y congestión de los vasos sanguíneos, con la consiguiente inflamación y la hiperplasia de la membrana sinovial. A medida que la inflamación persiste y la membrana sinovial se engrosa, se desarrollan digitaciones de tejido sinovial que avanzan hacia el cartílago articular y erosionan gradualmente el hueso, causando la destrucción de la articulación y su posible fusión o anquilosis ósea.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de la artritis reumatoide incluyen inflamación, dolor, edema, aumento de la temperatura, enrojecimiento y pérdida de la función en las articulaciones. Las articulaciones afectadas inicialmente suelen ser las pequeñas de las manos, como las interfalángicas proximales y metacarpofalángicas, así como las muñecas, tobillos y articulaciones metatarsofalángicas. El dolor suele ser más notable después de periodos de reposo debido a la acumulación de líquido sinovial, pero tiende a disminuir con la actividad física, ya que esta facilita la reabsorción del líquido. La rigidez matutina es característica y suele durar de 30 minutos a una hora, disminuyendo con la movilización articular. La deformidad de las manos, como el dedo en cuello de cisne, el dedo en ojal o boutonnière, el dedo en ráfaga o subluxación volar y el pulgar en Z, es típica de la artritis reumatoide.
También, la AR puede ser de presentación seronegativa (ausencia de factor reumatoide en suero sanguíneo) o seropositiva (factor reumatoide presente en suero sanguíneo), en este último caso, condicionando la aparición de síntomas sistémicos más severos.
Conclusión
Como has podido identificar, las patologías presentadas comparten algunas similitudes en cuanto a las estructuras afectadas, especialmente las pequeñas articulaciones de las manos, que son las primeras en mostrar cambios. Ambas enfermedades son de curso crónico y progresivo, lo que puede llevar a limitaciones funcionales y discapacidad en los pacientes que las padecen. La exploración física revela dolor, rigidez y deformidades que son clave para establecer un diagnóstico clínico preciso.
La artritis reumatoide es la principal artropatía inflamatoria y se caracteriza por la inflamación, que es el signo más distintivo y la principal causa de los síntomas dolorosos en los pacientes con esta afección. Por otro lado, la artrosis es el resultado de una serie de cambios en la estructura y biomecánica articular, ya sea de origen idiopático o secundario.
Es fundamental tener en cuenta tanto las similitudes como las diferencias significativas entre estas enfermedades para brindar atención especializada y pertinente a los pacientes, mejorando así su calidad de vida. Además, este conocimiento te será de gran utilidad para avanzar satisfactoriamente en este curso, cuyo objetivo es proporcionarte habilidades y conocimientos en el uso de medios terapéuticos que pueden ayudarte en el tratamiento de manifestaciones específicas de estas patologías.
Espero que esta primera clase haya sido de tu agrado y te haya proporcionado una base sólida para comprender estas enfermedades. Te invito a completar las evaluaciones y tareas correspondientes para poner a prueba tus competencias en esta sesión y poder avanzar con éxito en el curso.
Fuentes de información
- Turrión, A., Martín, R., Pérez, A., & Álvarez, M. (2017). Artritis reumatoide. Medicine, 12(28), 1615-1625. http://www.residenciamflapaz.com/Articulos%20Residencia%2017/109%20Artritis%20reumatoide%20MEDICINE%2003-17.pdf
- Harris, H., & Crawford, A. (2015). Diagnóstico y tratamiento de la artrosis. Nursing, 32(5), 26-31. https://www.elsevier.es/es-revista-nursing-20-pdf-S0212538215001636
- American College of Rheumatology. (2023).https://rheumatology.org/es